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El año de los seis millones de parados

Rajoy se prepara para 12 meses durísimos, convencido de que la debilidad de Italia y las elecciones alemanas de otoño cambiarán el panorama a favor de España

Rajoy, el viernes en su comparecencia para hacer balance del año.
Rajoy, el viernes en su comparecencia para hacer balance del año. ÁLVARO GARCÍA

En el mundo de Mariano Rajoy, gran amante del ciclismo, los triunfos se cuentan por etapas. Y lo único importante es llegar, acabarlas. El presidente termina el año, según varios de los marianistas consultados, con una gran sensación de tranquilidad. Está convencido de que ha hecho lo más difícil, superar la durísima crisis del verano, cuando el rescate era inminente, llegar a final de año sin pedirlo, y aguantar dos huelgas generales y la creciente crítica social por los durísimos recortes sin perder el feudo de Galicia y sin que la oposición haya levantado cabeza, al menos según las encuestas. “Lo peor ha pasado, hemos tocado fondo”, es la frase más escuchada entre los colaboradores del presidente. Y con ese espíritu afrontan el segundo año del mandato. Sin embargo, todos son conscientes, aunque en público busquen eufemismos, de que los datos del balance son pésimos, sobre todo en empleo. Y lo peor: lejos de mejorar, van a seguir empeorando al menos durante la primera mitad de 2013. Por eso el presidente se prepara de nuevo para su gran especialidad, aguantar, en un año en el que se da casi por segura la temida cifra de seis millones de parados. Probablemente llegará en la primera Encuesta de Población Activa del año, en febrero. A eso se refiere Rajoy cuando dice que el año “terminará mejor de lo que [el próximo] va a empezar”.

La sombra del rescate

Rajoy está muy contento porque ha acabado 2012 sin pedir el rescate. La prima sigue alrededor de 400 puntos, pero no pasa de ahí. Las empresas, ahogadas por unos costes de financiación inasumibles, le presionan para que lo pida. Cualquier complicación internacional, la crisis de EE<TH>UU, las elecciones en Italia o la recesión que se avecina en el corazón de Europa lo puede precipitar. Y si los datos de la economía española no mejoran algo para el verano es casi seguro que llegará. Por tanto, esa sombra le va a perseguir de nuevo en 2013, pero el presidente confía de nuevo en resistir.

La rivalidad con Italia. Monti cae y hay elecciones en febrero

El marianismo miró desde el primer día de su mandato a Italia. Rajoy y Mario Monti llegaron al poder casi a la vez, de formas muy distintas. Rajoy presumía de su mayoría absoluta frente al tecnócrata no elegido por las urnas, pero Monti le ganó la partida, logró que la prima italiana bajara muy por debajo de la española. Y toda la presión europea se fue a La Moncloa. La gráfica de las dos primas de riesgo es uno de los datos más demoledores para el presidente. Y en el prestigio en los medios internacionales, también. Pero Rajoy es hombre paciente y en su entorno siempre lo decían: el italiano tiene fecha de caducidad. La caída de Monti, a pesar de que era un buen y fiel aliado para presionar a Angela Merkel, les sirve a los marianistas para exhibir ese gran valor de su mayoría absoluta y su estabilidad política. El viernes en La Moncloa el presidente dijo que esa estabilidad “tiene un gran valor económico”. Y esa es su gran fuerza en Europa: todos van cayendo poco a poco, Sarkozy incluido, mientras que él tiene tres años por delante con una comodísima mayoría absoluta para aprobar los recortes que sean necesarios. Ese es el mensaje que todos los negociadores españoles repiten en Bruselas.

Al fin, Rajoy como alumno aventajado del sur de Europa.

Las elecciones en Italia serán en febrero. Rajoy confía ahora, con la debilidad e inestabilidad italiana, en convertirse en el alumno aventajado de los recortes en el sur de Europa que aspiró a ser desde el principio. De hecho, su primera estrategia fue acercarse a Merkel, ser su socio más fiel frente a la inestable Italia, de la que intentaba alejarse. Esa maniobra salió muy mal. Rajoy confiaba en que Merkel fuera flexible con España. Ella no lo fue, le forzó al rescate bancario y poco a poco se fueron distanciando. Hasta que en junio, harto de su inflexibilidad y agobiado por la recesión española, Rajoy se colocó con Monti y François Hollande frente a la alemana.

Las elecciones alemanas: La Moncloa espera la gran coalición CDU-SPD

En La Moncloa tienen apuntada otra fecha clave en el calendario político, mucho más relevante que la italiana: las elecciones alemanas de otoño. Están convencidos de que ganará Merkel otra vez, pero habrá gran coalición con los socialdemócratas del SPD y no con los liberales, como ahora. Eso presionará a la canciller para suavizar su política de austeridad a toda costa, confían en La Moncloa. Curiosamente, a Rajoy le interesa más un buen resultado del centro-izquierda, como pasó en Francia con Hollande, para defender los intereses españoles. Con los liberales alemanes la relación del Gobierno español ha sido muy difícil desde el principio. De hecho, muchos les culpan de la inflexibilidad de Merkel en algunas cuestiones. Aunque el verdadero problema alemán, para Rajoy, está en el Bundesbank, el que más se opone al rescate español.

