Falciani robó los datos de la banca suiza tras ver sus actuaciones “escandalosas”
El exempleado del HSBC subraya que colaboró con las autoridades "sin remuneración" La fiscal se opone a la extradición del antiguo informático de la entidad suiza Un excargo de Hacienda revela que la información ha permitido recaudar más de 250 millones
El exinformático del banco suizo HSBC Private Hervé Falciani, que en diciembre de 2008 se hizo con los datos de 130.000 clientes de la entidad y los puso en manos de la justicia y las autoridades fiscales francesas, ha asegurado esta mañana que cometió su acción tras constatar las “actuaciones escandalosas” de la entidad en materia de lucha contra el fraude fiscal. La Audiencia Nacional ha celebrado esta mañana, durante tres horas y media, la vista sobre la orden de extradición de Falciani a Suiza. Las autoridades del país helvético pretenden juzgar al exempleado del HSBC por vulneración del secreto bancario, un delito no tipificado en España, país en el que se encuentra desde julio de 2012.
La fiscal se opone a la extradición del antiguo informático de la banca suiza. Además, el ex secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, ha revelado que la información aportada por Falciani ha permitido recaudar en España más de 250 millones de euros.
Falciani, que ha cambiado su aspecto lampiño por barba y gafas de pasta, se ha presentado en todo momento como un colaborador con la justicia, tanto la francesa como la de otros países, incluido España, que han tenido acceso a la base de datos. El exinformático del banco suizo ha señalado que obtuvo los ficheros de los clientes a través de otros empleados de la banca suiza y que “absolutamente nadie” ha tenido acceso a ellos al margen de las autoridades judiciales. Según él, cuando se dio cuenta de que la forma de gestionar los datos bancarios en el HSBC fomentaba el fraude fiscal, propuso un nuevo sistema, que fue rechazado por sus superiores en la entidad.
La defensa subraya que el acusado colaboró con la justicia española
A partir de ahí, viajó a Beirut con una colaboradora. En la banca Audi, filial libanesa del HSBC, puso en conocimiento de los gestores las posibles grietas en los sistemas de información del banco. “Se trataba de crear una alerta que pusiera en marcha en Suiza una investigación sobre un posible riesgo del secreto bancario”. Para dejar huella de su gestión, Falciani, pagó los billetes de avión con cargo a su propia cuenta del HSBC.
Falciani ha señalado que, en primer lugar, trató de ofrecer la información de que disponía a las propias autoridades suizas, que lo rechazaron al pretender el informático declarar de manera anónima. El 22 de diciembre de 2008, tras su viaje a Líbano, Falciani dejó de trabajar con el banco HSBC y fue detenido por las autoridades suizas. Al día siguiente, tras recuperar la libertad, se marchó a Francia.
En el país galo, después de ser detenido en enero de 2009, el informático ofreció al fiscal de Niza Éric de Montgolfier el acceso a los datos que, impresos, “ocuparían un tren de mercancías”. Tras una lucha legal con Suiza, que pretendía la devolución de la base de datos y la entrega de Falciani, Francia mandó una copia de los ficheros al país helvético y comenzó a investigar la lista. Falciani ayudó a la Gendarmería a desentrañar los datos y las claves para navegar por ellos y analizarlos correctamente. “Su ayuda fue eficaz. Falciani es un buen informático que había encriptado numerosos datos, y no tengo duda de que la Gendarmería lo habría logrado, pero con su ayuda irían mucho más rápido. Además, creo que había ciertos elementos que no estaban en el ordenador y que Falciani tenía en otro soporte, y él dio a la Gendarmería las claves para acceder a los soportes”.
El representante del Ministerio Público francés, Éric de Montgolfier, ha relatado los motivos que le dio Falciani para sustraer la ingente cantidad de documentación. “Intenté entender por qué un encargado de la seguridad de un banco se arriesgaba de esta forma. Me dijo que había propuesto al banco procedimientos que fueron rechazados porque esos procedimientos comportaban una gran transparencia. Y añadió que tenía la sensación de que la acogida de ciertos bancos al fraude fiscal era una de las causas de la crisis económica mundial que estábamos atravesando”, ha señalado De Montgolfier. El fiscal francés ha corroborado que Falciani en ningún momento le solicitó ningún tipo de ayuda económica a cambio de la colaboración.
Por otra parte, la fiscal Dolores Delgado ha rechazado la entrega de Falciani a Suiza porque, según ella, en este caso no se da el principio de doble incriminación –que los hechos sean considerados delito en los dos países-. “No podemos castigar a aquellos que observando conductas delictivas donde trabajan las denuncian y las ponen de manifiesto a las autoridades”, ha afirmado la representante del ministerio público. Delgado ha recogido informaciones de medios de comunicación que relatan que el fraude fiscal presente en la lista Falciani representa el 2,5% del PIB de la zona euro -300.000 millones de euros-. “Se trata de una vulneración sistemática de derechos fundamentales de los ciudadanos; se sustraen fondos que deberían ser destinados al interés general. Cuando alguien colabora no se le puede perseguir, y España no le perseguiría, por ello no concurre el requisito de doble incriminación”, ha remachado.
La fiscal ha puesto de manifiesto, además, que “el HSBC no inicia acciones contra Falciani desde un primer momento del procedimiento, no cuando se entera de la alerta de Beirut sino cuando él empieza a colaborar con las autoridades francesas. Hasta marzo de 2009 no se produce la querella del HSBC, cuando Falciani empieza a colaborar, es un dato importante que debe ser tenido en cuenta” Delgado ha citado al exinformático al afirmar que “el HSBC es un banco que de por sí es un paraíso fiscal, sin necesidad de espacios off-shore”.
Falciani ha utilizado el turno de última palabra para lanzar un alegato a favor de la transparencia bancaria: “La lucha contra la opacidad financiera, según mi íntima convicción, interesa a todas las democracias; y esta lucha se desarrolla en los establecimientos bancarios, los estados y por la forma en que se efectúan las operaciones bancarias. Hace falta que las acciones que se emprendan a niveles estatales sean públicas y detalladas, que no sean declaraciones de intenciones”. Finalmente, Falciani ha reiterado su disposición a colaborar “con toda la experiencia no solo con las autoridades judiciales europeas, sino con los primeros interesados, que son las autoridades suizas, luxemburguesas u otras todavía más opacas”.
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