El Príncipe, en Lisboa: “Debemos dejar de lado el fatalismo y el derrotismo”

El Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, ha asegurado hoy en Lisboa, en el segundo día de su viaje oficial a Portugal, que tanto este país como España “viven tiempos difíciles, lo mismo que el resto de Europa”. Y prosiguió, en la embajada española, ante un selecto grupo de personalidades portuguesas: “Debemos poner de lado el fatalismo y el derrotismo para enfrentarnos con coraje y brío a los retos del momento”. Y añadió: “Debemos seguir apostando por Europa, una construcción única y sin precedentes en la Historia que ha sido marco común para el progreso, la prosperidad y el bienestar de todos sus pueblos”.

Portugal, rescatado financieramente hace un año con 78.000 millones, vive en un torbellino de recortes y ajustes cada vez más estrecho y mira con prevención y miedo a España, actualmente en el ojo del huracán de la crisis del euro. También con un poco de ironía, ya que, según muchos, España sigue los mismos pasos que ya dio Portugal antes de tener que rendirse y pedir la ayuda económica por Bruselas. El diario Público lo recordaba hoy en un titular de su portada debajo de una foto de los Príncipes de Asturias: “Los Príncipes en Portugal mientras España se encuentra al borde del rescate”. Muchos expertos y economistas portugueses recuerdan que los vínculos económicos de los dos países son tan estrechos que el hundimiento de España acarrearía, automáticamente, una recaída portuguesa. El Príncipe, en su discurso, también hizo referencia a los lazos comunes de estos dos países vecinos: “Mucho camino hemos andado en el último cuarto de siglo en el marco de la Unión Europea, en los dominios de la economía, la industria, las inversiones y el comercio (…) Y tal vez haya llegado la hora en que debamos pensar juntos en las perspectivas y oportunidades que se nos ofrecen (…) para proyectarnos juntos en otros países y continentes”.

El viaje de los Príncipes, que ha gozado de todos los honores y de una alta cobertura mediática en Portugal, terminará el viernes, después de un encuentro con un grupo de empresarios portugueses y españoles con intereses económicos en los dos países y de una entrevista con el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, entre otros actos.