La izquierda 'abertzale' pide al Gobierno una reunión con los presos de ETA
Los reclusos de la banda debaten si suscribir colectivamente el Acuerdo de Gernika
Ante el ocaso de ETA, todos miran hacia las cárceles. La política penitenciaria ha sido una de las patas fundamentales en la estrategia antiterrorista del Ministerio del Interior y ahora la izquierda abertzale y su entorno piden una interlocución con el colectivo de reclusos (EPPK en sus siglas en euskera), que en estos momentos debate su adhesión al Acuerdo de Gernika, el pacto firmado el 25 de septiembre de 2010 por una treintena de organizaciones vinculadas a la izquierda abertzale que pedían a ETA un alto el fuego verificable y definitivo y ciertos "pasos" por parte del Estado. La izquierda abertzale quiere ganar las prisiones en un momento de extrema debilidad de ETA, y representantes de los colectivos que han firmado este pacto han acudido hoy a Madrid para pedir a la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, que se les permita reunirse con el colectivo de presos para impulsar el debate sobre el contenido del Acuerdo de Gernika dentro de las prisiones.
Una veintena de representantes de los distintos colectivos firmantes del pacto han viajado a Madrid para entregar en el registro de Instituciones Penitenciarias su petición. Aseguran que habían solicitado una reunión con Gallizo que ha quedado sin respuesta, pero desde Instituciones Penitenciarias se afirma que no han recibido petición alguna en este sentido. El histórico dirigente de la izquierda abertzale Tasio Erkizia y los dirigentes de Bildu Maiorga Ramírez y Oskar Matute han formado parte de la delegación, que ha ofrecido después una rueda de prensa en la que, aparte de insistir en la importancia de “implicar a los presos en el proceso de pacificación” han pedido el acercamiento de los presos al País Vasco, la derogación de la doctrina Parot, la concesión de libertades condicionales a los reclusos terroristas y, en general, la aplicación a los presos de ETA de los beneficios penitenciarios que los que disfrutan el resto de los presos. Son los “pasos” que el Acuerdo de Gernika pide al Estado a la vez que aboga por el cese de la violencia y el abandono de las armas por parte de ETA. Un portavoz de la delegación niega que se trate de una "contraprestación".
El Gobierno está aplicando beneficios penitenciarios, pero solo a aquellos que cumplen la ley vigente de forma individual, es decir, a aquellos que renuncian y rechazan expresamente a la violencia y expresan un reconocimiento del daño causado a las víctimas. Preguntados sobre si estos requisitos les parecían excesivos, los portavoces de la rueda de prensa de hoy –Oskar Matute, Jabier Garnika, del sindicato LAB y Maider Karrere- han respondido que ellos habían viajado a Madrid a hablar del Acuerdo de Gernika y que dentro de los colectivos había distintas sensibilidades, por lo que no era posible dar una respuesta unitaria.
En Instituciones Penitenciarias están estudiando el contenido concreto del documento entregado esta mañana, según explica una portavoz, por lo que aún no hay respuesta a la petición de los representantes del Acuerdo de Gernika, que aseguran haber pedido desde enero que el Gobierno les facilite la interlocución con los presos.
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