Las protestas estudiantiles en Serbia reavivan la lucha ambientalista contra la mayor mina de litio de Europa
Los opositores argumentan que el lugar en el que se encuentran las reservas de este metal, esencial para las baterías y los coches eléctricos, es una región de alto valor ecológico. Mientras, el Gobierno serbio negocia con la Unión Europea y China posibles vías de explotación
En medio de las protestas estudiantiles en Serbia contra la corrupción y el Gobierno de Aleksandar Vucic, se ha reavivado el fuego de luchas ambientalistas contra el proyecto de explotación del mayor yacimiento de litio de Europa, ubicado en el valle de Jadar, al oeste de Serbia. Entre la marea de pancartas que los jóvenes exhiben en las manifestaciones, Uros Rebic, de 19 años y estudiante de Biotecnología en Belgrado, levanta la suya. Es un armatoste de cartón simulando tres baterías de litio, manchadas de sangre, con un mensaje: “Vamos a minar, pero en los papeles”, aludiendo a la opacidad habitual en las instituciones locales. “No hay nada positivo sobre el proyecto, no es ecológico, va a destruir nuestro bonito país y a contaminarlo”, dice el joven, que ha estudiado el proyecto de la minera Rio Tinto en Jadar.
Hace dos décadas, en el valle de Jadar se descubrió un inmenso yacimiento de litio, indispensable para las baterías de los dispositivos electrónicos y para el pujante mercado del coche eléctrico. Este hallazgo desató en la región un nuevo foco de controversias, el enésimo en un territorio geopolíticamente candente con intereses internacionales cruzados. Las potencias extranjeras compiten por acceder a las estimadas 160 millones de toneladas de litio que hay bajo la tierra, que representan un 20% de las reservas continentales de este metal. El presidente serbio juega a varias bandas para ganarse el favor de la Unión Europea mientras se deja cortejar por China, gigante en la producción del vehículo eléctrico. Este mercadeo exterior contrasta con la indignación interior, donde las protestas juveniles activas desde hace más de tres meses señalan al litio como otra fuente de oposición al Gobierno. Aleksandar Vucic y los agentes implicados desdeñan del riesgo ambiental mientras las calles claman contra el proyecto.
Las protestas han sobrepasado incluso las fronteras de Serbia. A principios de febrero, a 1.600 kilómetros, eurodiputados de izquierdas y activistas serbios protestaron frente a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas por la proyección de un documental sobre el proyecto minero. Aunque el Instituto de Metales y Minerales Sostenibles de la Universidad de Lovaina, que dirige el documental, sostiene que la producción “explora la tensión” entre la preservación del medio ambiente y el impulso de la movilidad eléctrica, los manifestantes denunciaban que la película era “propaganda”.
La ciudadanía ha alertado históricamente de que el valle de Jadar, con parques naturales y varios ríos caudalosos que vertebran el regadío y el acceso a agua potable, tiene una alta importancia medioambiental y ecológica. La plataforma No entregamos Jadar articula las quejas contra el litio y clama contra ello: “¡No somos una zona de sacrificio!”. Calculan que 19.000 personas podrían resultar afectadas por abrir el terreno en busca del metal. La belgradense Ana Talovic, de 37 años, asegura que la lucha está lejos de acabar. “Las asociaciones que se enfrentan a Rio Tinto han dicho que darán sus vidas para impedir que la empresa venga a Serbia porque significa que nuestra naturaleza y nuestra fauna serán completamente destruidos, con ríos contaminados y la gente enfermando. Vucic está dispuesto a vender a Serbia”, afirma Talovic.
Un Novi Sad medioambiental
Rebic, desde el corazón de las protestas serbias, asegura que él no está en contra de impulsar el coche eléctrico, sino en contra de las consecuencias que puede traer la extracción del litio. El joven se explaya en una explicación de los daños medioambientales que han dejado prospecciones de la empresa en Madagascar, Indonesia, Sudáfrica o Australia, con denuncias de organizaciones internacionales por sus procedimientos: “Estamos muy preocupados, ¿quién garantiza que sigan las normas? Vamos a ser un experimento en vivo”. El futuro ingeniero regresa a la corrupción, siempre presente en las movilizaciones, porque “si ha pasado lo de Novi Sad, también puede pasar algo así o peor con las minas”.
