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El presidente afianza el tono político con su escudero

José Blanco será portavoz con capacidad para lanzar mensajes

Dentro de 11 días se cumplirán 11 años del Congreso del PSOE en el que, por sorpresa, José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general del partido. 11 años después, de los dirigentes que estaban entonces en su círculo más próximo, el único que no se ha movido de su lado ha sido José Blanco.

Primero solo como secretario de Organización, luego como ministro de Fomento y vicesecretario general y, ahora, también como portavoz del Gobierno. Y eso que su compatibilidad de cargos presenta alguna peculiaridad notable, porque es el número dos del partido, pero uno más de los ministros, a las órdenes de los vicepresidentes que, a su vez, dependen de él en el PSOE.

Blanco es el dirigente del partido más identificable con la política y la imagen del presidente del Gobierno. Ha sido su escudero político desde entonces y, en la práctica, ha actuado ya como portavoz del Gobierno y del propio Zapatero.

Lo hizo cuando cada lunes comparecía tras las ejecutivas federales del PSOE, intentando marcar la agenda de la semana. También lo ha sido cuando ha estado en el Gobierno anticipando debates o medidas como la de las subidas de impuestos, o como ariete de Zapatero frente al Gobierno. Es casi una tradición de los últimos años que en los meses de vacaciones, Blanco sea el portavoz del Gobierno y del PSOE frente al PP.

Ahora, asegura que quiere ser un portavoz cercano, que no solo hable de los acuerdos del Consejo de Ministros sino que, respetando el carácter institucional de La Moncloa, haga política. Es decir, aprovechar la rueda de prensa para incluir mensajes políticos potentes.

Hace pocas semanas se interpretó que era preferido por Zapatero porque dejaba de ser el coordinador de la campaña de las próximas generales en beneficio de Elena Valenciano. Ahora se ha sabido que ese movimiento de Zapatero tenía un sentido político y no el de la supuesta enemistad con Rubalcaba con que se quiso explicar entonces la decisión. Él mismo aseguró en Onda Cero que estaría “hasta en la sopa”, en una ironía que ahora cobra todo el sentido.

Blanco siempre ha estado en el secreto de las decisiones de Zapatero, tanto que es probablemente el dirigente del PSOE que mayor nivel de complicidad tiene con el presidente del Gobierno. Será por eso casi el portavoz personal de Zapatero en el momento delicado de la bicefalia que ahora se inicia. Mucho más próximo a Zapatero que Ramón Jáuregui, con cuyo nombre se había especulado en los últimos días para asumir la portavocía.

De Blanco, Zapatero suele decir que lo que más aprecia es su capacidad de actuar rápidamente, lo resolutivo e intuitivo que suele ser. También la facilidad para encontrar los “nichos de negocio político”, es decir, los asuntos sobre los que se puede hacer política, cuando se recorta el margen de maniobra. Por ejemplo, el de los controladores aéreos, en el momento en el que el Ministerio de Fomento ha visto recortado notablemente sus inversiones y resulta imposible hacer política con las infraestructuras o las inauguraciones.

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