El Gobierno reconoce honores a militares heridos en el Sáhara hace tres décadas
Siete militares que tuvieron que retirarse por lesiones sufridas en acto de servicio han sido reconocidos por el Consejo de ministros
El legionario José Luis Vázquez Arias resultó herido en octubre de 1975 cuando su vehículo pasó por encima de una mina en el Sáhara. Casi 38 años después, recibe el reconocimiento del Gobierno con un ascenso honorífico al grado de cabo mayor. El soldado José Manuel Ferreiro Casas también resultó herido en el embrollado conflicto saharaui, pero una década más tarde, cuando el territorio estaba dominado por tropas marroquíes. Ferriero ha recibido el ascenso a cabo mayor, en reconocimiento como víctima en el ametrallamiento del patrullero Tagomago por el Frente Polisario el 21 de septiembre de 1985.
Como Vázquez Arias, otros militares en la reserva se han vistos sorprendidos por la decisión adoptada este viernes por el Consejo de Ministros.
El recién nombrado teniente general Esquivias fue asistente militar de Franco
Los reconocimientos pertenecen a misiones que van desde la última colonia española hasta la actual guerra de Afganistán. Es el caso de José David Fuster Fernández, herido en Afganistán el 25 de diciembre de 2008, y el de Johny Alirio Herrera Trejos, que lo fue en acto de guerra en junio de 2011, cuando participaba en la misma misión.
Otras menciones versan sobre episodios locales de la historia castrense de España. El general Esquivias, que fue asistente militar de Franco durante 12 años, ha conocido su ascenso honorífico por este periódico. A sus 96 años, se le recibe honores por el atentado terrorista que sufrió en marzo de 1980. El crimen, perpetrado por ETA, le costó la vida a José Ramírez Villar, el soldado de 19 años que realizaba el servicio militar con la tarea de escoltar al entonces general de división.
La bomba que acabó con la vida del escolta estaba escondida en una motocicleta de la marca Mobilette, de color rojo. Estaba atada a una señal que prohibía aparcar en los bajos de la vivienda de Esquivias, en la madrileña calle de Ayala. Cuando a las 9.30 salieron del portal Esquivas y el que fuera su mano derecha, el coronel Manuel Miler, la boma fue detonada y se llevó por delante la vida del jovencísimo soldado. El recién nombrado teniente general recuerda que llevaba tan solo dos días escoltándole.
Un capitán de corbeta que sufrió un accidente de tren en 2004 también ha sido condecorado
“Es una satisfacción. A mi edad, imagínese…”, dice Esquivias por teléfono sobre el reconocimiento castrense. “No me lo esperaba porque me propusieron hace muchísimo tiempo”, recuerda, “pero ahí quedó”, asegura con una endeble voz. Como consecuencia del atentado, el militar quedó mutilado de una pierna, perdió un oído y “casi un ojo”. Sin embargo, se retiró con 70 años de la actividad militar y “hace unos años” abandonó el patronato de la Fundación Nacional Francisco Franco.
El general Esquivias nació en Sevilla en 1917. “Pasé por todos los estamentos de Ejército”, recuerda. Participó en el alzamiento militar contra el Gobierno de la República en el verano de 1936 y fue un mando muy próximo a Franco. “Desde el principio de la guerra, le tenía ya una gran admiración y respeto, como todo militar a su Jefe Supremo, y a partir del momento en que me hizo el honor de nombrarme su ayudante, mi afecto fue creciendo de tal forma que llegué a quererle como a un segundo padre”, declaraba en la revista de la Fundación Nacional Francisco Franco de abril de 2007.
También ha recibido el reconocimiento del Gobierno Emilio Requejo Domínguez, quien se dirigía a su ciudad, Ferrol (La Coruña), después de participar en unas jornadas de trabajo en Madrid. El Talgo en el que viajaba chocó contra un convoy idéntico a la altura de la estación de Linarejos, en la provincia de Zamora. Tenía 37 años y ya era capitán de corbeta. El siniestro dejó 25 heridos. Una lesión de rodilla apeó a Requejo de una carrera militar iniciada en 1988 de la que reconoce que había significado "toda la vida”. Hijo de otro militar ferrolano, de inmediato se recrea en la satisfacción que le producirá el reconocimiento a su octogenario padre: “Estará encantado. Se pondrá más contento que yo, seguro”.
También ha sido honrado por el Consejo de ministros David Delgado Balsa, herido en acto de servicio el 1 de junio de 2012.
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