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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado
SINGAPUR
Tribuna
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El futuro de la movilidad está en Singapur

La isla, sin abundancia de recursos naturales, ha alcanzado uno de los mayores niveles de renta per cápita del mundo en tan solo 50 años. Es el laboratorio urbano más avanzado en Asia

Transporte público en Singapur.
Transporte público en Singapur.Björn Strausmann (Unsplash)

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Tiziano Terzani no era fanático de Singapur. Este escritor y periodista florentino exploró cada rincón de Asia, fue testigo de la caída de Saigón ante las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Vietnam y el Viet Cong, y de la caída de Nom Pen ante los Jemeres Rojos. Cuando visitó Singapur su conclusión fue que todo lo que tenía para ofrecer era el aeropuerto: “la concentración de todo lo que tiene para mostrar: su eficiencia, su limpieza, su orden”. Por lo demás, para él, la acaudalada ciudad-estado no era otra cosa que “el mayor supermercado de bienes de consumo, futilidad y remilgos en Asia”.

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Algo de cierto hay en la evaluación de Terzani, pero dista de ser completa. La meticulosidad de Singapur no solo sirve para que su aeropuerto funcione sin contratiempos; permite además llevar las ideas a la acción a una velocidad asombrosa. Gracias a ello, se convirtió en un laboratorio viviente para la innovación urbana.

Fui testigo directo de ese proceso. En 2013, cuando se avecinaba el 50.º aniversario de la independencia, el jefe de los funcionarios públicos de la ciudad me pidió mi opinión sobre los hitos y experiencias que debían ser centrales en los festejos. Tal vez, sugerí, no tenía que fijarse en el pasado, sino en el futuro, por ejemplo, en impulsar la innovación en un sector en el que siempre destacó: la movilidad.

Apenas unos días después recibí una llamada para informarme que el Gobierno había decidido formar un grupo de trabajo para estudiar la transición a los automóviles autónomos, el Comité de Transporte Terrestre Autónomo de Singapur (CARTS, por su sigla en inglés), y me invitaba a participar. Desde entonces, el comité se reunió con partes interesadas clave —tanto públicas como privadas— varias veces al año, para preparar el trabajo de base.

Los vehículos autónomos ya están increíblemente avanzados, pero los desafíos para su desarrollo no son solo tecnológicos. Para transformar la movilidad urbana también es necesario repensar los espacios donde funcionan (y dónde se guardan) nuestros nuevos automóviles independientes.

Si los servicios para compartir viajes desdibujaron la tradicional diferencia entre el transporte público y privado, los coches autónomos podrían eliminarla por completo. Después de llegar al trabajo la gente no suele necesitar que su vehículo quede estacionado todo el día en sus casas u oficinas. Así, puede aprovechar el tiempo durante el cual estaría sin hacer nada para llevar y traer a familiares, vecinos, conocidos o cualquier otra persona que esté en la ciudad.

Los líderes de Singapur demostraron que son capaces de mirar a largo plazo y actuar en forma decidida

Dado esto, los automóviles compartidos deberían convertirse en la nueva normalidad. Y, con la reducción del total de vehículos motorizados en circulación, también disminuiría la necesidad de espacios de estacionamiento en la ciudad. Nuestro laboratorio en el MIT, Senseable City, estima que la transición a estos podría permitir a Singapur eliminar aproximadamente el 80% de los 1,3 millones de espacios de estacionamiento con los que cuenta.

La nueva tierra disponible podría disparar la reinvención de las áreas residenciales. Los bordes de las aceras no estarían llenos de filas de automóviles y parquímetros, sino de espacios para restaurantes, patios de juegos y pequeños jardines. También se podrían dedicar a las estaciones de carga para vehículos eléctricos, zonas de carga y descarga para el comercio electrónico, y estacionamiento para escúteres y bicicletas compartidas.

En la mayoría de las ciudades esa visión se incluiría en un expediente atractivo y bien estudiado… Para dejarla luego juntando polvo. Pero no en Singapur. Allí, el disciplinado aparato gubernamental de la ciudad y los principales industriales actuaron codo a codo. Unos pocos años más tarde, el grado de avance es sensacional.

Ayuda contar con la Junta para el Desarrollo Económico de Singapur y el fondo de inversión soberano, que implementaron inversiones coordinadas a gran escala en nuevas empresas emergentes de movilidad, como nuTonomy, fundada en el MIT. Esta comenzó a probar el primer servicio de taxis completamente autónomo del mundo ahí, en 2016. Al año siguiente fue vendida por 450 millones de dólares (385 millones de euros), lo que generó significativos ingresos para el Gobierno.

Y hay más innovación en camino. Nuestra empresa de diseño ayudó a crear CapitaSpring, un rascacielos de 280 metros de altura que se inaugurará este año y que considera la transición inminente a los sistemas de movilidad futuros. Por ejemplo, las plazas de aparcamiento están ligeramente más elevadas de lo habitual y los suelos no están inclinados, para que cuando disminuya su demanda se las pueda reconvertir en oficinas con vistas a Marina Bay.

No es una coincidencia que Singapur, una isla sin abundancia de recursos naturales, haya alcanzado uno de los mayores niveles de renta per cápita del mundo en tan solo 50 años. Sus líderes, sistemáticamente, demostraron que son capaces de mirar a largo plazo y actuar en forma decidida.

Por supuesto, esta ciudad-estado dista de ser perfecto. La carga del progreso a menudo cayó sobre la gran población de inmigrantes que trabaja en puestos peligrosos y mal remunerados, con pocos derechos u oportunidades de mejora. Y, aunque la cúpula de la Administración Pública es rápida y emprendedora, los rangos medios siguen siendo lentos y aversos al riesgo. Finalmente, el orden que tanto aburría a Terzani sofoca la creatividad. La economía de empresas emergentes, que está transformando a muchas capitales europeas, aún no logra encontrar asidero. Más allá de esos límites, Singapur probablemente sea el laboratorio urbano más avanzado en Asia, especialmente en términos de movilidad. Vale la pena estudiarlo y, en muchos aspectos, admirarlo.

Carlo Ratti, director del Senseable City Lab en el MIT, es cofundador de la oficina internacional de diseño e innovación Carlo Ratti Associati.

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