Más política que números
“Esto ha sido un mitin no una intervención de Presupuestos”, dice Duran Lleida sobre el discurso del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro
La intervención de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, viene marcada de principio a fin por su caducidad; apenas tres horas. Los argumentos para defender los Presupuestos de 2012 los desgranará a lo largo de la tarde y durante la jornada de mañana, cuando tenga que responder a los 10 portavoces que defenderán sus enmiendas a la totalidad. Para empezar la faena el ministro ha huido de la ortodoxia y ha pasado por alto la explicación de los aspectos modulares de un Presupuesto: el porqué de los ingresos y los gastos.
Los portavoces de la oposición han salido realmente enojados del hemiciclo. “Esto no ha sido una intervención parlamentaria, sino un mitin”, decía el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. Entre los diputados socialistas, encabezados por el toledano Alejandro Alonso, hizo fortuna una expresión: “Ha sido una intervención de barra de bar”. Como había poco que comentar del discurso, de lo que más se hablaba entre la oposición era de los recortes de Sanidad.
Sí entra dentro de las reglas del juego del debate de Presupuestos que el ministro de turno se guarde los argumentos para dar réplica a los interpelantes, singularmente al primer partido de la oposición, representado por Alfredo Pérez Rubalcaba. La extrañeza de los portavoces, sin embargo, parecía sincera al constatar que el titular de Hacienda y Administraciones Públicas se ha excedido en la parquedad de argumentos. “De 50 minutos, 20 han sido para arremeter contra la herencia”, decía la portavoz socialista, Soraya Rodríguez.
Uno tras otro reprocharon al ministro en los pasillos que no hubiera explicado las grandes cifras, que no se refiriera a la subida de impuestos, y que no hablara de los recortes. Así lo hicieron los socialistas; IU, a través de su portavoz, José Luis Centella; Joan Coscubiela de ICV; Francisco Jorquera del BNG; Alfredo Bosch de ERC; Joan Baldoví de Compromis y Uxue Barkos de Geroa Bai. En las filas de UPyD, se trataba de encontrar sin éxito el hilo conductor de la intervención de Montoro. Rosa Díez la calificó de “confusa” aunque sí encontró alguna justificación: “El Gobierno dispuesto a hacer de todo menos a tocar a las comunidades autónomas”. El ministro no ha aportado “ilusión ni confianza”, decía Duran Lleida. No menos escéptico se mostraba Josu Erkoreka del PNV. Todos sin excepción echaban de menos una explicación de los 10.000 millones de euros de recortes en Educación y Sanidad. Todos le preguntarán por los mismo hoy y mañana. A falta de material para comentar el discurso de Montoro los corrillos de los grupos de la izquierda se ocupaban del decreto ley que ha salido hoy en el BOE sobre los recortes en Sanidad. La exministra socialista Trinidad Jiménez hablaba de los mismos, con el documento en la mano, con el diputado de IU Gaspar Llamazares. Ambos reflejaban en sus rostros y en sus palabras una enorme desazón. La retirada de la tarjeta sanitaria a partir de 1 de septiembre a los inmigrantes sin papeles y las restricciones para todos de algunas prestaciones, como el acceso a las prótesis, ocupaban sus desvelos, a la espera de que se reanudara el pleno y se empezara de verdad a hablar de los Presupuestos
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