10 fotosAgriculturaUna nueva oportunidad cultivando cacao en ColombiaDesde una plantación en Policarpa y dos laboratorios en Tumaco y Pasto, Dayana Rodríguez y Lorcy Ceballos promueven alternativas a la siembra de coca en la región de Nariño Belén HernándezNariño (Colombia) - 23 ago 2022 - 05:30CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceNariño ha sido una de las zonas del país más castigadas por el conflicto armado y la siembra de cultivos de uso ilícito se perfiló durante décadas como una de las pocas salidas para el sustento de muchas familias. “Para los otros productos que se sembraba en la zona, el plátano, el maíz o la yuca, no había ni siquiera vías para transportarlos en grandes cargas y poder venderlos”, recuerda Rodríguez, sujetando entre las manos una mazorca de cacao partida en dos. Guillermo Jimenez Carazo (EL PAÍS)Las fumigaciones que el Gobierno colombiano lanzó en todo el país y en Nariño para acabar con el narcotráfico los dejaron sin cultivos y sin recursos. “De nuevo nos tocó empezar de cero, porque volvíamos a quedarnos sin nada”, asegura Rodríguez. A partir de ahí, esta joven y su familia decidieron apostar por el cacao y se unieron a Asocacao Policarpa. Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)Dayana Rodríguez hoy estudia Administración pública y es secretaria de la junta directiva de Asocacao. “No fui consciente del daño que hacía el cultivo ilícito hasta ir a la ciudad, cuando me tocó ver cómo una persona sana, amable, se fue metiendo en el vicio de la coca y hasta el día de hoy no ha podido salir”, lamenta. Con el beneficio de las cosechas de su familia, Rodríguez pudo estudiar técnico en Sistemas y Publicidad en Pasto, capital de la región, donde vivió nueve años.Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)Asocacao acaba de inaugurar una planta de transformación de cacao con el apoyo de Ayuda en Acción y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que ya está en funcionamiento para producir productos como chocolate de mesa, chocolatinas, pepitas de cacao y licor, entre otros.Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)Lorcy Ceballos es la representante legal de la asociación de mujeres Canasteando, una organización que pertenece al consejo comunitario de Bajo Mira y Fronteras, un distrito de Tumaco. En la imagen, trabaja la textura de un chocolate ya transformado en el laboratorio de Ayuda en Acción de Pasto. “Queremos que quien pruebe este chocolate tome algo rico, dulce, pero saludable y con sabor de nuestra tierra y ancestral”. Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)Ceballos se afana, junto con otras cuatro o cinco compañeras más de la organización, en procesar el chocolate obtenido del cacao recogido por la asociación en una pequeña habitación a modo de laboratorio en Tumaco. Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)La organización que lidera Ceballos está compuesta por 106 socias y reivindica el papel de la mujer a través de distintos proyectos culturales, sociales, gastronómicos y medioambientales. Uno de ellos está dedicado al chocolate y su producción. En la imagen, Ceballos calienta chocolate para probar su sabor. Guillermo Jimenez Carazo (EL PAÍS)Lorcy Ceballos aprendió de sus padres el amor hacia el cacao y al chocolate. De niña y junto a sus hermanos visitaba la finca familiar y cada uno cuidaba de un árbol distinto. Allí, rememora, transformaban el cacao de manera artesanal: lo cosechaban, lo escurrían, lo secaban, lo movían y después lo tostaban en una olla sobre el fogón de leña, para posteriormente descascarillarlo y finalmente molerlo, mezclarlo con leche de coco y tomarse un buen vaso de chocolate.Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)“Hemos estado haciendo unas pruebas de refermentación, agregándole almidones fermentados y frutas para ver qué otras características le podemos dar al chocolate”, explica Eyvar Gómez, ingeniero agroindustrial de Ayuda en Acción. El experto, junto a la repostera Luciana Calle y el chef David Koch, del restaurante Sausalito, realiza pruebas de ensayo y error en este centro de investigación.Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)El objetivo final de las mujeres de Canasteando es conseguir el sello orgánico en aquel chocolate que usarán para elaborar chocolatinas y bombones rellenos con sabores frutales autóctonos del Pacífico: a ciruelo, limoncillo... Guillermo Jiménez Carazo (EL PAÍS)