Elena Salgado buscó con desesperación una regla para controlar el gasto
La vicepresidenta del anterior Gobierno solo logró un grupo de trabajo que no se creó
Las actas de la reunión reflejan los intentos casi desesperados de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, por fijar una regla para controlar el gasto de las comunidades. Salgado tenía los mismos problemas que hoy verá Cristóbal Montoro: necesitaba lanzar un mensaje a los mercados de que controla el gasto de las autonomías. Las actas reflejan que Salgado no lo logró, y al final buscó una salida: crear un grupo de trabajo que en septiembre debía fijar las reglas de gastos de las autonomías. Pero pocos días después del consejo, José Luis Rodríguez Zapatero anunció que adelantaba las elecciones y el grupo de trabajo no llegó nunca ni a reunirse.
Salgado era entonces optimista: “[La vicepresidenta Salgado] entiende que la base utilizada para estimar los ingresos del próximo año es correcta. Añade que en dicho ejercicio, las Comunidades Autónomas van a disponer de una liquidez adicional de 7.900 millones de euros, lo que le lleva a cuestionar que la liquidez vaya a ser un problema grave en 2012 aunque la situación de los mercados así lo podría decir. Expone que las dificultades a las que las Comunidades Autónomas deberán hacer frente el próximo ejercicio son coyunturales, que ese año el sistema de financiación funcionará plenamente”.
Y al final, como no logró imponer una regla de gasto, buscó su salida: “[La vicepresidenta] Finaliza su intervención diciendo que no es absolutamente imprescindible que el Pleno que se celebra apruebe estos principios, que pueden ser discutidos en el Grupo de trabajo. [...] Indica que esas son las indicaciones que la Administración central desea ver reflejadas en las reglas de gasto de las Comunidades Autónomas, lo que unido a su compromiso de dotarse de una regla de gasto en un plazo razonable, que la señora presidenta cifra en seis meses, sería una buena señal para los mercados financieros”.
La lealtad insitucional y el intento de elaborar mecanismos conjuntos para salvarse dominó la reunión, como se ve en esta llamada desesperada del consejero valenciano: “No tiene ningún sentido que comunidades como la valenciana u otras, de repente y por razones de extraordinaria y urgente necesidad, nos veamos abocadas a emisiones de bonos patrióticos, compitiendo entre nosotras de forma absolutamente irracional, haciendo emisiones prácticamente al 8% de coste, que es algo absolutamente inasumible”
En otro momento de la reunión, Salgado se quejó de que el Gobierno había asumido en soledad el coste de bajar el sueldo a los funcionarios: “La mayor muestra de lealtad institucional es la adopción por parte de la Administración General del Estado de la reducción de un 5% de media de las retribuciones, asumiendo todo su coste político, que ha incrementado la capacidad de las Comunidades Autónoma de cumplir su objetivo de déficit al recibir cuatro quintas partes de los beneficios de la medida”.
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