30 días de búsqueda desesperada de la joven Malén Zoe en Mallorca
La muchacha de 15 años desapareció tras salir del instituto Ortiz fue vista por última vez en una parada de autobús
Familiares y amigos de Malén Zoe Ortiz Rodríguez, la joven de 15 años desaparecida hace cuatro semanas en Calviá (Mallorca), han empapelado la isla con su cara sonriente. Menos en Magaluf-Sa Porrassa. En este lugar despersonalizado, entre el campo abandonado y las urbanizaciones turísticas y populares, fue vista por última vez la joven desaparecida el pasado 2 de diciembre. Su teléfono móvil también quedó ese día mudo, fuera de servicio.
Desde entonces, un amplio dispositivo de fuerzas de seguridad y emergencias peina la isla en su busca y ni siquiera en Navidad han dejado de hacerlo, aunque hayan reducido los esfuerzos. Este jueves un grupo de 50 efectivos volvió a rastrear el entorno fronterizo de bosque, cultivos olvidados, malezas, casas rurales en ruinas y, también, lujo de campo de golf y chalés donde desapareció la chica.
Ninguna hipótesis está descartada. Las últimas noticias de Malén Zoe Ortiz son una llamada a su novio anunciándole que iría a comer con él porque se había dejado las llaves de casa y otra advirtiendo de ello a su padre, que anotó una amiga de este.
Nunca hasta ahora en Mallorca se había vivido una búsqueda con semejante despliegue de personas y medios, tan larga e infructuosa
Buena parte de la isla de Mallorca vive en vilo. La joven —delgada, de 1,60, pelo moreno lacio—, que nació en Mendoza (Argentina) y llegó a la isla a los dos años, salió de su instituto y fue vista en una parada de autobús de Magaluf, no muy lejos de su vivienda y cerca de la costa. Llevaba la mochila con libros y un patinete verde flúor. Vestía chaqueta vaquera, camisa de leñador, pantalones rasgados y calzaba alpargatas rosas. “Barajamos las dos vías por igual: la desaparición voluntaria o la forzada”, señaló un portavoz de la Guardia Civil. “Tenemos un montón de pistas. Pero los investigadores no nos permiten explicarlas".
Nunca hasta ahora en Mallorca se había vivido una búsqueda con semejante despliegue de personas y medios, tan larga e infructuosa. El caso de Malén es un tema central para los medios locales y se ha convertido en el primer titular de los noticiarios de la radio televisión balear ib3, que sigue el día a día del caso.
Pero la investigación está bajo secreto judicial. El esfuerzo indagador es notable: se acumulan ya más de 4.000 horas (por la suma de las jornadas de cada uno de los agentes); los especialistas están atento a las redes sociales y, al tiempo, unidades caninas adiestradas en el rastreo de cuerpos humanos husmean con intensidad, “al venteo”.
Alejandro Ortiz, el progenitor, expresó hace días cierto desespero: "Me estoy preparando para lo peor"
El penúltimo día del año cuatro buzos del grupo especial de actividades subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil se lanzaron al mar, entre cala Figuera y la playa del Mago, para explorar un kilómetro de litoral. “Para buscar y descartar un tramo”, explicó el portavoz del instituto armado. Es el mar más próximo al lugar donde se pierde la pista de Malén. Ahora las aguas del fondo no están turbias porque amainaron las olas y el viento. Para acelerar los trabajos un buzo usó una turbina propulsora y otro fue arrastrado por una lancha.
Un helicóptero del instituto armado sobrevoló la superficie marina. Esta unidad aérea, con cámaras especiales, buscó durante días en vano entre pinos y peñas. Las grabaciones de las cámaras de seguridad de la barriada que frecuenta la joven desaparecida han sido repasadas en busca de indicios. También las cuevas, acequias, masas de zarzales y cañizo.
Decenas de guardias, policías y voluntarios, han recorrido, por tramos toda la zona. Han cuadriculado la geografía de esta esquina de Calvià, indagado en casetas, vertederos de basuras y otros de podas de árboles. Se han llegado a vaciar sumideros de alcantarillas y pozos negros. Y, mientras, cientos de llamadas y sospechas han sido contrastadas.
En la operación de búsqueda voluntarios de Protección Civil, Policía Local de Calvià y muchas amistades de la familia. Se peina esta esquina de Mallorca, literalmente, por tierra, mar y desde el aire. Hace unos días, los buzos se zambulleron en los pequeños estanques artificiales de un campo de golf de Ponent. Usaron, pértigas, cuerdas lastradas y cámaras submarinas en unas aguas enlodadas y poco profundas. Este jueves han desbrozado el terreno con un quitahierbas y una patrullera regresó al mar. Sin resultados.
Los padres, que están separados, lanzan mensajes públicos paralelos en demanda de auxilio. Ambos alertaron inicialmente de una fuga voluntaria. Todo parece haber cambiado con los días. Alejandro Ortiz, el progenitor, expresó hace días cierto desespero. "Me estoy preparando para lo peor".
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