Visita a Obama en la Casa Blanca y viaje a China

Rajoy tiene este año una agenda internacional cargada, que incluye un probable viaje a China a la búsqueda de inversores, pero sobre todo el primer viaje a la Casa Blanca a ver a Obama. El presidente no tiene aún un gran perfil internacional y buscará consolidarlo. También tiene su segundo G-20, esta vez en San Petersburgo (Rusia). En el último G-20, en Los Cabos (México), España fue protagonista negativa —la prima se disparó por encima de 600— y el propio Obama trató de hacer pinza con Hollande, Monti y Rajoy para flexibilizar las posiciones de Merkel, que en esa cumbre se quedó muy sola, aunque ganó la batalla y resistió. El jefe del Gobierno, cada vez más centrado en las cuestiones internacionales, sigue estudiando inglés y hace esfuerzos para usarlo cada vez más, aunque sigue con su intérprete a todas partes. Antes de ver a Obama, Rajoy hará un viaje importante a Latinoamérica: acudirá en Chile a la cumbre UE-Latinoamérica, en la que podrá ver también a Merkel y a los principales líderes europeos. También este año 2013 se vivirá una efeméride que sin duda reanimará otro conflicto larvado. Se cumplen 300 años del Tratado de Utrecht, por el que España perdió Gibraltar. Es un asunto muy sensible para el votante del PP y muy querido por el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. España también completará en 2013 su retirada de Afganistán, un asunto clave, aunque Rajoy acaba de viajar allí para prometer que seguirá de alguna manera en el país después de esta retirada pactada.

Confianza en que Europa flexibilizará el déficit.

Lo que más le va a concentrar en 2013 es Europa. Las cumbres seguirán siendo claves. El Gobierno confía en que Merkel y sus socios del Norte flexibilicen las exigencias de reducción del déficit a los países del sur en el próximo encuentro, en febrero. Europa está girando, insisten, poco a poco, pero en el sentido que interesa a España. El hecho de que la recesión se acerque ya al corazón de la UE ayuda, aseguran en el equipo económico.

Cataluña: el gran problema político

La gran preocupación política para 2013 es Cataluña. Artur Mas ha pactado con Oriol Junqueras, líder de ERC, un calendario muy claro. En el primer pleno de enero se aprobará en el Parlamento autonómico una “declaración de soberanía del pueblo de Cataluña”. Es una declaración formal. Pero enseguida se iniciará la tramitación de una ley de consultas y después se abrirá “un proceso de diálogo con el Estado español para el ejercicio del derecho a decidir que incluya la opción de convocar un referéndum”, se lee en el acuerdo CiU-ERC. Y a finales de 2013 se dejará preparada la consulta.

Rajoy está preparado para responder a esa ofensiva. Sin embargo, muy en su estilo, insiste en que esperará a que se mueva el Gobierno catalán. Cuando este apruebe algo, Rajoy y los suyos recurrirán al Constitucional. Ya lo han hecho con el euro por receta y el impuesto a los bancos. La ley de consultas o cualquier otra iniciativa seguirán el mismo camino.

Y mientras, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, utilizará los mecanismos para hacer la vida muy difícil a un pacto CiU-ERC, que el Gobierno quiere ver roto cuanto antes. 2013, un año en el que Cataluña tendrá que recortar mucho más y seguirá necesitando la ayuda del Estado, será una prueba de fuego para ese pacto. Y el Gobierno maniobrará para dinamitarlo. Si el pacto aguanta, la consulta ilegal en 2014 es casi segura. Rajoy recibirá a Mas al principio de 2013 —aún no hay fecha— y tratará de rebajar el soufflé. Sin embargo, en La Moncloa no tienen muchas esperanzas y ven a Mas muy lanzado.

Completamente distinta es la situación del País Vasco. A pesar de la irrupción de Bildu y la derrota en las urnas de los constitucionalistas —el Gobierno vuelve a ser nacionalista tras cuatro años de pacto PSE-PP—, Rajoy está relativamente tranquilo. Se entiende bien con Iñigo Urkullu, el lehendakari, a quien probablemente recibirá antes que a Mas. Él no plantea referéndums ni nada problemático para Rajoy, e incluso parece haber cierta sintonía en los pasos a dar para el fin de ETA, aunque el presidente de momento rechaza el acercamiento de presos que pide el PNV.

Madrid, siempre fuente de conflictos

Madrid seguirá generando problemas políticos a Rajoy. Ya no está Esperanza Aguirre, pero la comunidad sigue siendo protagonista y un quebradero de cabeza para el marianismo. El presidente ya lanzó un golpe a Ignacio González, el sucesor de Aguirre, y descartó reformar la ley de huelga, como él pedía. Sus estilos son muy distintos, pero también sus políticas. González ha decidido hacer cualquier cosa para no subir impuestos, ni siquiera a los más ricos. Mientras Rajoy los sube, él presume de no hacerlo y le deja en evidencia. González privatiza la gestión de la sanidad de 1,2 millones de madrileños para ahorrar 200 millones de euros, pero se niega a recuperar el impuesto de patrimonio, como acaba de hacer Cataluña, con el que ingresaría más de 300 millones. De manera que Madrid se está convirtiendo en una especie de paraíso fiscal de todos los ricos de España, que están trasladando allí su residencia, para gran enfado de todos los presidentes autonómicos, incluidos los del PP, que ya se lo trasladaron a Esperanza Aguirre y ahora a González.

