![El ingeniero Elmer Quispe Salcedo muestra el tanque de almacenamiento de agua potable de la comunidad de Bolívar, en la Amazonia peruana, con capacidad para 3.000 litros. Los mismos beneficiarios del proyecto para su instalación de la Fundación Mainel, en colaboración con la organización peruana Aprodes, han ayudado a construir el sistema, que recoge el agua desde un río cercano hasta un depósito. El agua cae por gravedad y continúa a las casetas sanitarias que tienen cada una de las 100 familias abastecidas, de las comunidades de Alto Chavini, Quimotari y Bolívar. También son los vecinos quienes hacen el mantenimiento cada 30 días: realizan la limpieza interna y externa, la clarificación, la desinfección y la limpieza del circuito de tuberías hasta el ojo de agua (la toma donde inicialmente se recoge).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QLKRFPQSGROPFJWKWDZYHOPBPY.jpg?auth=ec93eeea08b45393eccf16154fc66fb91ea23a559abce357acdbbcc968185fd2&width=414)
Agua y retretes contra la desnutrición en Perú
Una fundación valenciana colabora con una peruana para facilitar acceso a recursos hídricos, así como saneamiento, a tres comunidades de la selva amazónica, donde el retraso en el crecimiento de los niños es demasiado común debido a la falta de ellos
![Hilarión Roncal y Esther Arteaga posan en su casa, en la comunidad de Bolívar. Ellos, como la mayoría de familias, se dedican al cultivo de café y cacao. Además de abastecer de agua limpia a las comunidades, el proyecto les ha ayudado a ordenar sus viviendas. Esther destaca el cambio que ha supuesto reordenar los espacios de su hogar: “Antes compartíamos salón, cocina y era todo un poco caos… Ahora hemos aprendido a separar espacios y a mantener limpia la vivienda. Hemos cambiado nuestra forma de vida”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PFI324FFXBIV7JBHXSU2GBP2MI.jpg?auth=2989498536d3026bb963cd894e7808ea009f6d27f7da0b75aadde4db62c0b342&width=414)
![Raquel Roncal es hija de Hilarión y Esther. Gracias a la ayuda de sus padres, ha podido independizarse con su niño de siete años. “Ahora ya no tengo que ir a buscar el agua, tan solo tengo que abrir el grifo y hervirla durante cinco minutos”, destacaba mientras bebía del vaso que acababa de servirse.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VH66CD5I25PRZOJ4ANUBECPQS4.jpg?auth=98649362226b29e9445351e4a9ace934415df2c0b8a98781ff0104cb5521920f&width=414)
![El proyecto se completa con un programa de formación a las familias sobre hábitos alimentarios y un control nutricional de sus hijos. En las tres comunidades se han detectado un total de 14 casos de desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años de un total de 43 en las tres comunidades donde trabajan. En la imagen, Yudy Chilingano, a la izquierda, da indicaciones a Carmen Mueras para medir a su hija.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/O27CHNGVFNP6HCS6NL7PSI6RRE.jpg?auth=0683e4d9e96534c582048cc4ea4b7c0ae675ac816755c8ba25b556421b75ec1f&width=414)
![Verónica Espinoza, nutricionista, acompaña a Yudy Chilingano a los hogares para informar sobre cómo alimentarse mejor en el día a día. Pertenece al hospital de Pangoa y mediante un convenio, realiza talleres de nutrición y apoyo en las campañas de desparasitación. Han sido formadas un total de 240 personas entre padres, madres e hijos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LXNUSEZI55MT5CFZC46KUKDOII.jpg?auth=e1133d83a021cfa0a46a1b3ac23c10b523474042eef0f769534b974bc48d42b5&width=414)
![El programa de nutrición continúa en la escuela de San Pablo de Quimotari, en la comunidad de Quimotari. La escuela alberga también a los alumnos de las otras dos comunidades beneficiarias, Bolívar y Alto Chavini. Yudy y Verónica acuden para realizar el seguimiento nutricional a las niñas y niños de hasta cinco años. Realizan la medición y el pesado con el objetivo conocer si la evolución está siendo positiva tras la formación que han recibido sus familias. En el colegio hay un total 49 alumnos, de los cuales 14 son menores de cinco años que pertenecen a educación infantil.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QMRRXQXCINKATE4UHNLE5IYQTQ.jpg?auth=4d4f9457ebcad6880db14ba8ea0fb44bf4cf575cae3491dbcf1f90911ad9ab25&width=414)
![Yudy Chilingano mide a Diana Diaz Huaman. Según los últimos datos de El Instituto Nacional de Estadística del gobierno de Perú, el 12,1% de la población menor de cinco años del país sufría desnutrición crónica en el año 2020.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CHQVAEKUGRLPPASFUKZQYVL5MA.jpg?auth=4eb8d6976e23fbe8665604037861dc2eefec3542f7c57796d4124ffb707d535d&width=414)
![Gracias al proyecto, las 100 familias beneficiarias disponen de dos cubos para separar los residuos orgánicos de los inorgánicos. En la imagen, la instalación de los mismos en la casa de Moisés Quispe.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CB4WBINC5BLVRIYORJPOZOYJGY.jpg?auth=0d5544fa9fb51ed9584a0432690ec228ca1fe0a79777162f4be2e4c32968790c&width=414)
