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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Irresponsabilidades

Las imprudencias cometidas por Rajoy y Mas amenazan con hacer imposible la negociación de una salida para encauzar la cuestión catalana

Enrique Gil Calvo

Cuando parecía que su sentido de la responsabilidad debería llevar a Rajoy y Artur Mas a negociar una salida capaz de encauzar la cuestión catalana, resulta que las imprudencias e irresponsabilidades cometidas por ambas partes amenazan con hacerlo imposible. ¿A qué salida me refiero? A la de pactar por consenso alguna reforma de la Constitución que haga legalmente posibles las consultas de autodeterminación. Es lo que harían en nuestro caso unos gobernantes más pragmáticos, como los anglosajones por ejemplo. Pero está visto que los españoles, catalanes incluidos, estamos congénitamente incapacitados para ejercer el pragmatismo. Pues en lugar de aplicar la weberiana ética de la responsabilidad racional, que obliga a medir todas las consecuencias de las decisiones a adoptar, tendemos a preferir la irracional aplicación de la ética de las convicciones, que obliga a sostenella y no enmendalla aunque se hunda el mundo y caiga quien caiga.

Es lo que acaba de hacer Rajoy, al rechazar cualquier posibilidad de reforma constitucional por necesaria que sea (mucho más que las presuntas reformas que enmascaran eufemísticamente los recortes fiscales). Así dejó escapar una oportunidad de oro, surgida por hallarse en el Senado: la Cámara de representación territorial más necesitada de reforma (junto al Título VIII de la Constitución) a juicio de todos los especialistas. Es posible que el propio Rajoy considere que lo más prudente o responsable en este campo es no hacer nada, pues abrir el melón de la reforma constitucional sería un lío que es mejor no tocar ahora ni nunca (por decirlo al modo pedestre que tanto parece gustarle). Pero ahí se equivoca de medio a medio. Pues tal como está degenerando ahora la situación, eludir la imprescindible reforma constitucional es una imprudencia de una irresponsabilidad mayúscula.

Ahora bien, hablando de irresponsabilidades, mucho más extemporánea e inoportuna parece la cometida por el ministro de Educación cuando presentó su tercer borrador de la reforma legal que prepara para españolizar (y "catolizar") la enseñanza, al incluir sin previo aviso una puñalada por la espalda al modelo catalán de inmersión lingüística. Justo lo que menos necesitábamos cuando el president catalán está negociando la difícil formación de su próximo Gobierno. Pues si había alguna esperanza de que Artur Mas pudiera conducirse con un mínimo de sensatez y pragmatismo, el frívolo gesto del ministro ha terminado por arruinarla, echando a Mas en brazos de ERC para celebrar un ilegal referendo de autodeterminación. Parece que a Wert le gusta vivere pericolosamente jugando al cuanto peor mejor. Deporte al que también juega Montoro cuando amenaza con aplicar a Cataluña el peso de la Ley de Estabilidad si no reduce su déficit al 1,5% del PIB. ¿Cómo puede permitir Rajoy tamañas irresponsabilidades?

Cabe temer que la historia se repita y asistamos a otro Tripartito que hunda todavía más a Cataluña

Pero lo peor es que la parte catalana también incurre en otras irresponsabilidades parecidas. Ante la pérdida de la quinta parte de sus escaños en las pasadas elecciones, el fracasado president Mas, lejos de reconvertir su programa de gobierno en sentido moderado para asumir la responsabilidad de su derrota, ha optado por el contrario por huir hacia delante, extremando su proyecto independentista en un gesto desaforado de sostenella y no enmendalla. Y para ello se ha echado en brazos de ERC como la forma más simple de poder formar un Gobierno estable. Lo cual le va a obligar a dar un giro social y deficitario que está en las antípodas de su programa liberal de rigor y austeridad. Pero el concederle la iniciativa política a su rival ERC equivale al error de Esaú, cuando le vendió la primogenitura a su hermano Jacob por un plato de lentejas. Pues puede que así Esaú Mas logre gobernar algunos años más. Pero a cambio perderá la primogenitura nacionalista en beneficio de Jacob Junquera, cuyo abrazo del oso terminará por asfixiarle como hizo Carod Rovira con Maragall y Montilla.

Y las cosas aún pueden empeorar más, pues todo parece indicar que, como reacción a la puñalada por la espalda de Wert, está a punto de fraguarse en Barcelona un segundo Pacto del Tinell, dirigido contra el PP y el Gobierno central, y en el que participarían también los socialistas además de CiU, ERC e IC-V. Se recordará que aquel primer Pacto del Tinell se firmó para excluir al PP de Aznar fuera de Cataluña, y ahí se originó tanto la formación del Tripartito catalán de Maragall y Montilla, de efectos tan desastrosos, como la catalanofobia españolista de la que habría de surgir la sentencia del TC sobre el Estatut. Pues bien, cabe temer que ahora la historia se repita y asistamos a otro nuevo Tripartito que hunda todavía más a Cataluña precipitando el naufragio de CiU. ¿Quién asumirá semejante irresponsabilidad?

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