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Una década al frente de las finanzas andaluzas

Magdalena Álvarez se ha pronunciado en muy pocas ocasiones sobre el fraude de los ERE

Magdalena Álvarez, en una imagen de archivo.
Magdalena Álvarez, en una imagen de archivo.Gustavo Cuevas (EFE)

Magdalena Álvarez, nacida en San Fernando (Cádiz) en 1952, pero que se considera malagueña, es de las personas que no dejan indiferente a nadie. Partidarios y detractores son igual de vehementes en la exposición de sus virtudes o sus defectos. En política, este hecho se acrecentó desde que, de la mano de Manuel Chaves, asumió la responsabilidad de tutelar las finanzas de la Junta de Andalucía en 1994. De formación técnica (es economista e inspectora de Hacienda), Álvarez sorprendió por su agilidad dialéctica en el Parlamento y pronto se convirtió en una de las consejeras estrella, junto a Carmen Calvo, del Gobierno andaluz, en el que permaneció hasta 2004. En ese tiempo se encargó de la batalla contra el Ejecutivo de José María Aznar por la financiación autonómica. Ante un tema difícil de explicar a la ciudadanía, logró que calara la idea de la discriminación a la comunidad con el argumento de que Aznar había excluido a 360.000 andaluces del sistema de financiación.

Su peso en el PSOE fue creciendo (se afilió en 1997) y José Luis Rodríguez Zapatero la llamó para dirigir el Ministerio de Fomento cuando ganó las elecciones en 2004. En esta cartera, su carácter fuerte le granjeó enfrentamientos con la oposición, y fue reprobada en el Senado solo con los votos del PP, la primera de un miembro del Gobierno en democracia. Tuvo especialmente problemas con los partidos catalanes por los retrasos en las obras del AVE a Barcelona y el caos en los trenes de Cercanías. Su forma de hablar rápida y su indudable acento andaluz fueron objeto de una burla por la diputada del PP catalán Montserrat Nebrera, que terminó con su salida de la formación conservadora.

Tras dejar el Gobierno, fue nombrada en 2010 vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Magdalena Álvarez se ha pronunciado en muy pocas ocasiones sobre el fraude de los ERE, pero sí dejó clara su posición cuando compareció en la comisión de investigación del Parlamento andaluz. Allí dijo que la Intervención no le hizo “ninguna advertencia” sobre los expedientes. El primer informe del órgano fiscalizador se finalizó en 2005, cuando Álvarez ya había dejado el Gobierno andaluz. Un mes antes de su salida, su número dos recibió una auditoría, pero Álvarez aseguró que dicha alerta nunca llegó a su despacho.

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