El trayecto desde el “referéndum sí o sí” hasta la “consulta tolerada”
El radical cambio del discurso de Artur Mas desde septiembre del año pasado
Artur Mas ha pasado de defender la celebración de una consulta de autodeterminación en Cataluña dentro o fuera de la ley a defender que esta se haga de forma “tolerada” por el Gobierno. De querer preguntar por un sí o un no al “Estado propio” ha pasado a aceptar una tercera respuesta intermedia. Son solo dos de los cambios que el presidente catalán ha introducido en su discurso en un intento de ceñirse a posiciones más digeribles por el Gobierno central. Aunque el objetivo de fondo —celebrar la consulta— sigue siendo el mismo, los cambios y virajes protagonizados por Mas en las últimas semanas han desorientado incluso a las bases soberanistas.
Las principales variaciones se refieren a la vía para celebrar la consulta, pero también a los condicionantes que podrían llevar a impedirla. Por si fuera poco el viraje se ha mezclado con declaraciones erráticas del propio presidente sobre el calendario y la pregunta que tendría que hacerse a los ciudadanos. Los principales cambios en el discurso han llegado a medida que se ha evidenciado el inicio de una negociación con el Gobierno central. El entorno de Mas considera que lo importante ahora es intentar un acuerdo de mínimos con el Gobierno, por eso él ha ido abandonando posiciones maximalistas para introducir matices en su discurso. Al cambio también han contribuido las disensiones internas en CiU. La negativa de Josep Antoni Duran i Lleida a aceptar la vía claramente independentista ha obligado a Mas a prever, aunque a regañadientes, una tercera vía.
El presidente catalán lanzó la primera gran andanada soberanista en septiembre del año pasado. Tras la masiva manifestación de la Diada y el “no” de Mariano Rajoy a dar a la Generalitat un trato fiscal similar al del País Vasco, Mas optó por reivindicar el “Estado propio” a través de una consulta. En el debate de política general celebrado en el Parlamento autónomo hace un año, el presidente aseguró: “Primero hay que intentarlo de acuerdo con las leyes, y si no se puede, hacerlo igualmente. La consulta debe producirse en cualquier caso. Si se puede hacer la vía del referéndum porque el Gobierno lo autoriza, mejor. Si no, debe hacerse igualmente”. Mantuvo esta firmeza varias semanas. En octubre llegó a afirmar que la consulta se haría “sí o sí”, en lo que se interpretó como un desafío a la legalidad.
Las disensiones con Unió han forzado también a modular las propuestas
Posteriormente, Mas hizo hincapié en que no habría que recurrir a ninguna vía extrema: “Lo haremos amparándonos en la legalidad que existe en el Estado, y si no, intentaremos cambiarlo, y si no, crearemos una nueva o pediremos amparo a Europa o al mundo. Haremos lo que haga falta”.
También ha habido cambios en lo que según Mas debe hacer Mariano Rajoy. Si durante meses el presidente catalán había resaltado que la consulta debía ser pactada, ahora le bastaría con menos. “El Estado tiene una oportunidad para entender que si la consulta, en cualquier caso, de alguna manera legal, se acabará haciendo, es mejor hacerla de una forma perfectamente civilizada y hasta acordada o como mínimo tolerada”, dijo el pasado día 7.
Antes estaba seguro de la permanencia en la UE; ahora solo garantiza el euro
Otro cambio desde el referéndum “sí o sí” es que ahora ya hay alternativa clara a la consulta: unas elecciones en clave plebiscitaria. “Si pese a nuestra voluntad de diálogo no hay negociación posible estoy dispuesto a utilizar todos los instrumentos democráticos y legales con la finalidad de que Cataluña decida libremente, incluida la convocatoria de elecciones”, dijo Mas esta semana. Pese a matizar que las elecciones anticipadas en clave plebiscitaria sobre la independencia no serían un buen escenario, el presidente dejó la puerta abierta a disolver el Parlamento antes de 2016, el final teórico del mandato.
La permanencia o no de Cataluña en la Unión Europea en caso de independencia también ha sufrido cambios dentro del discurso de Mas. En la campaña de las elecciones autonómicas de hace un año no solo defendía que era segura la permanencia, sino que también estaba convencido de alcanzar posiciones de liderazgo. “Queremos y podemos tener una Cataluña puntera en Europa en 2020”, afirmó antes de añadir: “Pretendemos estar muy enganchados a Europa, no separarnos de allí. Nuestro matrimonio actual, por voluntad, es con Europa”.
Las reiteradas advertencias de la Comisión Europea en el sentido de que los tratados impedirían la permanencia de Cataluña en la UE si se independiza ha obligado a Mas a rebajar las expectativas. Ahora solo garantiza permanecer en la moneda única como Andorra o San Marino. “Cataluña, en cualquier caso, estará dentro del euro”, ha dicho estos días.
La pregunta a hacer en el referéndum también ha variado. El pasado octubre el presidente catalán opinó claramente sobre la pregunta a hacer a los catalanes. Era esta: “¿Desea usted que Cataluña se convierta en un nuevo Estado de la UE?” En el debate parlamentario de esta semana Mas ha dado un giro a esta pregunta para incluir la tercera vía que reclama su socio de federación, Josep Antoni Duran Lleida.
En este punto Mas cayó, aparentemente, en otra contradicción. Se distanció de la posición de su socio: “La tercera vía es lo que hemos hecho siempre y, si estamos donde estamos, es porque las terceras vías no han funcionado”, dijo. Pero al mismo tiempo se abrió a preguntar por ella: “Unos dirán: pensamos que para Cataluña es mejor estar dentro del Estado; Habrá otros que dirán que lo que pretenden es mantener el actual orden de las cosas, pero con algún tipo de acuerdo con el Estado español. Y luego habrá algunos que querrán un Estado propio dentro de una Unión Europea”.
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