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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Mejorar el acceso a la vivienda: una responsabilidad colectiva

El Foro Internacional AHA, sobre el derecho a casas asequibles, reflexiona acerca de la calidad de los espacios que habitamos y la necesidad de reformarlos

Vivienda Nairobi
Barrio de Mukuru Kwa Njenga, en Nairobi, donde desalojaron a 60.000 personas para derruirlo y construir una carretera.Julian Rojas

El acceso a una vivienda digna y adecuada es un derecho universal, reconocido como fundamental en diferentes constituciones, incluida la española, que, por su estrecha vinculación con la dignidad del ser humano y porque nos construye como personas, sirve de casa para otros derechos, como a la salud, la privacidad, la educación y al progreso educativo, a disfrutar de oportunidades de empleo y a vivir una vida en paz, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, pese a su transcendencia, constituye un problema de gran complejidad en todo el mundo.

Según ONU-Habitat, más de la mitad de la población mundial reside en asentamientos urbanos; al menos, dos millones de personas son víctimas de desalojos forzosos cada año en todo el mundo y, lejos de mejorar, las previsiones advierten de un empeoramiento de la situación, con un déficit de vivienda que alcanzará los 440 millones en los próximos tres años.

Si la realidad que describen estos datos en todo el mundo pudiera parecer lejana, en nuestro país, el problema ha arraigado en dos vertientes que, además, están interconectadas. Por un lado, el desajuste entre la oferta y las necesidades de vivienda asequible, con un parque de alquiler que no llega al 18% cuando la media en Europa se sitúa en el 30%, un parque público que ronda el 2% frente a tasas del 10% y del 15% en otros países de nuestro entorno y familias que destinan más del 40% de su renta disponible a vivienda. Y, por otro, el envejecimiento generalizado del conjunto del parque edificado, que necesita una transformación urgente y profunda para hacer frente a los efectos del cambio climático, reduciendo los elevados consumos energéticos actuales, pero también para responder a las demandas reales de la población en materia de accesibilidad y funcionalidad, como quedó en evidencia durante el confinamiento provocado por la covid-19.

Ahora somos más sensibles a la importancia que tiene la calidad de los espacios que habitamos: nuestros hogares, barrios, pueblos y ciudades y también nuestro entorno natural. Pero no podemos olvidar que la pandemia también ha agravado las desigualdades sistémicas existentes y ha creado nuevas vulnerabilidades.

Todas estas cuestiones se han puesto de relieve en el Foro Internacional UIA 2022 Affordable Housing Activation (AHA): Removing Barriers. Las tres intensas jornadas celebradas en Madrid, los pasados días 18, 19 y 20 de mayo, con la presencia de más de 80 expertos de diferentes ámbitos del conocimiento —desde la arquitectura y el urbanismo a la sociología, la economía, la ingeniería, el diseño y la gobernanza, entre otros—, con mesas de debate y la exposición de casos de éxito, y el casi medio centenar de eventos paralelos que se han sucedido en los cinco continentes desde el mes de marzo, en el marco de un movimiento global, sirvieron para identificar aquellos aspectos clave en los que hemos de centrarnos con el fin de llegar, a medio y largo plazo, a la resolución de los problemas actuales.

La razón de ser de la arquitectura está ligada a la vida de las personas. Nuestra función social como arquitectos es la creación de los mejores espacios para habitar y de ciudades saludables y sostenibles que favorezcan la cohesión social, respetando y preservando el medio natural. Es nuestra misión y estamos profundamente comprometidos con ella, pero la mejora del acceso a una vivienda digna y adecuada va más allá. Es una responsabilidad colectiva que requiere de la alianza no solo de los profesionales, sino también de las administraciones públicas a todos los niveles, de instituciones y organismos internacionales, del sector privado y financiero, de todos los agentes implicados en la construcción y promoción y, por supuesto, de la sociedad civil.

Este trabajo compartido, a través de una metodología transversal e interdisciplinar que toma como referencia la Nueva Agenda Urbana, la Agenda Urbana Española, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU y la Nueva Bauhaus Europea, es uno de los principales éxitos del Foro Internacional UIA 2022, ya que únicamente podremos ofrecer a la ciudadanía soluciones eficaces y duraderas si trabajamos juntos y de forma coordinada.

La razón de ser de la arquitectura está ligada a la vida de las personas. Nuestra función social como arquitectos es la creación de los mejores espacios para habitar y de ciudades saludables y sostenibles que favorezcan la cohesión social, respetando y preservando el medio natural

En este sentido, el Foro Internacional UIA 2022 no acabó el 20 de mayo. Al contrario. El movimiento impulsado gracias a la acción de la Unión Internacional de Arquitectos, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos y la colaboración del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el Ayuntamiento de Madrid, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Comunidad de Madrid y ONU-Habitat continúa activo. Lo está a través de la plataforma AHA Madrid donde están disponibles todos los contenidos y herramientas generados en el marco del foro, pero también con una llamada a la acción que nos interpela a todos.

Para caminar hacia un futuro mejor, se han definido seis barreras –desajustes, políticas y regulaciones, financiación, diseño y desarrollo urbano, promoción y producción y propiedad y tenencia– que estructuran la llamada a la acción para la implementación de iniciativas y políticas a escala local, regional, nacional y supranacional que nos ayuden a identificar áreas de actuación prioritarias y actuar en consecuencia.

Será necesario consolidar el movimiento que ha generado el Foro Internacional UIA 2022 con reuniones globales y regionales y otras acciones, como el apoyo a los gobiernos en sus acciones para materializar el derecho a una vivienda digna y asequible, la movilización de apoyo técnico y financiero, y la promoción de la calidad en los procesos de producción y diseño de la vivienda asequible para alcanzar el objetivo de la sostenibilidad en la vivienda, la regeneración urbana y la dignificación de los ambientes degradados.

El reto es ingente, pero las alianzas están creadas, la preocupación y el compromiso son compartidos y el movimiento sigue adelante para construir entre todos un mundo que no deje a nadie atrás.

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