Rajoy mantiene el pulso con Londres y encara el conflicto “sin prisas”
El presidente hablará con Barroso sobre Gibraltar pero no ve ninguna urgencia
El Gobierno español se está tomando con calma pero sin ceder el conflicto abierto con Gibraltar. La implicación directa en el contencioso del primer ministro británico, David Cameron, no ha variado ni un ápice la postura española de mantener los controles en la Verja (ayer provocaron colas de dos horas) que tanto irritan a los británicos. Mariano Rajoy tiene previsto hablar con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, en respuesta a la petición del premier británico de que Bruselas mande observadores a la frontera con la colonia. Pero no hay prisa ni es una cuestión urgente, según admiten fuentes de La Moncloa. Puede ser hoy o mañana. La mano está tendida para el diálogo bilateral entre Madrid y Londres, pero, mientras llegue el momento de sentarse en la mesa, España mantendrá los controles, “porque son un deber y porque son proporcionados”, insiste La Moncloa.
España sabe que Cameron pidió a Barroso el envío “urgente” de observadores a sabiendas de que Bruselas tenía previsto mandar “en septiembre u octubre” una misión técnica a la zona. La solicitud de Cameron se asemeja a la del ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, de que Londres enviara barcos de la Royal Navy cuando ya sabía que estaban a punto de zarpar hacia el Mediterráneo para participar en unas maniobras programadas.
No obstante, Madrid respondió al último movimiento de Cameron con el anuncio el mismo viernes de que Rajoy y Barroso también iban a hablar de Gibraltar. Los portavoces de Barroso tampoco vieron que hubiera urgencia. Incluso ayer apuntaban que el presidente español y el de la Comisión conversarán mañana. Fuentes comunitarias insisten en que España puede hacer los controles, siempre que estos sean proporcionados, y eso es precisamente lo que dice el Gobierno. Gibraltar los ve “ridículos y desproporcionados”.
El Gobierno, mientras tanto, insiste en mostrar la cara fea de Gibraltar. Primero fue el ministro Miguel Arias Cañete el que reprobó la persistencia de las gasolineras flotantes. Luego llegó la queja de Asuntos Exteriores sobre los rellenos que está haciendo el Peñón para ganar tierra al mar (con arena comprada a España) y ejecutar promociones inmobiliarias. El viernes el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, calificó la divisoria con Gibraltar como “la frontera del contrabando de tabaco”.
La vicepresidenta muestra a Clegg el “desagrado” por los cubos de hormigón
La denuncia y el mantenimiento del pulso por los controles, no obstante, se está combinando con mostrar una predisposición al diálogo. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, durante la conversación que el viernes mantuvo con Nick Clegg, el viceprimer ministro británico, le mostró el desagrado de España por el vertido por parte de Gibraltar de decenas de cubos de hormigón con pinchos, pero a la vez tendió la mano al diálogo entre Madrid y Londres, según fuentes de la Vicepresidencia. Clegg, a quien la prensa de su país ya ha interrogado sobre si hará boicoteo a España (su esposa es española), insistió en el malestar británico por los controles fronterizos. Todo dentro de la cordialidad, pero, en definitiva, “no fue una conversación desatascante”, admiten desde La Moncloa.
Por su lado, el PSOE exigió ayer al Gobierno que entable “ya” un “diálogo directo” con Londres y que ambas administraciones “dejen de hablar a través de los medios y de interlocutores interpuestos”, según señaló el secretario para la UE de los socialistas, Juan Moscoso.
Picardo afirma que “de ninguna manera” retirará el arrecife artificial
Con calma, sin prisas y sin ceder es, por tanto, la premisa española, pese a que el fin de semana no se avecina especialmente calmo. Además de la persistencia de los controles, hoy está previsto que la flota pesquera de La Línea de la Concepción zarpe para una protesta marítima, que insisten en que será “pacífica”. Los barcos quieren llegar hasta la zona donde Gibraltar ha montado el arrecife artificial. Pero ese punto es, precisamente, donde habitualmente se han producido los roces entre los pesqueros gaditanos y la policía gibraltareña. Los pescadores llegaron a plantearse, aunque desistieron, de intentar arrastrar los cubos de la discordia por sus propios medios.
Gibraltar ni se plantea mover los bloques que detonaron de nuevo el conflicto. Fabian Picardo insistió ayer durante una entrevista con la BBC que “de ninguna manera” piensa sacar del fondo los bloques, porque su Gobierno, dijo, “lo único que ha hecho y va a continuar haciendo” es proteger sus fondos marinos. La agitación seguirá con la llegada el lunes al puerto del Peñón de la fragata británica HMS Westminster, seguida en días posteriores del resto de la flota. Habitualmente, el Peñón aprovecha estas llegadas para hacer actos de exaltación patriótica.
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