IU deja paso en Extremadura a Monago con cara de circunstancias
El líder del PSOE denuncia tras un debate bronco: “Bienvenido al estilo del cambio”
Todos los hemiciclos tienen algo de teatro. Hasta su diseño está pensado así, con espectadores en las tribunas. Pero el espectacular edificio de la Asamblea extremeña en Mérida albergó ayer una obra en la que nadie tenía muy claro qué papel representaba. Y algunos, en especial el portavoz de IU, Pedro Escobar, muy molestos con el guión que le había tocado —el de abrir paso al PP por primera vez en la historia de esta región— tenían muchas ganas de acabar.
Tanto que a la hora de votar, después de cinco horas de debate tenso y a ratos bronco, Escobar miraba hacia abajo, casi deseando que no sonara su nombre mientras la mesa iba agotando la lista con los diputados que, en voz alta, tenían que cantar su voto. Con un hilo de voz, Escobar dijo “abstención”, y el PP respiró tranquilo. Aún tendrá que decirlo una segunda vez mañana, pero el pescado parece ya vendido. “Es que no tengo nada que celebrar”, comentaba en pasillos al final de la sesión para justificar su cara de circunstancias.
Escobar estaba, con otro diputado, Víctor Casco —que dejó unos segundos de suspense antes de decir “abstención”—, a favor de apoyar al PSOE, pero les ganó la partida el tercero, Alejandro Nogales, que apeló a las bases de IU y venció.
Desde el PSOE, todas las críticas a media voz se han concentrado en Nogales, enemistado de siempre con los socialistas y que parecía dispuesto a votar incluso a favor de José Antonio Monago si era necesario. Tan extraño era el papel que le tocó a Escobar, que construyó un discurso sin referencias prácticamente al hecho más relevante de la sesión de hoy: que los votos de IU iban a permitir el paso al PP, desobedeciendo las órdenes de la dirección federal y rompiendo todo el discurso de Cayo Lara.
Escobar hizo un discurso clásico de IU, con duras críticas a “los vientos neoliberales que están soplando cada vez con más fuerza en Europa y que se resumen en más mercado, menos intervención y más Estado”, peticiones para crear una banca pública o de más impuestos para los que más tienen. Y lo achacó a al derecha europea gobernante.
Sin embargo, en un giro al que solo dedicó un párrafo, como si no fuera el asunto clave del día y la decisión política más difícil de su vida, Escobar remató que no podía apoyar al PSOE por las políticas de los últimos años. No llegó a justificar en realidad por qué dejaba paso al PP, ni ante la Cámara ni ante sus votantes, a pesar de que admite en entrevistas que nadie ha votado a IU para que dejara pasar al PP. “Señor Monago, no le damos nada, nuestra abstención no es un cheque en blanco. El PP no es un desconocido para nosotros”, se limitó a señalar.
En varias ocasiones, Escobar dijo que no se fía del PP, y discutió con Monago sobre la utilidad de los impuestos, pero nada de todo eso cambió el sentido del voto, ya que el guión estaba ya escrito fuera de la Asamblea. En algún momento Escobar incluso se encaró, siempre con mucha suavidad, con Monago, a quien reprochó que anunciara que quiere eliminar el céntimo sanitario sin aclarar cómo piensa sustituir el dinero que se ingresa a través de esa fórmula.
Tampoco Monago, que el primer día había preparado un discurso de entendimiento, que incluía muchas de las propuestas de IU, parecía tener del todo claro hoy su papel. Durante muchos minutos, en tono bronco, parecía más bien el líder de la oposición. Criticaba con dureza y en tono muy despectivo, encarándose con ellos, a los consejeros salientes. A la de Educación le llegó a criticar que mascara chicle y le señalara —“a los chicos se lo enseñan en la escuela”— y a la de Empleo que sea “la consejera del paro” en un tono personal muy despectivo.
Ni siquiera Guillermo Fernández Vara parecía muy cómodo en su recién estrenado papel de jefe de la oposición. Hablaba de proyectos, cifras e ideas más concentrado en defender su gestión que en atacar a un Monago que, dado lo inconcreto de su programa, pensado para no molestar a nadie, regalar todos los oídos y ponerle las cosas fáciles a IU, era difícil de contestar. “Si le quita usted todo el polvo, su programa es claramente liberal”, se limitó a señalar Fernández Vara.
Hubo momentos vibrantes, sobre todo entre dos buenos parlamentarios como Vara y Monago. Entre los dos reprodujeron a pequeña escala el gran debate que se vive entre la izquierda y la derecha europea. ¿Cuáles son las diferencias? Monago se empeñó, consciente de que sociológicamente las cosas no favorecen al PP en Extremadura, en rematar la idea de que no hay tantas diferencias entre la izquierda y la derecha. Y Fernández Vara, una y otra vez, insistía en que claro que existen, y que se verán en cuanto empiece a gobernar el PP.
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