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Kenia perseguirá a los secuestradores de las cooperantes en territorio somalí

El Gobierno keniano invoca la Carta de las Naciones Unidas, según la cual un país tiene derecho a defenderse de un ataque armado en su propio territorio

Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, las dos cooperantes de MSF secuestradas.
Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, las dos cooperantes de MSF secuestradas.EFE

“Tenemos información de que los secuestradores están en un área alrededor de la frontera o ya al otro lado. Los estamos buscando y, si ya han cruzado la frontera, lo que no podemos hacer es llegar hasta allí y decir: 'Oh, están ahí pero no podemos entrar’. Claro que entraríamos a por ellos”, ha confirmado a este periódico el portavoz del Gobierno de Kenia, Alfred N. Mutua.

 “Aún podrían estar en Kenia porque creemos que se mueven a pie desde que se estropeó su coche, pero la zona en Somalia adonde creemos que los secuestradores se dirigen está controlada por Al Shabab y el Gobierno somalí no puede llegar hasta esta gente”, ha explicado Mutua para justificar una posible intervención en un territorio extranjero.

El Gobierno de Kenia también invocó el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, según el cual un país tiene derecho a defenderse de un ataque armado en su propio territorio. Esa fue también la justificación que usó Estados Unidos para atacar y matar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en Pakistán.

De hecho, algunos medios locales señalan que el ejército keniano podría haber cruzado ya la frontera y entrado en territorio somalí a la búsqueda de las dos rehenes, un extremo aún no confirmado por el propio Gobierno de Kenia.

Las dos cooperantes españolas se han mantenido en paradero desconocido desde el momento de su secuestro el jueves a mediodía, con informaciones contradictorias que en ocasiones las situaban en territorio somalí y en otras aún en Kenia. Desde un principio, las autoridades kenianas han atribuido el secuestro a la milicia rebelde somalí Al Shabab, considerada la rama de Al Qaeda en el este de África, que por su parte ha negado estar involucrada en el ataque.

“No es cierto que hayamos sido nosotros, no tenemos recursos para operar dentro de Kenia, ni siquiera controlamos toda la frontera, no tiene sentido que nos culpen”, ha dicho por teléfono desde el sur de Somalia un oficial de Al Shabab que no quiso revelar su nombre ni su localización exacta.“Y si vienen aquí a nuestro país, van a causar muchos problemas, los consideraríamos fuerzas invasoras y por supuesto nos defenderíamos y protegeríamos nuestro país, es lo único que podemos hacer, y además no creo que la gente de Somalia les dé la bienvenida”, señaló este militante.

Sin embargo, los 682 kilómetros de frontera entre Kenia y Somalia son en realidad muy porosos, no están vallados y son muy difíciles de proteger. Decenas de miles de refugiados somalíes han cruzado por su cuenta la frontera camino de Dadaab y ha habido casos en que bandas de bandidos que también se mueven en la zona han atacado a refugiados.

Hay también informaciones que señalan que tanto el secuestro de las cooperantes españolas como los de las turistas británica y francesa ocurridos hace unas semanas habrían podido ser realizados por grupos o milicias independientes que luego intentarían "vender" a las rehenes a Al Shabab por dinero.

“Algo así no podría ocurrir, esas dos mujeres fueron a Dadaab a ayudar a nuestra gente, los refugiados de Dadaab son nuestra gente y están muy necesitados. Si oyéramos algo, en todo caso las ayudaríamos, no las compraríamos a ninguna milicia, eso no va a ocurrir”, ha rebatido el oficial de Al Shabab.

Sin embargo, y según algunos trabajadores humanitarios en Dadaab, miembros de Al Shabab podrían haberse infiltrado entre los refugiados con la intención de reclutar nuevos militantes o de cometer ataques.

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