La educación es un nicho y ella la enterradora
A las que en lugar de principios tienen metas, solo les interesa el poder
“Ja, ja, ja, pero márchate ya, hombre”, le dice muerta de risa la presidenta de la Comunidad de Madrid al ministro de Educación, “si te viene fenomenal dimitir en estos momentos”; lo cual es un sálvese quien pueda que, traducido a nuestro idioma con ayuda de un diccionario Español-Aguirre / Aguirre-Español, debe de significar que si salta ahora del barco que se hunde, hoy no le salpicará el naufragio y el día de mañana, a partir de noviembre, cuando los suyos tengan las llaves de La Moncloa, serán misericordiosos con él. En su partido ya tocan azul con los dedos, naturalmente el azul-primera-fila de los asientos del Gobierno en el Congreso, y aunque ella no parece que se vaya a sentar allí, tampoco creemos que le importe mucho, porque a las personas realmente ambiciosas, las que en lugar de tener principios tienen metas, no les interesa la política sino solo el poder, que es donde están los que les dan las órdenes a los que mandan y, naturalmente, también es donde se mueve el dinero. “Lo que yo quiero es que dimitas por alentar la huelga política”, dice entre carcajadas la condesa, que una vez más intenta convertir su ataque empresarial a la sanidad y la educación públicas en una simple lucha ideológica, y a los miles de profesores que estos días se han echado, por fin, a las calles de Madrid y de otras muchas ciudades en una panda de ingenuos manipulados por sus rivales, los socialistas. Mala suerte para ella, que en este caso lo va a tener más difícil, porque los maestros son justo todo lo que no quiere que puedan ser en el futuro sus alumnos, es decir, personas preparadas, inteligentes, cultas y, por lo tanto, difíciles de torear, sobre todo para quien no tiene mano izquierda y esconde una pala de enterrador bajo la muleta. Tras entrar al colegio Fernando el Católico por la puerta de atrás para esquivar a la marea verde de los manifestantes que la abucheaban, intentó salir por la puerta grande y sostuvo, porque a ella no la calla ni Dios, que la educación no debiera de ser gratuita y que “es un nicho en que cabe explorar mayores ahorros”. O sea, que ir a la escuela y a la Universidad no debe considerarse un derecho sino un lujo. Olé. Y luego dicen que a esta gente no se le entiende cuando habla.
Dice Aguirre que los socialistas quieren mantener a los profesores en la calle y los institutos cerrados hasta las elecciones, para crear un clima de hostilidad hacia su partido y, se sobrentiende, que así vuelva a pasar en el último instante lo que ocurrió con la guerra de Irak y los atentados del 11-M, de los que no quiere recordar que los suyos se equivocaron y mintieron, sino solo que la falsedad y el error les hicieron perder las generales; y si le das la vuelta a la moneda de ese discurso, queda claro que lo que ella querría es tenerlos callados hasta entonces para luego, cuando sus jefes tengan las riendas en la mano, tirar de ellas.
Ella cree que la educación es un nicho y, en consecuencia, trata de echar tierra encima; pero se ha olvidado de un detalle, y es que los profesores no están aún dentro de él, sino fuera y con un megáfono en la mano. A ver si al final va a resultar que después de haber vendido la piel del oso se le va a escapar vivo.
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