Democracia Real Ya, la organización que impulsó el 15-M, se parte en dos
La constitución como asociación sin ánimo de lucro abre un enfrentamiento fraticida en la entidad, a tres semanas de la marcha para reivindicar la vigencia del movimiento
Un enfrentamiento fratricida sacude a Democracia Real Ya (DRY), organización que impulsó el Movimiento 15-M. Una asamblea extraordinaria, a la que buena parte de la organización resta legitimidad, aprobó el pasado domingo la conversión de DRY en asociación sin ánimo de lucro. El cambio de estatus ha desencadenado un cruce de acusaciones e insultos que ha calentado las redes sociales en las últimas 48 horas. Cuando quedan menos de tres semanas para la manifestación del 12 de mayo, apodada del 12M-15M, con la que se pretende que los ciudadanos vuelvan a tomar las calles, DRY se parte en dos.
Una parte de la organización, encabezada por uno de sus portavoces, Fabio Gándara, venía reclamando desde hace tiempo la necesidad de reformar la estructura de DRY para, entre otras cosas, abandonar la parálisis que generan determinados procesos asamblearios sometidos a la necesidad de consenso.
Otra parte, sin embargo, se resistía a cualquier cambio que significara una pérdida de horizontalidad, que implicara integrarse de algún modo en cauces establecidos. Mientras unos buscaban convertir DRY en algo más operativo, otros consideraban que lo que había que hacer era mejorar los métodos de participación.
La escisión ya se ha producido. La solicitud de registro de DRY como asociación fue presentada la semana pasada por Fabio Gándara y Pablo Gallego ante el Ministerio de Interior. Quedan por ver cuáles serán las consecuencias en el movimiento; y los conflictos por el uso de la marca. La tormenta refleja, en cualquier caso, lo difícil que ha resultado la travesía para una pequeña organización que alcanzó, a la voz de “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”, un éxito de movilización ciudadana con escasos precedentes.
La voz de Gándara suena cansada al otro lado de la línea telefónica. Las últimas 48 horas han sido duras. “La ola de insultos ha sido brutal, se han aireado detalles de mis relaciones personales, se está produciendo una caza de brujas”, afirma este abogado de 27 años. “Hay una campaña muy fuerte de parte del Movimiento 15-M, que ve esto como una traición”. Desde Barcelona, un destacado activista de la organización en Catalunya ofrece otra visión de los hechos: “Ese grupo de gente está intentando capitalizar el Movimiento 15-M. Han querido robar la marca de Democracia Real Ya”.
El conflicto viene de lejos, pero se ha enconado en los últimos dos meses. Gándara y un nutrido equipo de gente convocaron una asamblea el pasado fin de semana para abordar la conversión en asociación y superar una situación de bloqueo. Pretendían, entre otras cosas, configurar una organización en la que las herramientas de difusión no estuvieran en manos de nombres individuales, definir unas normas de funcionamiento interno y contar con un paraguas jurídico que permitiese, por ejemplo, tramitar iniciativas legislativas populares.
Según una fuente de DRY Sevilla, la convocatoria de la asamblea contravino el criterio expresado por una asamblea previa, celebrada el pasado verano en Málaga.
Gándara explica que la asamblea extraordinaria se convocó en las redes internas de DRY y que estaba abierta a todo el mundo. Desde DRY Barcelona, sin embargo, se sostiene que la convocatoria se saltó las normas internas de la organización, que exigían que se organizara con un apoyo del 75% -según ellos, solo llegó al 53%-.
Las herramientas de comunicación están divididas entre las dos facciones, por lo que la política informativa es un caos. La página de Facebook está en manos de los que defienden el estatus de asociación, que cuentan con el apoyo de DRY en Zaragoza, Vigo y Tenerife, según Gándara. Sin embargo, el blog de DRY y las cuentas de Twitter de localidades como Madrid, Barcelona y Valencia están en manos de los que se oponen al cambio de estatus. El debate continúa en las redes, mientras se gesta un nuevo 15-M.
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