Margallo aviva el debate catalán: “La independencia es una vía sin salida”
El ministro lituano de Exteriores dice que es “incorrecto” comparar a Cataluña con su país
El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, no ceja en su empeño de segar la hierba bajo los pies a cualquier apoyo internacional al proyecto soberanista catalán. Esta mañana ha aleccionado a su homólogo lituano, Linas Linkevicius, sobre las diferencias entre el proceso catalán y el que llevó a la independencia de las repúblicas bálticas, a principios de los noventa. El paralelismo lo buscaron los independentistas catalanes al haberse inspirado en la llamada Vía Báltica –una cadena humana de 600 kilómetros que reclamó en agosto de 1989 la independencia de Estonia, Letonia y Lituania de la URSS—para organizar la Vía Catalana del pasado 11 de septiembre.
Bajo la mirada de Margallo, el jefe de la diplomacia lituana ha dicho hoy que es “muy incorrecto” comparar la situación de Cataluña con la de Lituania y a la Unión Soviética de entonces con la España actual, que forma parte de una unión de estados democráticos como es la UE. Midiendo sus palabras, Linkevicius se ha mostrado convencido de que España “podrá resolver por sus propios medios algunas cuestiones internas”, en alusión al reto soberanista.
Margallo, por su parte, ha asegurado que la Vía Catalana a la independencia es una “vía sin salida” y ha advertido: “Cuanto antes se abandone una vía que es puro ilusionismo, menos tiempo haremos perder a la gente y menos frustración generaremos”. Tras subrayar que la hipotética independencia “crearía un problema tremendo para Cataluña y para el resto de España, para las dos partes sería catastrófico”, ha ido un paso más en sus advertencias sobre las negras perspectivas de una Cataluña independiente: según el ministro, no solo quedaría automáticamente fuera de la UE, sino que tampoco podría ingresar, ya que no cumpliría el primer requisito para entrar en el club europeo: ser un Estado independiente reconocido como tal por la comunidad internacional.
Hace un mes y medio, Margallo tuvo que movilizarse después de que el primer ministro lituano, Algirdas Butkevicius, en declaraciones a una agencia de noticias catalana, se mostrase favorable al derecho de autodeterminación de Cataluña, al igual que su homólogo letón. Exteriores convocó a los embajadores de las dos repúblicas bálticas en Madrid y, a continuación, ambas difundieron sendas notas de rectificación en las que alegaban que las declaraciones de sus mandatarios habían sido malinterpretadas. El caso de Lituania era particularmente preocupante, pues dicho país ostenta hasta final de año la presidencia de turno de la UE.
Ahora, sus interlocutores en Vilna (la presidenta Dalia Gryabuskaite, el ministro de Energía, Jaroslav Neverovic, y su homólogo de Exteriores) han entendido la posición del Gobierno español, “según Margallo, “porque tampoco es muy difícil de entender”.
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