Nueve bebés de Gaza sin nombre y sin familia
24 recién nacidos fueron evacuados a Egipto desde la Franja durante el asalto del Ejército israelí. Tres han muerto y nueve de ellos no tienen a dónde ir
En una sala impoluta del primer hospital en funcionamiento de la nueva capital administrativa que Egipto está levantando en el este de El Cairo descansan nueve bebés sin nombre de pila. En los pequeños rótulos que cuelgan de sus espaciosas cunas, con vistas a la inmensidad todavía vacía de una ciudad en construcción en medio del desierto, se les identifica solamente con los nombres de sus madres. Los mismos que aparecían grabados en los sutiles brazaletes que colgaban de sus muñecas y tobillos el día que aterrizaron en este reluciente complejo.
Quiénes son, y si hay alguien en el mundo que los espera, no lo acaba de saber nadie. Son parte de un grupo de 31 bebés prematuros que nacieron en el Hospital Al Shifa, del norte de Gaza, poco antes o durante los primeros compases de la ofensiva militar de Israel en la Franja, y que fueron evacuados en noviembre después de que el Ejército israelí atacara y asediara el centro donde estas criaturas recién nacidas permanecían en incubadoras. Los nueve bebés sin nombre llegaron a Egipto solos, y hasta ahora nadie ha preguntado por ellos y nadie parece saber dónde están sus familias ni si tienen algún pariente con vida.
Los bebés prematuros de Al Shifa, el principal hospital de Gaza, se convirtieron en un símbolo de la tragedia que causó el ataque israelí contra el centro, asaltado de nuevo esta semana. Transcurridos cuatro meses, las nueve criaturas por las que nadie ha preguntado encarnan el futuro incierto de muchos infantes gazatíes. La intensidad de la violencia, el alto número de muertos y el desplazamiento de la mayoría de la población están partiendo a miles de familias. Y el colapso de la administración y unas conexiones inestables están dificultando su reunificación, eso cuando todavía queda alguien con quien reunificarse. Más de 13.000 niños han muerto en Gaza a consecuencia de la ofensiva israelí, según datos de Unicef.
Al hospital de la nueva capital de Egipto han acabado llegando, en total, 24 de aquellos bebés prematuros. Y lo hicieron con un rosario de afecciones: deshidratación severa, infecciones, dificultades respiratorias, septicemia, disfunciones orgánicas. “Estaban muy graves, las posibilidades de vivir de estas criaturas rondarían quizás el 20%”, nota Ramzy Mounir, el director del hospital, desde su oficina. “Hicimos un gran esfuerzo”, recuerda.
El grupo de recién nacidos fue recibido por un doctor por cada dos bebés y una enfermera para cada uno, afirma Mounir. También se contó con especialistas externos. “Todos los casos eran incompatibles con la vida”, repite Ahmed Assawah, el jefe del departamento de pediatría de la Universidad de Al Azhar. Hasta ahora, tres bebés han muerto, el primero a los pocos días de llegar, el segundo pasadas unas semanas, y el último hace solo un mes.
Estaban muy graves, las posibilidades de vivir de estas criaturas rondarían quizás el 20%”Ramzy Mounir, director del hospital de la nueva capital administrativa de Egipto
La salud de los que permanecen en el hospital ha experimentado desde entonces una gran mejora, y casi todos podrían recibir el alta, aunque solo cuatro se han ido. Sin embargo, Mounir explica que uno de estos últimos enfermó recientemente cuando se encontraba ya fuera del centro y acabó falleciendo, por lo que, de momento, el resto seguirán ingresados.
El caso de los que no tienen familia se presenta particularmente complicado. “Después de [estos] meses están en muy buenas condiciones”, reconoce Mounir, pero de momento “se van a quedar porque, sencillamente, no tienen adónde ir”. En el hospital los seguirán cuidando, afirma para reconfortar, e incluso han preparado una pequeña guardería. Pero le corresponde a las autoridades egipcias y palestinas tomar una decisión sobre su destino.
