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Los ladrones robaron el arsenal de Badajoz como un “desafío”

Recuperados 14 fusiles y cuatro pistolas robados en la base militar de Botóa Buceadores de la Guardia Civil buscan el resto de las armas en una laguna próxima al Guadiana

El robo de 20 fusiles HK y 10 pistolas Llama en el arsenal de una base militar de Badajoz fue un simple “reto”. “Un desafío” que los ladrones se impusieron a sí mismos para probar su bravura, su osadía, su poderío. El no va más de una banda que desde hace meses jugaba al ratón y el gato con la policía. Los guardias civiles que han puesto ahora entre rejas a los presuntos autores del audaz golpe están convencidos de que los ladrones jamás pensaron vender las armas.

El robo ocurrió en la medianoche del 28 de febrero de 2011. Los ladrones entraron a las bravas en el recinto de la base General Menacho, de Bótoa, tras abrir un boquete en la valla protectora. Una vez dentro, arrancaron un vehículo militar con el que fueron hasta la compañía donde se produjo el asalto. Arramblaron con las armas y un armero, sin munición. No se llevaron ni un cartucho. La unidad desvalijada es la misma en la que estuvo destinado de soldado uno de los presuntos asaltantes. ¿Una casualidad? La Guardia Civil no cree en las casualidades.

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Las cámaras de seguridad del recinto grabaron toda la escena, pero las imágenes carecían de la suficiente nitidez como para identificar a los delincuentes. El caso fue encomendado a la elitista Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

A los cuatro o cinco días del golpe, los investigadores ya centraron sus sospechas en una banda de maleantes que desde meses atrás venían actuando sin piedad contra bancos, cajeros automáticos y estancos de Sevilla, Cáceres, Badajoz, Salamanca, Huelva y Portugal. El modus operandi de estos robos —bronco, sin ningún tipo de fineza— era muy similar al empleado en el acuartelamiento de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI.

Entre marzo y septiembre del año pasado, la banda reventó decenas de bancos y cajeros, haciéndose con un botín global de unos 200.000 euros. Cinco de los sospechosos fueron detenidos y encarcelados en septiembre después de que en una sola noche asaltaran cuatro sucursales en municipios de Cáceres. En el último atraco fueron detectados y perseguidos por la Guardia Civil hasta Casatejada, donde fueron capturados tras un tiroteo.

Durante más de un año, los agentes de la UCO vigilaron a los sospechosos y escucharon sus conversaciones. Reunieron suficientes indicios contra ellos, pero decidieron aguantar porque el objetivo era recuperar las armas, según el teniente coronel Antonio Cortés.

Hace un mes, los guardias civiles intuyeron que las armas estaban escondidas en una finca de Badajoz, propiedad del padre de dos de los ladrones. Picaron y rastrearon con detectores de metales. Todo inútil.

Pero el pasado miércoles localizaron 14 fusiles HK y cuatro pistolas Llama ocultos entre la maleza, en un paraje conocido como Rincón de Caia, junto al Guadiana. Buceadores de la Guardia Civil estaban ayer rastreando la zona en pos del resto del arsenal.

Los 14 fusiles recuperados habían estado enterrados durante algún tiempo sin ningún tipo de protección: estaban oxidados, llenos de lodo y posiblemente inutilizados. Las cuatro pistolas, en cambio, estaban guardadas en bolsas de plástico y mejor conservadas.

El instituto armado asegura que la banda no tenía intención de vender las armas ni tampoco usarlas en sus operaciones delictivas. Durante más de un año, sus integrantes jamás contactaron con ningún posible comprador. El único objetivo del golpe era probar su propio músculo.

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