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La ley antigay de Uganda desata una batalla comercial con Estados Unidos

Washington excluirá al país africano del acuerdo comercial AGOA por la “flagrante violación de derechos humanos” que supone la legislación, que condena a cadena perpetua las relaciones homosexuales

Homofobia Uganda
Manifestación contra la ley homófoba de Uganda, en Sudáfrica este pasado mes de abril.Gallo Images (Gallo Images via Getty Images)

La durísima ley contra la homosexualidad aprobada en Uganda en mayo de este año ha provocado una batalla comercial con Estados Unidos, que se ha materializado en nuevas sanciones. La última ha venido de la mano del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que ha anunciado que la exclusión de Uganda, además de otros países como Níger y Gabón, de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA, por sus siglas en inglés), un acuerdo comercial que permite a los países del África subsahariana comerciar cientos de productos con EE UU sin pagar impuestos.

La exclusión de la AGOA supone otro varapalo internacional a la economía ugandesa después de que en agosto, el Banco Mundial congelara los préstamos a Uganda por ir “en contra de los valores” de la institución. Mientras que el motivo de la exclusión de Gabón y Níger son los golpes de Estado que han experimentado ambos países este año, en el caso de Uganda, ha declarado Biden, se debe a una “flagrante violación de los derechos humanos reconocidos internacionalmente”, en alusión a la ley anti LGBT, que prevé la cadena perpetua para las relaciones de personas del mismo sexo y la pena de muerte por “homosexualidad agravada”, para los casos de abusos a personas con discapacidad o menores de edad.

El presidente ugandés, Yoweri Museveni, no ha tardado en contraatacar. “Algunos actores del mundo occidental se sobreestiman a sí mismos y subestiman a los luchadores por la libertad de África. Debido a que algunos de estos luchadores por la libertad cometen errores de filosofía, ideología y estrategia, algunos actores extranjeros piensan erróneamente que los países africanos no pueden avanzar sin su apoyo”, ha publicado Museveni en su cuenta de X, antes Twitter. “Ciertamente, en lo que respecta a Uganda, tenemos la capacidad de alcanzar nuestros objetivos de crecimiento y transformación, incluso sin el apoyo de algunos de estos actores”.

Un 30% de la población de Uganda vivía con menos de 1,77 dólares al día (1,67 euros) en 2020 y más del 40% del presupuesto del país dependía entonces del exterior, especialmente en sectores clave como la salud y la educación, según datos del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

El asesor presidencial del Comité de Expertos y Desarrollo Industrial de Uganda, Odrek Rwabwogo, ha acusado públicamente a Biden de “castigar” a Uganda para ganarse el apoyo de los votantes estadounidenses antes de las elecciones presidenciales previstas para el año que viene. “Ciertamente, ningún ugandés —independientemente de sus preferencias sexuales— saldrá beneficiado. Los agricultores y pequeños empresarios sufrirán las consecuencias”, ha subrayado en una rueda de prensa. El portavoz del Gobierno de Uganda, Ofwono Opondo, asegura en una entrevista telefónica con este diario, que el veto de EE UU “tendrá poco impacto” porque “muy pocas empresas estadounidenses” operan en este país del este de África.

En los últimos 26 años, las exportaciones de Uganda a Estados Unidos han aumentado a una tasa anual del 10,1%. En 2021, se exportaron productos básicos como café, vainilla, plantas vivas, esquejes y semillas de hongos por valor de 89,6 millones de dólares (unos 84 millones de euros), frente a los 7,41 millones en 1995, según la plataforma de estadísticas OEC.

Es probable que las actividades comerciales se reduzcan aún más. El mes pasado, los Departamentos de Estado, de Trabajo, Salud y Servicios Humanos, el Comercio y la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE UU emitieron una advertencia conjunta avisando a los estadounidenses con inversiones en Uganda sobre los “posibles riesgos” que entrañan las violaciones de los derechos humanos. Las instituciones señalaron que “empresas, organizaciones y particulares deben ser conscientes de los posibles riesgos financieros y para su reputación derivados de la corrupción endémica, (...) la violencia contra los defensores de los derechos humanos, miembros de los medios de comunicación, trabajadores sanitarios y grupos minoritarios”. “La promulgación de la AHA [siglas en inglés de la ley antihomosexualidad] amplía estos riesgos y crea oportunidades adicionales de injerencia en las operaciones comerciales, ya que, entre otras cosas, anima a denunciar a las personas sospechosas de comportamiento homosexual [la nueva legislación condena el difuso concepto de `promoción de la homosexualidad´ con hasta 20 años de cárcel] e impone cadena perpetua a las relaciones del mismo sexo”.

“Los homosexuales interfieren en nuestra exportación”

El mes pasado, el presidente Museveni reveló que algunas empresas estadounidenses ya habían empezado a cancelar pedidos de exportación a Uganda a causa de la ley contra la homosexualidad. “Los homosexuales están interfiriendo en nuestra exportación de textiles”, concluyó Museveni. “Pero eso no me preocupa porque el dinero que habéis estado despilfarrando en la ropa de segunda mano y en la importación de tejidos extranjeros es mucho más de lo que podemos ganar con las ventas a Estados Unidos”, aseguró. Uganda, como la mayoría de los países subsaharianos, importaba ropa de segunda mano, procedente sobre todo de Estados Unidos, a través del acuerdo AGOA. En septiembre de este año, Museveni anunció que prohibirá la importación de ropa usada, y explicó que la medida tiene por objeto proteger las industrias textiles locales.

Los dólares como arma

Algunos expertos locales creen que Estados Unidos está “convirtiendo sus dólares en un arma” para luchar contra Uganda a causa de la ley anti homosexualidad. “Lo que Estados Unidos pretende es que el dólar se revalorice haciéndolo escasear en Uganda mediante la reducción de cualquier perspectiva de negocio”, comenta el economista Walter Atiko. Otros, como Fred Muhumuza, director del Foro de Economía de la Escuela de Negocios de la Universidad de Makerere, instan al Gobierno ugandés a considerar la posibilidad de iniciar un diálogo con Estados Unidos para evitar nuevas restricciones comerciales, por temor a que el país se vea gravemente afectado a la larga.“Necesitamos establecer un marco a través del cual el Gobierno pueda dialogar con Estados Unidos o, de lo contrario, la población local padecerá las pérdidas económicas en el futuro”, predice.

Los efectos de la norma también se notarán previsiblemente en la salud, en particular en las políticas de prevención y tratamiento del VIH, en un país con 1,4 millones de personas que viven con el virus (sobre una población total de 45 millones), según la Comisión del sida de Uganda. El presidente Museveni ha subrayado: “Es bueno que el Gobierno estadounidense no haya cometido el error de interrumpir la financiación de los medicamentos contra el VIH para los 1,4 millones de personas que los toman. Sin embargo, tenemos un plan de contingencia para financiar en su totalidad la adquisición de esos medicamentos si los donantes externos no pudieran hacerlo”, ha asegurado Museveni.

El anuncio de las sanciones de Estados Unidos coincide además con la noticia de que dos turistas extranjeros (un británico y una sudafricana) fueron asesinados el mes pasado por el grupo rebelde Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA) en el Parque Nacional de la Reina Isabel. El turismo constituía hasta ahora una de las principales fuentes de ingresos de Uganda.

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