Solo hay dos de los que se ha podido recabar algo de información, en ambos casos trágica. Uno de ellos, Hijo de Fátima el-Hersh, nació de milagro en el hospital del norte de Gaza, según el testimonio de un enfermero de Al Shifa grabado en vídeo mientras se encontraba allí. La casa de la familia del pequeño fue bombardeada y su madre tuvo que ser trasladada al hospital cuando estaba embarazada de 32 semanas. El médico que la atendió consiguió rescatar al bebé de su vientre, pero ella falleció, al igual que toda su familia. “Es el único superviviente”, afirmaba el enfermero, que admitía que no sabían “quién se hará cargo”.
El hijo de Halima Abdelrabo, por su parte, perdió el ojo derecho y ha sido recientemente operado en Egipto para insertarle uno de cristal y evitar malformaciones. Lo único que se conoce de él es gracias a una foto de su expediente médico difundida en las redes sociales. En el documento se puede leer, escrito a mano, que la familia está muerta.
EL PAÍS ha contactado con la Embajada de Palestina en Egipto para saber si existen planes para estos bebés, pero no ha recibido respuesta en el momento de publicar el artículo.
Reunificación a medias
En habitaciones contiguas a la sala que hace de hogar a los nueve bebés sin familia se encuentran otros siete infantes prematuros acompañados. En total, cinco madres –entre ellas dos con mellizos– se han instalado también en los últimos meses en el complejo del hospital para estar cerca de sus hijos. Aunque llegar hasta ellos ha sido una odisea aparte.
Ayat El Daour, una joven de la ciudad de Gaza, dio a luz a sus dos hijas gemelas, Mera y Dahab, en el Hospital Al Shifa, apenas unos días antes de que el ejército israelí se plantara ante sus puertas. Cuando ella recibió el alta, se vio forzada a huir a un campo de refugiados por la proximidad de la ofensiva militar a su hogar. Y poco después, con la ciudad de Gaza devastada, tuvo que desplazarse hacia el sur, dejando a sus hijas atrás.
Durante los primeros diez días, El Daour pudo seguir comunicándose con el personal médico de Al Shifa para cerciorarse de que sus hijas se encontraban bien. Pero cuando el hospital quedó totalmente sitiado por las tropas israelíes se hizo el silencio, y las noticias sobre sus pequeñas dejaron de llegar. Una agonía que se alargó durante cerca de 30 días.
“Durante un mes fue imposible comunicarse con el personal [médico]”, explica El Daour. “Todos los días había noticias de algún bebé fallecido, pero no sabíamos cuál”, recuerda desde una luminosa sala de espera de la unidad neonatal del hospital egipcio. “Todas las noticias eran de bebés que morían”, evoca, “teníamos mucho miedo”. Cinco de los 39 bebés prematuros que se encontraban en Al Shifa murieron por la falta de combustible y los cortes de electricidad, según informaron las autoridades sanitarias locales y la ONU.
Fue por casualidad, leyendo las noticias, que El Daour se enteró de que algunos de los bebés prematuros de Al Shifa habían sido evacuados a un hospital en Rafah en una misión que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dirigió la operación conjunta de la ONU y la Media Luna Roja Palestina, calificó de “alto riesgo”. Los nombres de sus hijas aparecían en la lista. Habían pasado 39 días desde la última vez que las había visto. “Estábamos eufóricos”, cuenta, con su tercera hija correteando para llamar su atención.
Poco después de reencontrarse, Ayat y sus hijas cruzaron el paso fronterizo de Rafah que conecta Gaza con Egipto, y fueron trasladadas al hospital de Al Arish, la capital provincial del Sinaí del Norte. Allí permanecieron dos semanas, hasta que las derivaron al hospital de la nueva capital egipcia que se ha convertido temporalmente en su hogar. Los médicos aseguran que Mera y Dahab llegaron en un estado crítico, pero que ahora están ya fuera de peligro. Su padre, con el que Ayat espera reunirse pronto, no ha podido acompañarlas y continúa en Rafah, recibiendo noticias sobre su familia únicamente cuando la conexión lo permite.
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