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La polémica boda colectiva de 100 niñas y jóvenes nigerianas

Una ceremonia grupal para casar a chicas huérfanas prevista para el viernes enfrenta a Gobierno y líderes religiosos. El Ministerio de la Mujer ha presentado una demanda judicial para pararla, porque teme que algunas sean menores de edad o que no hayan dado su consentimiento

Niñas Nigeria
Alumnas en una escuela de un campo de desplazados de Abuya (Nigeria), en diciembre de 2022.Annette Riedl (DPA/ Picture Alliance/ Getty)
José Naranjo

Una boda colectiva de unas 100 mujeres jóvenes en el noroeste de Nigeria, prevista para este 24 de mayo y promovida por líderes religiosos, ha levantado una ola de indignación en todo el país. Tanto el Gobierno como organismos de derechos humanos temen que algunas de las chicas, que en su mayoría son huérfanas por culpa de la violencia que abunda en la región, sean menores de edad y que otras hayan sido obligadas a casarse. El Ministerio de la Mujer presentó una petición judicial para detener la boda y la responsable de esta cartera, Uju Kennedy-Ohanenye, obtuvo un compromiso con sus promotores para pararla, pero desconfía de la decisión final de los líderes religiosos.

Este matrimonio colectivo saltó a la luz pública después de que Abdulmalik Sarkindaji, portavoz de la Asamblea del Estado Níger, le diera su apoyo explícito. El diputado aseguró que había recibido una petición del Foro de Imames de Níger para conseguir financiación. Los líderes religiosos insisten en que ninguna de las chicas es menor de 18 años y en que se trata de “un acto caritativo” para las huérfanas. “Ellas merecen algo mejor”, aseguró, sin embargo, Kennedy-Ohanenye, quien manifestó que el ministerio que dirige está investigando la verdadera edad de las jóvenes, así como si dieron o no su consentimiento para casarse.

Según el último informe de la organización Equality Now publicado este mayo, en 35 de los 36 Estados de Nigeria está prohibido el matrimonio infantil, un delito que se castiga con penas de hasta cinco años de cárcel. Pese a ello, este país sigue teniendo una de las tasas más altas de esta práctica en el continente.

“Nuestro objetivo principal es garantizar el bienestar y los intereses de las niñas”, aseguró la ministra en su perfil de la red X, antes Twitter. Asimismo, declaró que dicha boda colectiva viola la Ley de Derechos del Niño y la Ley de Violencia contra las Personas. “He tomado medidas para impedirlo”, añadió. Kennedy-Ohanenye mantuvo una reunión con el emir de Kotangora, quien confirmó que había ordenado la suspensión de la boda, y con el propio Sarkindaji, que aseguró: “Actué de buena fe después de que los líderes tradicionales de mi comunidad me pidieran ayuda para la ceremonia (…) pero tras la intervención de la ministra he venido a buscar vías de resolución y fórmulas para que nos asociemos y demos una nueva vida a las niñas”.

La ministra aseguró este miércoles a la agencia Reuters que había recibido garantías por parte de los líderes religiosos de que la boda no se celebraría, pero que había decidido mantener abierta la vía judicial por una cuestión de seguridad. Asimismo, el Ministerio de la Mujer ha lanzado un plan para identificar los perfiles de las chicas, ofrecerles educación, brindarles capacitación en habilidades digitales y que puedan así ser autónomas. “Nuestros esfuerzos conjuntos se orientarán a garantizar el bienestar de las niñas, pero la orden judicial aún persiste hasta que resolvamos todas las zonas grises”, añadió Kennedy-Ohanenye.

Grupos yihadistas

La mayoría de las chicas son huérfanas por la violencia que sufre el noroeste de Nigeria. Desde hace al menos una década, grupos de delincuentes organizados se dedican a cometer robos, asesinatos y secuestros masivos en esta zona, sin que, hasta ahora, el Gobierno federal haya podido poner remedio a esta crisis en materia de seguridad. Aunque coinciden en ciertas tácticas con grupos yihadistas como Boko Haram, como el rapto de escolares, y algunos investigadores establecen ciertos vínculos entre ellos, no se trata de radicales islámicos, aunque son las dos caras de la moneda de la inseguridad que sufre Nigeria.

En su informe, Equality Now investigó también la situación de la igualdad de género en 20 países africanos y llegó a la conclusión de que la discriminación contra mujeres y niñas sigue profundamente arraigada tanto en los sistemas legales como en las costumbres familiares. “Pese a que se han puesto en marcha importantes reformas legales, los progresos han sido lentos, inconsistentes y salpicados de pasos atrás debido a una falta de voluntad política y una implementación débil”, concluye la organización.

“La cultura y la religión se presentan a menudo como los mayores impedimentos en la lucha por la igualdad en el derecho de familia, estancando las reformas”, asegura Esther Waweru, coautora del informe de Equality Now. “Hay una reacción violenta de los movimientos antiderechos que buscan revertir los logros obtenidos con tanto esfuerzo en áreas como la eliminación del matrimonio infantil y la mutilación genital femenina”, agrega.

Según esta asociación, el matrimonio de menores de edad está totalmente prohibido en Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Egipto, Gambia, Kenia, Malaui y Mozambique, lo que representa un “notable progreso”, pero la práctica persiste en ciertas comunidades y en otros países, como Camerún, Nigeria, Senegal, Sudán, Sudán del Sur y Tanzania, donde todavía existen leyes que lo autorizan.

La violación dentro del matrimonio también se permite en muchos países objeto de la investigación y solo está criminalizada en Tanzania y Burundi. El informe destaca, por ejemplo, que ha habido tribunales de Malaui que han establecido que en el seno del matrimonio no puede haber violación y que su legislación establece que solo en limitadas circunstancias una mujer puede negarse a mantener relaciones sexuales con su marido. Además, en ciertos países de África, como Sudán o Argelia, la mujer solo puede pedir el divorcio en caso de abandono o violación del contrato matrimonial, mientras que los hombres pueden hacerlo de manera mucho más libre, según el informe.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).
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