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Misión en Nigeria: proteger el pangolín

Una organización del país ha rescatado del tráfico ilegal a alrededor de 100 de estos mamíferos y se ha unido para la conservación y educación sobre la especie

Pangolín en Nigeria
El pangolín 'Ajoke', uno de los animales rescatados por el Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria, en una fotografía de junio de 2024, en Ibadán, estado de Oyo, región suroeste de Nigeria. Imagen cortesía de la organización.Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria

Durante la pandemia de covid en 2020, la pangolín Ivy estuvo a punto de ser vendida en un mercado rural de carne de animales salvajes en el Estado de Ogun, en el suroeste de Nigeria. En el último momento, fue rescatada por el Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria (PCWGN, por sus siglas en inglés), una ONG que lidera los esfuerzos por salvar a estos animales en todo el país. Desde su creación en febrero de 2016, han rescatado a unos 100 pangolines como Ivy que iban a ser objeto de tráfico ilegal en Nigeria. Oladipo Omotosho, portavoz de la organización, explica a EL PAÍS que, si no fuera por su labor, a la mayoría de los animales capturados les habrían quitado la piel, y sus escamas se habrían exportado y vendido como ingrediente para la medicina tradicional china. Todo esto pese a que, en 2021, las autoridades farmacéuticas del país asiático retiraron de la lista de ingredientes autorizados las escamas de esta criatura.

El PCWGN es una comunidad de zoólogos, veterinarios, biólogos de la fauna silvestre y estudiantes universitarios que aspiran a construir un espacio en el que puedan prosperar estas especies en peligro. Llevan a cabo estudios y organizan programas para concienciar a la gente sobre la necesidad de conservar el pangolín y los peligros de participar en el contrabando de fauna salvaje. “Hemos observado que el alto nivel de pobreza en algunas de estas comunidades donde se encuentran mayoritariamente los pangolines, unido a la demanda actual de estos animales, es un reto al que debemos enfrentarnos”, asegura Omotosho. Y añade: “Con este fin, hemos lanzado una campaña para convencer a la gente de la necesidad de conservar la fauna salvaje. Queremos acabar con la caza furtiva y el comercio ilegal”.

La organización, presidida por la profesora Olajumoke Morenikeji, de la Universidad de Ibadán, trabaja en colaboración con cazadores, vendedores de carne de animales salvajes, guardabosques y cazadores furtivos “arrepentidos” para localizar a los animales capturados y luego ofrecer a los implicados en la caza ilícita un incentivo para frenarla.

Después de rescatar a un pangolín, el grupo realiza un chequeo inicial para evaluar su estado de salud y decidir qué tratamiento necesita. Posteriormente, se lleva a cabo un examen médico más exhaustivo para determinar los cuidados veterinarios y de enfermería adecuados, y una vez que el animal se recupera, se devuelve a la naturaleza en zonas forestales protegidas.

La profesora y presidenta del Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria, Olajumoke Morenikeji, sostiene un pangolín, en una fotografía tomada en junio de 2024, en Ibadán, Nigeria. Imagen cedida por la organización.
La profesora y presidenta del Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria, Olajumoke Morenikeji, sostiene un pangolín, en una fotografía tomada en junio de 2024, en Ibadán, Nigeria. Imagen cedida por la organización.

“Consideramos que es nuestro deber con la naturaleza hacer todo lo que podamos para conservar la biodiversidad. Es necesario que las diferentes organizaciones, el Gobierno nacional y los ciudadanos se pongan de acuerdo para crear un espacio seguro para los pangolines y luchar contra el tráfico ilegal de fauna salvaje”, explica Morenikeji. “Los pangolines contribuyen a la salud del suelo y controlan las poblaciones de insectos, pero, por desgracia, están muy solicitados para diversos fines, con una importante demanda en Asia que conduce al tráfico internacional. En la actualidad es el mamífero con el que más se trafica en todo el mundo”, remacha.

“La responsabilidad de conservar la fauna salvaje corresponde a todos. Cada individuo puede desempeñar un papel en la protección de la tierra y sus recursos, una labor que nos beneficiará a nosotros y a nuestros hijos. Los pangolines, al igual que otros animales, son criaturas mansas e inofensivas que merecen ser salvadas”, recalca Omotosho.

Grave declive

Aunque la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) prohibió en 2016 todo comercio internacional de especímenes de pangolín, el mamífero sigue estando gravemente amenazado en Nigeria, que, pese a los esfuerzos por combatir el comercio ilegal, sigue siendo un punto central de tráfico de estos animales. Frente a esto, organismos como el Servicio de Aduanas de Nigeria (NCS, por sus siglas en inglés) están adoptando más medidas para reducir la delincuencia organizada.

En octubre de 2023, la BBC informó de que el país quemó escamas de pangolín valoradas en 1,4 millones de dólares (1,3 millones de euros) como medida contra el tráfico ilegal. Según las autoridades, fue la primera vez que la nación destruía públicamente productos derivados de animales salvajes, un hecho que se produjo después de que el PCWGN enviara repetidas cartas al Gobierno nacional para que tomara esta medida. Tras esta decisión histórica, el NCS ha continuado deteniendo a sospechosos de comercio ilegal, al tiempo que confisca sus escamas. Una labor que ha podido hacer en la mayoría de casos gracias a la información proporcionada por la población local, organizaciones asociadas y otros sistemas de seguridad.

El pasado 5 de diciembre de 2024, una operación dirigida por el NCS con el apoyo de la Comisión de Justicia para la Vida Silvestre (WJC, por sus siglas en inglés) acabó con la incautación de 2.179 toneladas de escamas, equivalentes a unos 1.100 pangolines, y la detención de un presunto intermediario. “La magnitud de esta incautación y la detención de un intermediario clave envían el poderoso mensaje de que Nigeria está decidida en su lucha contra el tráfico de especies silvestres”, declaró en un comunicado Olivia Swaak-Goldman, directora ejecutiva del WJC.

Un centro de investigación del Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria, en la Universidad de Ibadan, Oyo, suroeste de Nigeria, en una imagen cedida por la organización y tomada en septiembre de 2024.
Un centro de investigación del Grupo de Trabajo para la Conservación del Pangolín de Nigeria, en la Universidad de Ibadan, Oyo, suroeste de Nigeria, en una imagen cedida por la organización y tomada en septiembre de 2024.

Charles Egomor, científico doctorado por la Universidad de Cambridge y especialista en pangolines, afirma que la población de estos mamíferos se ha desplomado en toda África, lo cual es una causa importante del declive de la biodiversidad mundial. “Y eso nos habla de los animales salvajes explotados por tanta gente en gran parte del trópico. Es una matanza ilegal e indiscriminada. Estos animales son objeto de un intenso tráfico hacia Asia debido a sus escamas. A pesar de que este comercio es ilegal, sigue produciéndose”, explica Egomor.

“Debemos ir más allá de la aplicación de la ley. Debemos promover las actividades de conservación y apoyar a las comunidades para que las lleven a cabo sin sentirse obligadas a hacerlo. Nigeria ha avanzado mucho en los últimos años gracias a las detenciones y las acciones judiciales, pero debemos diversificar las iniciativas para abordar la fauna salvaje”, añade el investigador.

El PCWGN señala que necesita más apoyo administrativo y espacios para llevar a cabo su labor de investigación y recuperación. Según Omotosho, el grupo “pretende utilizar para este fin 1,5 hectáreas de terreno en la Universidad de Ibadán. Hemos trabajado en la primera fase y, cuando esté terminada, comenzaremos nuestro trabajo para mejorar la conservación del pangolín”.


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