Las actuales protestas se han centrado en la corrupción tras la muerte de 15 personas al colapsar la marquesina de la estación de tren de Novi Sad el 1 de noviembre. Las irregularidades detectadas en la obra, unidas al marco de un sistema donde el presidente controla los medios, los tribunales y los poderes fácticos, han desatado la marea crítica que mira también con recelo el proyecto minero de Rio Tinto.
Si nos fijamos en la posición de la mina, podemos ver que también es vulnerable a la contaminación de las aguas subterráneas, un recurso importante: es la mayor fuente regional de agua potableZoran Stevanovic, hidrogeólogo y exconsultor de Naciones Unidas
En Novi Sad, Pavle Hrncic, de 22 años, considera a las minas una “enorme amenaza al medio ambiente”. “Debemos impedir que se abra. Proteger la naturaleza es esencial para nuestra supervivencia y sin ella no tendremos futuro. La destrucción del medio ambiente no puede justificarse por los beneficios”.
El proyecto actualmente está paralizado gracias a la presión popular de 2021 y 2022, donde manifestaciones masivas truncaron el plan gubernamental de explotarlas cuanto antes. Natalija Jovanovic, de 32 años, recuerda lo que movió a la gente a levantarse hace tres años. “Están quitándole las tierras a la gente y es muy peligroso porque hay pueblos que en las pruebas se han quedado sin agua o, lo que es peor, las toxinas llegaron a las aguas y no se lo dijeron a la gente. Sabe Dios qué pasará en el futuro”.
Los proyectos respecto al litio han generado reacciones de académicos y científicos alertando sobre las complejidades en Jadar. Zoran Stevanovic, hidrogeólogo, profesor jubilado de la Universidad de Belgrado y exconsultor de la ONU, la FAO y la Unesco, avisa de la complejidad de este proyecto: “Casi todos los años los ríos Jadar y Korenita inundan la zona donde está prevista la construcción de la mina y el vertedero. Si nos fijamos en la posición de la mina, podemos ver que también es vulnerable a la contaminación de las aguas subterráneas, un recurso importante: es la mayor fuente regional de agua potable y mucho más importante para las generaciones futuras que cualquier mineral”.
Los informes de 2024 del observatorio de la Comisión Europea fueron incisivos sobre cómo la represión orquestada por Vucic actuó sobre las movilizaciones contra el yacimiento de Jadar. La Comisión describe que en las concentraciones de julio y agosto hubo “incidentes violentos” que incluyeron “arrestos, acusaciones de incitar a la violencia contra el orden constitucional”. También constataron interrogatorios e inspecciones domiciliarias en casas de activistas ecologistas mientras que se impidió el acceso al país de forasteros acusados de “extranjeros no bienvenidos moral y políticamente”. “Las organizaciones e individuos contrarios a las minas de litio siguen bajo presión”, expresa la Comisión, “preocupada por las estrategias y pleitos contra la participación pública”.
Estamos muy preocupados, ¿Quién garantiza que sigan las normas? Vamos a ser un experimento en vivoUros Rebic, estudiante de Biotecnología en Belgrado
Esta agitación reconocida por la propia Comisión no afecta a las negociaciones de Vucic con las potencias deseosas del metal. La presidenta de la institución autora de esos informes, Ursula Von der Leyen, reivindicó en octubre el litio serbio como “la industria del mañana” y estimó el alcance en “20.000 empleos en Serbia y 6.000 millones de euros al PIB”, un 8% del total serbio. Von der Leyen prometió que “respetará y preservará la naturaleza” y la minera “escuchará y cooperará con las comunidades locales”. Meses antes, el canciller alemán, Olaf Scholz, firmó un pacto con Vucic junto a varios representantes automovilísticos alemanes, el país que más vehículos produce de Europa.
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