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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Antes dimitir que ceder

Procede sustituir a Rajoy mediante la investidura del candidato que decida presentar el Grupo Popular

La gestión de la mentira es el factor común que llevó a la derrota del PP en las elecciones del 14 de marzo de 2004 y que llevará ahora al relevo de Mariano Rajoy en la presidencia del Gobierno. Antes morir que pecar es frase que se atribuye a san Luis Gonzaga, modelo de congregantes. En nuestro caso convendría adaptar la frase para que dijera antes dimitir que ceder al chantaje. Una proposición a la que habría de atenerse todo político honorable. Porque en efecto las obligaciones elementales con los electores imponen que no se ceda al chantaje pero, a continuación, corresponde dimitir cuando ha quedado de manifiesto un proceder impropio. De la misma manera que el chantajista que presta un servicio de primer orden revelando los nombres de quienes delinquieron con él, en absoluto queda eximido de culpa aunque haya colaborado con la Justicia en el esclarecimiento de los hechos. Luis Roldán es de los que podría sostener eso de que si dijera la verdad mentiría pero lo que el juez ha de valorar son las pruebas que aporte para sostener sus afirmaciones.

Recordemos cómo Mariano Rajoy esquivó en aquel programa de TVE Tengo una pregunta para usted del 19 de abril de 2007 la respuesta precisa a la cuestión de cuánto ganaba que desde entonces sigue irresuelta y ha ido dando tumbos, hasta que ahora el benemérito Tesorero Nacional del Partido Popular, en ejercicio durante décadas, comparece ante el juez Ruz y aporta las cantidades entregadas en sobres al entonces presidente del PP, además de otros datos irrefutables sobre la financiación ilegal de esa formación política. Una vez más, nos encontramos ante un caso de conflicto luminoso, en las antípodas del acuerdo cómplice para garantizar el oficio de tinieblas. Porque sabemos que el antagonismo entre ánodo y cátodo es el que permite que salte la chispa y se cierre el circuito entre esos dos polos de donde resulta la luminosidad del arco voltaico, la cual permitía al público de las antiguas salas de cine ver la película de los hechos. En sentido contrario, si se anulara la diferencia de potencial, si se anulara el disentimiento, entre los dos puntos nos quedaríamos rigurosamente a oscuras para que los más aprovechados pudieran hacer sus cambalaches fuera de la vista de los espectadores. Pudo haber un momento en que Bárcenas y sus beneficiarios, como los gánsteres que discuten en un garaje por el reparto del botín hubieran huido juntos al oír la sirena de la policía, según expresión certera de Cuco Cerecedo, pero esa oportunidad, si la hubo, ya caducó y estamos en otro escenario.

Procede sustituir a Rajoy mediante la investidura del candidato que decida el Grupo Popular

Llegados aquí se impone hacer algún elogio póstumo del presidente Rajoy si es que, como él mismo sostiene y con él quienes le siguen con estricta fidelidad, se ha resistido a ceder al chantaje del Tesorero infiel y delincuente, dispuesto a mantener el silencio a cambio de garantizarse la libertad. Un auténtico caballero de industria por completo fuera de control, una vez que ha depositado todas sus complacencias en un agente acreditado en esas esferas. El mismo que supo cuál era el momento exacto de entrevistar a la cúpula encapuchada de ETA, y de asesorar después a gentes tan eminentes como Amedo y Domínguez, Mario Conde, Juan Alberto Perote o Luís Roldán, quienes precedieron a nuestro Luís Bárcenas en las prisiones. Todos ellos convencidos de que, según proclamaba el ostentóreo Jesús Gil y Gil se sale antes de la cárcel que de pobre. Porque se han dado casos en que, mientras se invoca el derecho a la libertad de expresión, se está procediendo a una administración mediante dosis y pautas temporales bien calculadas de la noticia íntegra de que se dispone, en aras de obtener por goteo los efectos deseados. De todas estas mañas mediáticas en absoluto se deduce indulgencia alguna para quienes transgredieron la legalidad, ni tampoco puede esperarse la convalidación de la mentira que ha quedado de modo palmario de manifiesto con grave escarnio para la ciudadanía a la que se deben ejemplos elementales.

La pretensión de irrogarse el monopolio del servicio a España y a los españoles para arrojar sobre la oposición el descrédito de buscar su ruina es inaceptable. Las fuerzas parlamentarias se han visto en la obligación de pedir responsabilidades porque de lo contrario el país entero hubiera gritado ¡tongo! bajo la sospecha de un consenso envilecido de “hoy, por ti; mañana, por mí”. El presidente Rajoy se ha inhabilitado para el ejercicio de su función y ahora procede sustituirle mediante la investidura del candidato que decida presentar el Grupo Parlamentario del PP, cuya holgada mayoría de 187 diputados garantiza que se alcanzará en la primera votación. Otros países en crisis han hecho esos relevos sin problemas. Rajoy con sus mentiras ya solo resta. Veremos.

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