![Moisés Quispe (32 años) es uno de los beneficiarios de la comunidad Bolívar. Vive solo y se dedica al cultivo de cacao, que abunda en la zona. Mientras muestra su cultivo de cacao, comenta cómo el compost le proporciona material orgánico de calidad para sembrar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VH5KJCH6UZKXBCJTGE3QC6JEGQ.jpg?auth=f0944e5ffa7491054a562cf07e5bb85515ca1bd7238a819687037b17827c58c2&width=414)
![Las organizaciones impulsoras del proyecto indicaron a las familias construir la parcela de compost en una zona acotada y alejada de sus viviendas. Las familias obtienen el compost de la descomposición de residuos orgánicos, como el material vegetal que se obtiene de los campos o el estiércol de los animales. El proceso se prolonga unos tres meses. Cada quince días se tiene que remover el material y echar cal para mejorar su pH. Anteriormente, muchas familias no conocían el compost como abono natural. Ahora, según Aprodes, su utilización ha mejorado la estructura del suelo, incorporado microorganismos beneficiosos, reducido la erosión, aumentado la retención de nutrientes y mejorado el cultivo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MPMZUMWKT5L6RIRM5ODD2MMKAY.jpg?auth=f848fd7f668e8cd7dbc07aabf9a13c5eefd3e6d2a4333ee76a57b64e46ff8bb2&width=414)
![Todas las casetas sanitarias cuentan con un depósito de hasta 600 litros que canaliza el agua por gravedad a un retrete, una pila y una ducha. Según el Plan Nacional de Saneamiento 2022-2026 del gobierno de Perú, 7,5 millones de peruanos no cuentan con acceso a alcantarillado y retrete, de los cuales el 63% reside en el ámbito rural.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FK5IAXMGUFKN5EMNSUST6RBZXI.jpg?auth=0f862cc1c7d7cd22364a58f3bdfc610bb4829d406dab8848c6c311d72b823664&width=414)
![Las aguas negras caen en un depósito conocido como biodigestor. El depósito enterrado en el suelo tarda en llenarse unos dos años, y tras un proceso químico de los deshechos, permite arrojarlos al medio ambiente libre de contaminación.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GPBLELKUAJNDJNBCLGQ3XF2UDQ.jpg?auth=8638d7f6d3c5f105b29ed47733bcc358305e2b2561b857a480a97efe3fb3161d&width=414)
![Según el profesor de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Carlos Reynel, la quema indiscriminada de los montes para el cultivo supone un grave peligro para la supervivencia de la selva amazónica: “Evita la incorporación de nutrientes al terreno y no permite que el agua filtre, lo que vacía los acuíferos subterráneos y seca los ríos”. Contra ello, los beneficiarios han aprendido a recuperar el monte a través de la planta frijol palo (Piti Pua) que se ve en la imagen. Se trata de una leguminosa, y por su naturaleza, fija nitrógeno al suelo a través de sus raíces. Además, sus hojas generan abono orgánico por su descomposición al caer al suelo, lo que ayuda a su regeneración.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JX644N4LOVJ43JWKDQ6GPH36YU.jpg?auth=599dcc9201e9325b53e7040bbad2fc9c86f2dbe8439500772267686f539bd0f6&width=414)
![Jorge Vilcapoma y Olga Ascencios posan con su hija en su vivienda de Quimotari, frente a la caseta sanitaria instalada por Fundación Mainel y Aprodes. Vilcapoma pertenece a los ashaninka, el grupo indígena más numeroso de Perú. Su identidad se encuentra muy vinculada con la naturaleza y los seres que la habitan, puesto que reconocen que todo lo que les rodea tiene vida. Vilcapoma enseña la casa y pone en valor el café y cacao que cultivan. Del total de beneficiarios, el 20% es de origen indígena y el 80% son colonos. La familia de Ascencios y su esposo cuenta con pocos recursos económicos y por ello realizan trabajos de manteamiento en otras parcelas para conseguir algún ingreso adicional. Todos los hogares beneficiarios de los proyectos no alcanzan a ganar dos dólares diarios, se encuentran en el umbral de la extrema pobreza.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XEGY6OHSBNO4TEJBJWBY5EOHUU.jpg?auth=b84cba12cd283d82864e2ed0b2d971858dd6f28c5c1366e95b9efe9be7d92097&width=414)
![Los residuos inorgánicos terminan en un depósito de microrelleno instalados también en el terreno de las casas. Las comunidades están aisladas y no existe un sistema de recogida de residuos, por tanto, la única forma de no generar contaminación es que cada familia cuente con su propio espacio. Una vez se llenan, son sellados y se procede a construir otro para continuar el proceso. En la imagen, Jorge Vilcapoma abre la tapa de su depósito de microrelleno.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XH4G5EOVGVLR7M2OZWSYAGGSQA.jpg?auth=71988a23e55a3f961cce8cb53f5c6be63ed16b4e96b5b5422ce9e8d9382da8b8&width=414)
![Martha Ascensios es hermana de Olga Ascencios. En la imagen se observa cómo seca el café sobre una gran lona. Los procesos para el procesado del café y cacao son muy rudimentarios.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LXHBNOEXQ5I3RNXNWRBVR7AYC4.jpg?auth=cc826815a9aa1a18476ed0657831fd4c4c4c8fdcb8463388580ecf337cba92da&width=414)