Seguidores del PP y críticos de Cospedal se manifiestan cerca de la Audiencia
A escasos metros de distancia frente a la Audiencia Nacional, un grupo aplaude a Cospedal, el otro la abuchea
Diez metros. Es la distancia que separaba los dos grupos bien distintos que han ido hoy a manifestarse en el paseo de Recoletos de Madrid. Ambos querían estar lo más cerca posible de la Audiencia Nacional, donde este miércoles declaraba la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. Tenían, sin embargo, intenciones radicalmente opuestas: unos querían abuchearla; los otros, aplaudirla. Y así lo hicieron, cuando el coche de la número dos del partido llegó a la Audiencia, sobre las nueve y media de la mañana.
Fue entonces cuando la policía separó a los dos grupos, “por motivos de seguridad”. Una parte, la de los yayoflautas, afectados por las preferentes y miembros de la Plataforma contra la impunidad del franquismo, se ha quedado en la acera que hace esquina con la calle de Prim. Del otro lado, cerca de la salida del tren de cercanías, unos jóvenes sin pancartas, al principio muy desconfiados hacia los periodistas. “Tengo el derecho de estar aquí, es una vía pública”, suelta tajante un joven alto, de unos 25 años, que lleva una camiseta de la Roja, contestando a la pregunta: “¿Por qué has venido?”. No quiere añadir más y aparta la mirada.
De este lado de la calle, el grupo se hace y se deshace constantemente. Unos se van, luego vuelven, otros se añaden. En el momento culminante, serán unos 30. Al principio, nadie admite ser del PP. “No me reconozco en ningún partido”, dice un hombre de Fuenlabrada de 27 años, que trabaja en una empresa de mantenimiento de comunidades de vecinos. A él la crisis no parece haberle afectado, pero sostiene que su novia, que es propietaria de una peluquería, está acosada por los impuestos. “Este Gobierno está ayudando a las pymes y es lo que se necesita en este momento, aunque somos conscientes de que Roma no se hizo en un día”, afirma. “He venido con dos o tres amigos que he conocido en la Jornada Mundial de la Juventud, cuando vino el Papa. ¿Los del otro lado? Son unos antisistema; les he visto llevar una bandera republicana. Yo creo en la democracia, en la Constitución y en la Monarquía”.
Como todos los que están de este lado, afirma estar seguro de que Cospedal no tiene nada que ver con la trama de corrupción destapada por Bárcenas. “La están crucificando como los judíos hicieron con Cristo. Nunca voy a condenar a una persona antes de que sea juzgada”, añade. “Rajoy y Cospedal, a Soto del Real”, gritan del otro lado. Aquí responden sacando un altavoz y coreando insistentemente el apellido de la número dos del PP.
“Yo he venido aquí en Madrid para comprar las entradas para la Supercopa de España, que es la semana que viene. Me estaba tomando un café y me he encontrado esto y no tuve problema en venir aquí a apoyar a Cospedal”, declara un joven que dice llamarse Antonio López, de 22 años, estudiante en Toledo, al que sin embargo unos compañeros le apellidan Casto. Dicen a media voz que se trata de Casto Gutiérrez Ávila, secretario general toledano de Nuevas Generaciones, las juventudes del PP. Preguntado por su vinculación con el partido, declara: “No tengo ninguna. Soy simplemente votante del PP, sin más. La gestión de Cospedal me resulta positiva, simplemente eso”. Sin embargo, el último mensaje que envía en su cuenta de Twitter a eso de las nueve de la mañana, antes de bloquearla, pone: “En Génova con @nnggtoledo”, y adjunta la foto de la sede nacional del PP.
Quien no tiene reparo en decir que milita en el PP es Víctor Gómez, de 25 años, que declara haber participado a los mítines electorales de Cospedal. “Muchos de los que estamos aquí somos de Toledo. Es el núcleo más fuerte del PP de Castilla-La Mancha, nos corresponde más a nosotros apoyar a Cospedal”, afirma orgulloso.
Apiñados bajo la sombra de los árboles para protegerse del sol implacable en esta víspera del día de la Virgen, los simpatizantes llegados aquí “sin ningún tipo de organización”, como juran todos, siguen contestando “¡Cospedal!” a los abucheos de los de enfrente. “¿Bárcenas? Es solo un sinvergüenza que se aprovechó de la confianza que Rajoy había puesto en él para hacer su negocio”, afirma José (nombre ficticio), de 27 años. “Estoy convencido de que ni Rajoy ni Cospedal han cobrado en b. No están en política por dinero, con sus profesiones ganaban más, y las dejaron”, añade. “Estos que han venido aquí a abuchear, aprovechan de la situación para quejarse de sus problemas”, continúa, y justo después matiza: “Hombre, si me hubieran estafado con las preferentes, me quejaría yo también”.
También buscando la sombra, pero del otro lado, está Pablo Pérez, un señor bajito, de 49 años, con gafas y barba. “Está claro que el PP recibía sobornos de constructoras y grandes empresas. Parece evidente que daban este dinero para obtener a cambio obras de infraestructuras, como estas autopistas en las que ahora no va nadie”, afirma. “Al final, esto lo tenemos que pagar entre todos y los problemas económicos de España tienen mucho que ver”, añade este hombre, que dice haberse quedado en Madrid, aunque esté de vacaciones. Él tiene un puesto de bibliotecario en la Complutense, pero a su mujer le han echado del hospital público en el que trabajaba, a finales del año pasado. “Por eso no tenemos mucho dinero. Vi un mensaje del 15-M y decidí participar en esta protesta”. Junto a él, unas 50 personas más.
Cuando llega la noticia de que Cospedal ha terminado de declarar y ha salido de la Audiencia Nacional, los gritos de ambos lados se hacen más fuertes y las pancartas que rezan “Bancos culpables, Gobierno responsable” o “Bankia estafa con las preferentes” se agitan con más vigor. La policía impide que unos manifestantes se acerquen a los simpatizantes del PP. Cuando todo termina, los seguidores de la también presidenta de Castilla-La Macha se marchan juntos, los manifestantes del otro grupo lo hacen poco a poco. María Luisa Escolar, de 68 años, de la Plataforma contra la impunidad del franquismo, se queda unos minutos más. Su padre, abogado bajo la República, fue condenado por los tribunales franquistas “y le arruinaron”. Admite ser “antisistema”: “Si esto quiere decir que soy republicana y antimonárquica, entonces lo soy”, asegura. “El sistema que tenemos ha sido construido por franquistas y por gente que decía ser de izquierda y que en realidad traicionó los ideales de la izquierda”.
Se han disuelto sobre la una y media de la tarde, tras estar separados por tan solo diez metros que podían parecer kilómetros.
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