El Consejo Rector del IVAM defiende la compra de fotografías a Gao Ping

El Consejo Rector del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) defiende la adquisición de 61 fotografías por 440.280 euros realizada por el museo en 2008 a Gao Ping, promotor de arte y presunto cabecilla de la mafia china dedicada al blanqueo de dinero, desarticulada en Madrid el pasado mes. Tomás Llorens, Francisco Calvo Serraller, Ángel Kalenberg, José María Lozano, Felipe Garín y Ricardo Bellveser firman un escrito en el que aseguran que no conocían personalmente a Ping, aunque sí sabían de su reputación como coleccionista.

“En el pasado y en distinta medida hemos oído hablar de él como de un dinámico coleccionista de arte chino establecido en España y dedicado al comercio y difusión del arte chino contemporáneo. En la época en que el IVAM, por razón de sus proyectos, entró en relación con él, el sr. Gao Ping parecía personalizar uno de los escasos puentes posibles, seguramente el más obvio entonces, que podían trazarse entre el mundo artístico chino y el mundo artístico español. Su solvencia y seriedad estaban respaldadas, según todas las apariencias, por sus contactos con el mundo chino, tanto el artístico como el institucional, por sus contactos en el mundo del arte español y por diversas actividades que había desarrollado o estaba desarrollando en colaboración con distintos centros e instituciones públicas dedicadas al arte contemporáneo, entre ellas, el Matadero de Madrid, la feria Arco o la feria Estampa”. La galería de Ping participó como tal en Arco solo en 2011 y ningún museo ha hecho una compra similar.

El texto de los cinco miembros de libre designación de la dirección del museo, que desempeña Consuelo Ciscar, y un sexto del Consell Valencià de Cultura, prosigue: “Desconocíamos que esa imagen encubría la de un presunto delincuente, y ese descubrimiento ha tenido un amplio eco en los medios de comunicación. Acerca de esto poco podemos decir, salvo desear y confiar en que la justicia siga su curso. Y manifestar nuestra perplejidad ante los tentativas carentes de fundamento, confusas y a todas luces malintencionadas, de asociar mediáticamente la imagen del IVAM con los presuntos delitos del sr. Gao Ping”.

El escrito justifica las razones de la compra gracias a la cual hoy el museo “es una de las pocas instituciones públicas españolas que cuenta con una representación significativa y coherente de arte chino contemporáneo en sus colecciones”.

El documento rechaza las críticas relativas a que se pagara un precio excesivo, como han señalado varios expertos, y argumenta que la compra se debe comparar con la de obras de creadores “que se encuentran en la primera mitad de su carrera artística” y no con maestros como Man Ray, por ejemplo. El escrito no recoge la lista de obras con el precio pagado por cada una de ellas. El IVAM y la Consejería de Cultura se han negado a darla. Abunda en que adquirir tantas obras de múltiples artistas a un solo galerista es habitual en el mundo del arte y que fue aprobado por el Consejo Rector y la comisión de compras.

Cuando se conoció el caso, Tomás Llorens manifestó a este diario que él no presidía esa comisión, como señalaba la primera nota del IVAM, sino que era un miembro más. También indicó que las propuestas de compra parten de la dirección y que la china era una oportunidad interesante, aunque no recordaba bien las obras.

El escrito no alude a la información de este diario que revelaba que Alberto Sierra, el abogado que asesoró a Gao Ping en su venta al IVAM y que fue administrador solidario entre 2007 y 2009 de Espacio Tao, creado por el promotor chino, es hermano de Rafael Sierra, el comisario de la exposición que exhibió en el IVAM las fotografías adquiridas y colaborador habitual del museo.