¿El año de la primera intervención de una autonomía?

En el flanco nacional, Rajoy también tendrá que tomar decisiones difíciles. El próximo año será el primero en que el Gobierno podrá intervenir una comunidad autónoma. Así figura en la Ley de Estabilidad para aquellas que incumplan los objetivos de estabilidad (límite de deuda y déficit). Algunos territorios —por ejemplo Cataluña— ya asumen que suspenderán y no podrán reducir el desfase entre gastos e ingresos presupuestarios al 1,5% del PIB, como se habían comprometido este año. Este incumplimiento pondrá en marcha un mecanismo que podrá concluir con la intervención el próximo año. Es una decisión que solo puede tomar el presidente.

Uno de los problemas que más preocupaban a Bruselas sobre España a principios de este año era la incapacidad del Gobierno para atajar el déficit de las comunidades. Los 17 territorios autonómicos fueron los grandes responsables de la desviación del déficit. Algunas comunidades estaban al borde de la suspensión de pagos [la Comunidad Valenciana necesitó la ayuda del Estado para pagar las nóminas de enero], lo que empeoró la percepción de los mercados financieros sobre España. Para frenar esta sangría, el Gobierno aprobó la Ley de Estabilidad, que limitaba el déficit y la deuda pública por obligación legal. Es una de las cosas de las que más orgulloso está Rajoy: de haber embridado, según su visión, a las comunidades para que recorten. El Ministerio de Hacienda se ha dotado de los instrumentos necesarios para obligar a las autonomías a recortar y está consiguiendo una oleada de tajos.

Obligar a las pocas comunidades que quedan a acogerse al rescate

Aun así, será difícil que Hacienda pase de las amenazas de intervenir una comunidad. Sus responsables consideran que llegar a la intervención supondría un enorme coste político y un deterioro para la reputación de España en el exterior. Por eso limitan las posibles sanciones a cortar el grifo de la liquidez que provisiona el Estado. Otra de las opciones consiste en obligar a las comunidades manirrotas a acogerse al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), el fondo de rescate estatal para ayudar a las autonomías con problemas de liquidez (dotado con 23.000 millones en 2013), que conlleva duras exigencias de ajuste. Es una forma de intervención indirecta. En cualquier caso, Hacienda controla cada vez más los Presupuestos de todas las autonomías, de una manera o de otra.

Los recortes sociales van a seguir y endurecerse en 2013

En 2013, las comunidades darán una vuelta de tuerca a los recortes. Si el año pasado se ajustaron el cinturón [aplicaron medidas por 18.000 millones], el que viene se lo tendrán que apretar al máximo. Hasta ahora la mayor parte de los ajustes anunciados han sido recortes en inversión, transferencias y reordenación de su funcionamiento interno [aumento de jornada lectiva, reestructuración en sanidad], lo que ha dejado a 130.000 empleados públicos en la cola del paro. Pero hasta ahora los Ejecutivos regionales han evitado las medidas más polémicas, que afectan a los servicios públicos esenciales.

Recorte de gastos del 6%: llegan los más impopulares

Pero apenas queda margen para seguir recortando gasto sin llegar al tuétano. Las medidas más impopulares, recortes en educación y, sobre todo, en sanidad, ya figuran en los presupuestos de 2013, que prevén minorar los gastos más de un 6%. El año que viene llegarán los grandes recortes al Estado de bienestar. A partir de enero comenzará una nueva oleada de privatizaciones, recortes en la cartera de servicios públicos y hasta cierre de instalaciones. El Gobierno calcula que las comunidades autónomas ajustarán sus cuentas en más de 6.827 millones de euros en 2013, sobre todo por las reformas de la sanidad y la educación. Aunque estas medidas fueron aprobadas por el Gobierno en abril, no entraron en vigor hasta el último trimestre de año, por lo que su efecto ha sido limitado en 2012.

Más despidos en el sector público y eliminación de empresas

Otro de los asuntos que centrarán el debate el próximo año será el recorte del sector público empresarial. Las comunidades se comprometieron a suprimir 675 entidades, empresas, fundaciones y organismos públicos este año. Solo han cerrado 198. En 2013 tendrán que eliminar las 477 empresas restantes, lo que supondrá una nueva oleada de despidos en el sector público. Rajoy y los suyos se preparan así para un año durísimo, con más protestas, más despidos y con un nuevo récord de paro. Ser el presidente de los seis millones de parados no será un trago fácil. Pero Rajoy cuenta como siempre con su enorme resistencia y con la confianza de que 2014 será mejor y 2015, cuando llegarían las elecciones, aún más. La fecha clave para la salida del túnel puede coincidir con esas elecciones alemanas de otoño. Pero nada está garantizado, y Rajoy se prepara para aguantar.

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