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Mas se debate entre renovar el pacto con el PP u optar por un acuerdo con ERC

El día 20, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, recibirá a Mas en La Moncloa para discutir el nuevo modelo de financiación y el ejecutivo catalán intuye que no va a haber serios avances.

Àngels Piñol

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, reanuda el curso político en la encrucijada de apostar por el pacto fiscal hasta las últimas consecuencias o atender los consejos del poder económico, que no quiere aventuras cuando la tesorería está asfixiada y la deuda catalana degradada a bono basura.

Nadie duda que la manifestación de corte independentista de la Diada del 11 de septiembre, agitada desde la Generalitat y abrazada por CDC, será un éxito. Pero la cuestión reside en el día después, cuando Mas tenga que canalizar la reivindicación de la calle a riesgo de caer en la nada. El día 20, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, recibirá a Mas en La Moncloa para discutir el nuevo modelo de financiación y el ejecutivo catalán intuye que no va a haber serios avances.

La agenda de Mas, que pivota sobre la vía soberanista, viene ensombrecida por una delicadísima situación económica. La Generalitat ansía que el Ministerio de Hacienda le transfiera los 5.023 millones de euros del fondo de liquidez, aun no tiene fecha para que pueda afrontar su deuda financiera y no sufrir un “problema mayúsculo”, como reconoció Francesc Homs, portavoz del Ejecutivo. La izquierda y el PP han reclamado a Mas y al consejero de Economía, Andreu Mas-Colell —al final lo hará éste—, que comparezcan en el Parlament y expliquen antes del debate de Política General de final de mes la petición de rescate y las condiciones que conlleva. Convergència avisa que no quiere que el rescate esté sujeto a “condiciones políticas”, pero la izquierda teme que implique una nueva oleada de recortes, la cuarta en año y medio.

Inmerso en un atolladero, el ejecutivo catalán, sin mayoría absoluta en el Parlament, debe decidir además cómo afronta el quebradero de cabeza que le supone cada año tirar adelante sus Presupuestos: o revalida su alianza con el PP, que le ha permitido aprobar dos veces sus cuentas, o acepta la mano tendida de Esquerra Republicana (ERC), alineada en la reivindicación de pacto fiscal y que ya evitó que Mas compareciera en el Parlament por el caso Palau. El momento es tan extremo que fuentes del Gobierno catalán admiten que Mas se planteó incluso convocar elecciones anticipadas este otoño, aunque finalmente lo descartó cuando el lehendakari las fijo el 21 de octubre. La próxima primavera está ahora marcada en rojo como posible cita electoral.

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