El pasado y la herencia
El legado de Zapatero se lo recuerdan a Rubalcaba; pero el PP también tiene pasado
Del “conflicto vasco”, a la reforma laboral, con parada en las manifestaciones de Valencia y un tímido avance sobre el gravísimo problema de los desahucios por impago de hipoteca. Alta política y asuntos de la máxima trascendencia para una jornada parlamentaria de control al Gobierno. La actividad normativa de este Gobierno, le hace protagonista absoluto de la vida política y así hubiera sido en este miércoles 22 de febrero si el representante de Amaiur no hubiera decidido que este día iba a ser para ellos. En el diario de sesiones del Congreso ha quedado indeleble la hoja de ruta de la izquierda abertzale, expresada en tres minutos. También la respuesta de manual del presidente del Gobierno: La ley, y solo la ley. Claro que llegado el momento esta puede ser flexible en su interpretación.
Que Amaiur va por libre lo demuestra que el resto de los grupos políticos, desde luego el PSOE, viviera con cierta contrariedad la irresistible atracción que ejerce cualquier asunto relacionado con ETA en tanto que son otros los temas en los que la mayoría quiere poner el énfasis. La reforma laboral es ahora mismo el caballo de batalla del PSOE que ha encontrado en el Gobierno un adversario pétreo que le devuelve las invectivas casi con deleite. Eso ha hecho el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, frente al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba; y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría con la portavoz parlamentaria socialista, Soraya Rodríguez; y la ministra de Trabajo, Fátima Báñez con la socialista Concha Gutiérrez.
La herencia del Gobierno de Zapatero, -“en el que usted estaba", se le recuerda a Rubalcaba machaconamente- como recurso de defensa se enseñorea por el hemiciclo con extraordinaria soltura. Y puestos a mirar atrás, también sirve invocar a Felipe González, ya que necesitó seis meses para hacer sus primeros presupuestos, en tanto que a Rajoy se le exige que los pergeñe en tres. “Ustedes nos han traído a esta situación y ahora quieren impedir las soluciones”. No molesten, viene a decir el Gobierno.
Pero el PP también tiene pasado. Un pasado que le ha servido a la exministra Leire Pajín para sostener que cuando la derecha gobierna los derechos retroceden y las fuerzas de seguridad se emplean “brutalmente”. Se quería llegar a las manifestaciones de Valencia y a los recortes en Educación y cómo un jefe de policía llama “enemigos” a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato. “Esos a los que ustedes llaman enemigos son nuestros hijos”, clamó la socialista Soraya Rodríguez. "Pues vaya futuro que desean ustedes para sus hijos", le respondió la vicepresidenta.
Y de nuevo el ministro de Educación, José Ignacio Wert, se gana los titulares y los abucheos al situar a los socialistas “junto a los de la protesta violenta y los que infringen la ley “. El PSOE se tomó muy mal este encuadramiento con los antisistema, dado el trabajo que le cuesta encontrar la dosis adecuada entre la reivindicación y la posición de un partido responsable “ y de mayorías”, según reclaman sus dirigentes.
En este toma y daca, donde todos los contendientes se emplean a conciencia se lucha por, al menos, quedar en tablas. Pero de fondo, el pasado, siempre el pasado, más presente que nunca.
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