Incendios después de las llamas
Apagado el fuego, los damnificados luchan por evitar la erosión y recuperar el entorno Arden 153.000 hectáreas en el peor año de las dos últimas décadas
Las llamas han devastado España este verano con especial virulencia. Sin contar con los daños provocados por los dos últimos fuegos de Madrid y Málaga, las más de 153.000 hectáreas afectadas hasta el 26 de agosto convierten a 2012 en el cuarto peor año de incendios en las dos últimas décadas. La superficie quemada triplica a la que ardió en el mismo periodo de 2011.
Las condiciones meteorológicas han sido especialmente adversas. A un periodo prolongado de escasas precipitaciones se han unido un julio y agosto con olas de intenso calor. Sin embargo, más allá de los factores climatológicos, el debate político ha girado en torno a los recortes en los medios destinados a la prevención y extinción de incendios.
Una vez apagado el fuego, empieza otra batalla que suele pasar más inadvertida. Es la que libran los damnificados por las llamas para volver a la normalidad y recuperar su entorno natural. ¿Qué ocurre cuando los incendios dejan de ser noticia? Esta es la situación a día de hoy de los siniestros más graves.
» Andilla y Cortes de Pallás. Los incendios de los días 28 y 29 de junio en los municipios valencianos de Cortes de Pallás y Andilla —los peores de esa comunidad desde 1994— acabaron en poco más de una semana con casi 50.000 hectáreas, afectando a 22 localidades. Los siniestros, iniciados por sendas imprudencias, le costaron la vida al piloto de un helicóptero.
La actividad de los municipios afectados se centra ahora en repartir las ayudas de la Generalitat Valenciana —ha adelantado 3,8 millones de euros de un total de 9— y en recuperar la zona. “Muchos vecinos complementan su economía con la venta de almendra y aceite, y esa campaña se ha perdido”, cuenta Ernesto Pérez, alcalde de Teresa (Castellón). El regidor se queja de que solo cuenta con un técnico para evaluar los daños. El mismo problema tienen en Alcublas (Valencia), donde el fuego arrasó muchos cultivos. “Aunque la competencia es autonómica, nos toca a nosotros analizar los 1.000 expedientes”, dice su alcalde, Manuel Civera.
Los daños medioambientales son más difíciles de cuantificar. “Regenerar un bosque de árboles centenarios como los que había en Andilla y Alcublas es casi imposible”, detalla Robert Rubio, ingeniero forestal. La replantación aún no ha comenzado y se corre el riesgo de que las lluvias de otoño erosionen el suelo.
Los alcaldes consultados coinciden en la necesidad de reclamar un cambio en la política forestal, que pasa por revitalizar el medio rural, fomentando la actividad agropecuaria y agroalimentaria. El alcalde de Andilla, Jesús Ruíz, expresa una aspiración común: “hay que ayudar a la gente a ganarse la vida con el monte, sin especular con él”.
» Alt Empordà. Dos colillas mal apagadas provocaron el peor incendio en Girona en los últimos 20 años. El pasado 22 de julio, el fuego comenzó a arder en la comarca del Alt Empordà y, en apenas una semana, arrasó unas 10.000 hectáreas y se cobró la vida de cuatro personas. Después de la evaluación de daños, los esfuerzos se centran ahora en agilizar las indemnizaciones y planificar actuaciones a medio plazo.
El departamento de Gobernación de la Generalitat de Cataluña pagará 620.000 euros a los 13 municipios de la comarca que han solicitado ayudas. Los particulares afectados deberán confiar, sin embargo, en su seguro privado. El director territorial de Agricultura, Jordi Aurich, explica que, “sobre todo”, están acelerando los trámites que tienen que resolver los vecinos, aunque también les ofrecen créditos a interés cero o bonificado. “Dentro de lo que cabe”, dice Aurich, ni la catástrofe ecológica ni los daños agrarios han sido “tan demoledores”.
