Se busca ruso que pague al contado
El sector inmobiliario ideó dar la residencia a los extranjeros que compren un piso
Lo que empezó siendo una reunión técnica para evitar que un ejecutivo japonés viva como un sin papeles en España se convirtió en una propuesta que ha causado algún dolor de cabeza al Gobierno: ofrecer la residencia a todo extranjero que compre al contado un piso que supere los 160.000 euros. Puesta en la batidora del debate político, la oferta dio lugar a variadas interpretaciones. Las más ácidas hablaban de discriminación, de derechos a cambio de dinero, de papeles solo para los ricos. Sin embargo, detrás de esta iniciativa no hay otro secreto que una demanda (casi una petición de auxilio) de los promotores inmobiliarios que ven incierto el futuro: los españoles no están en condiciones de comprar pisos ni lo estarán a medio plazo. Conclusión: o compran rusos y chinos o el ladrillo no levanta cabeza. A veces, todo es más simple de lo que parece.
Los promotores inmobiliarios pusieron a los despachos de abogados a trabajar cuando comprobaron que el Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Comercio, era sensible a su demanda y estudiaba el caso junto con funcionarios de Interior, Hacienda, Exteriores, Fomento y Trabajo. Los despachos buscaron argumentos, exploraron lo que sucede en otros países e hicieron ese trabajo de lobby que en España existe pero nadie está dispuesto a reconocer.
El argumento fundamental lleva los siguientes pasos: Uno, en España hay un stock de 818.000 viviendas sin vender, de las cuales casi la mitad se concentran entre Cataluña, Valencia y Andalucía. Dos, al ritmo actual, estas viviendas tardarán mucho en venderse. Y tres, la mejor forma de reactivar ese mercado es acudir a inversores extranjeros con liquidez, fundamentalmente en mercados emergentes (rusos o chinos) que buscan seguridad.
Los promotores usaron a abogados para hacer 'lobby' ante el Gobierno
Algunos de los documentos utilizan el término “éxodo de fortunas”. Hay una clase media alta en Rusia que no acaba de fiarse de la seguridad de sus bancos y quiere tener algo sólido en un país de Occidente... por lo que pueda pasar. A la vez, España se ha convertido en uno de los destinos turísticos favoritos de los rusos (superarán el millón en 2012). Algo parecido pasa con China: “Es necesario subrayar”, dice uno de los documentos de un despacho de abogados, “que un número importante de inversores chinos buscan que la inversión realizada les permita obtener un permiso de residencia. Los motivos que se encuentran detrás de dicha conducta pueden resumirse en uno: la discrecionalidad de la que aún gozan los poderes públicos chinos en la aplicación de la ley”. O dicho de otra manera: los chinos con dinero no se fían de sus dirigentes.
“Pongo a trabajar a los funcionarios de Invest in Spain para que hablen con los sectores y miren qué problemas hay que resolver para atraer inversiones a España”, explica Jaime García Legaz, secretario de Estado de Comercio y considerado padre de la idea. “En esa búsqueda es cuando la asociación de promotores nos hace una petición para fomentar la venta de viviendas para extranjeros. Y se estudia. Se busca una solución que no implique cambiar la Ley de Extranjería, pero que agilice la tramitación y que signifique una inversión directa. No es cambiar dinero por papeles de trabajo, ni por acceso a la sanidad. Es la concesión de un permiso temporal no lucrativo”. Legaz insiste en que esos inversores deberán cumplir con los requisitos de la ley. “Lo más cómodo sería no hacer nada”, dice sorprendido por el revuelo originado por la idea de satisfacer “una petición expresa”.
José Manuel García-Margallo, ministro de Exteriores, descubrió la iniciativa en el Parlamento el 14 de noviembre, pero nadie se inmutó. Y fue García Legaz quien hizo un breve comentario en un desayuno con empresarios y añadió una cifra: 160.000 euros, que es el precio medio de la vivienda en España. Era una cifra orientativa, no definitiva.
Si la propuesta provocó grandes reacciones en la prensa, no ocurrió igual entre bancos y fondos de inversión: “La noticia no ha caído de ninguna manera. En los resúmenes de noticias que recibimos cada día”, explica un ejecutivo de un banco extranjero en España, “esta venía con el titular y punto. Sin análisis ni valoración. Probablemente sea irrelevante”.
¿Por qué rusos y chinos? Los últimos datos de venta de viviendas muestran cierta actividad en la costa asociada a una bajada de precios. Proliferan belgas, alemanes, escandinavos y franceses que buscan el apartamento-ganga, generalmente a un precio de 60.000 euros de promedio. Y pagan al contado. Pero también están los rusos, que se han convertido en un colectivo cada vez más relevante. De todos ellos, son los rusos y los no comunitarios los que se beneficiarían de la residencia. Los chinos no alcanzan este nivel, pero son un colectivo potencialmente interesante.
Falta por saber si 160.000 euros al contado (o el precio definitivo) resultan atractivos… a cambio de un permiso de residencia.
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