Anna Albó, secretaria de un importante grupo ecologista de la región, se plantea este incendio como un punto de inflexión: “Hay que potenciar la prevención y evitar que haya demasiada masa boscosa acumulada, ya que arde fácilmente”.
Los expertos son conscientes de que el impacto ecológico no podrá repararse de inmediato. A corto plazo, el objetivo es evitar la erosión del suelo. La afección final dependerá de la capacidad de regeneración de las especies. “El problema de los incendios es que se producen cíclicamente y que queman terreno ya arrasado, interrumpiendo el proceso de recuperación”, lamenta Albó.
» La Gomera. “Este fuego es como un mal sueño”, confiesa Ángel Fernández, director del Parque Nacional de Garajonay, donde el incendio “intencionado” que arrasa La Gomera desde hace ya un mes ha quemado 733 hectáreas. El 8% de la isla ha ardido y las llamas continúan vivas bajo tierra, ocasionando un grave perjuicio ecológico. El Cabildo insular ha fijado las pérdidas en 73,4 millones de euros, entre infraestructuras municipales, viviendas, explotaciones agropecuarias, etc.
El presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, ha presentado este dato ante “todas las Administraciones públicas” para solicitar que las ayudas lleguen lo antes posible y las familias puedan volver a la normalidad. Su intención es restituir íntegramente las pérdidas a los agricultores y ganaderos. Por su parte, el Gobierno autonómico ya ha aprobado un decreto de indemnizaciones para los dueños de las 92 viviendas afectadas. A Miguel Ángel Hernández, alcalde de Valle Gran Rey, uno de los municipios más castigados por las llamas, le cuesta confiar en ello y explica que “por eso los vecinos se han constituido como plataforma”.
De momento, las autoridades están retirando los árboles quemados y limpiando los montes. Habrá que esperar, no obstante, para poder determinar el daño ecológico. Todo depende del invierno y de la capacidad de regeneración de la vegetación durante la primavera. “Además de encontrar financiación para el plan de emergencias que hemos elaborado, la otra prioridad en el parque es reducir el riesgo de erosión del suelo, y ahí el papel de la lluvia es fundamental. Esperemos que no sean muy fuertes y que no dañen la tierra”, sostiene el director del Garajonay. Las precipitaciones serán, según los técnicos, las que extinguirán por completo el fuego.
» León. “El rostro humano de este desastre son los trabajadores que vivían de la resina”, afirma Aureliano Fernández, alcalde de Castrocontrigo (León), en cuyo término municipal se inició el 19 de agosto un incendio intencionado que, en tres días, arrasó cerca de 12.000 hectáreas en los Montes Aquilanos y la Sierra del Teleno.
Aunque no alcanzó a ninguna población, el fuego ha causado daños indirectos. La industria de la resina, un sector revitalizado, se ve ahora en riesgo. “Antes de que el pino tenga 50 años no se puede explotar, así que va a haber una generación que no podrá usarlo”, explica Fernández. La economía de los pueblos afectados también se resentirá por el descenso de visitantes atraídos por la caza y la recolección de setas. El Ejecutivo autonómico ha prometido medidas para minimizar los daños. “La sintonía con la Junta es buena pero, al final, son los hechos los que cuentan”, advierte Fernández.
Los técnicos han empezado a valorar los daños en la superficie afectada. Las tareas a corto plazo pasan por la extracción de madera quemada para evitar plagas y la erosión del terreno. “Lo más urgente es hacer una limpieza de la zona y labores de conservación del suelo, haciendo diques para evitar arrastres”, detalla Jesús Prieto, jefe de obra de una empresa medioambiental.
La buena noticia es que el pino autóctono se regenera solo. “Los pinos ya han arrojado semillas que germinarán cuando lleguen las lluvias”, cuenta Prieto. Esa misma voluntad de salir adelante es la que expresa el alcalde de Castrocontrigo. “Hay que reponerse del golpe y volver a luchar”.
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