La playa inundada de ¿precioso? plástico
Tres artistas denuncian la contaminación marina en Bali con una instalación luminosa y colorida. La iniciativa ha sido galardonada con el Ocean Plastic Innovation Challenge, un premio de Nacional Geographic y Sky Ocean Ventures
Un residuo plástico en la playa es una desgracia para el océano y una contrariedad que afea el paisaje. Esa es la regla general pero existe una excepción en una playa de Bali (Indonesia). Allí fue donde tres artistas, diseñadores y expertos en visualización de datos, Liina Klauss, Skye Morét y Moretz Stefaner, instalaron una obra, Perpetual Plastic, que iba a mostrar de manera visual qué le ocurre al plástico después del primer uso.
Este material es una plaga global terrible que está acabando con la vida en los océanos. Desde los años cincuenta se han producido más de 8.000 millones de toneladas métricas. De ese total un 60% ha sido descartado; solo un 6,8% ha sido reciclado; el 9,1%, incinerado y el 24,1% restante sigue aún en uso, como consta en la página web. Esta es la información que denuncia la iniciativa.
Solo en Indonesia cada día los ríos llevan al océano 1,315 toneladas métricas de desechos plásticos. No existe en el país un sistema de gestión efectivo de los residuos, así que suelen acabar quemados o depositados cerca de los ríos a la espera de que la corriente se los lleve.
La land art (obra artística en el suelo) no solo habla del plástico sino que está hecha a base de la basura recogida en las inmediaciones. Esta concepción busca explicar cifras abstractas a través de la visualización de datos o, como se lee en su web, a través de la “visceralización” de los datos. La escultura no es solo una obra de arte sino también la oportunidad para limpiar las playas colindantes y una ocasión para invitar a los vecinos a la acción en pro de la protección del medio ambiente.
En concreto, la realización de Perpetual Plastic fue posible gracias a un equipo de 50 voluntarios que recuperaron los desechos durante la limpieza de tres playas situadas en la costa oeste de Bali. Estas campañas se bautizaron como “Make Art, Not Waste” (Haz arte, no basura). La idea era rescatar, además, aquellos residuos que resultaran interesante a los artistas por su colorido. De esta manera se invita al voluntario a dejar de verlos como simple objetos sin valor para observarlos de repente como piezas de una futura obra de arte.
En total se utilizaron 4.760 piezas de plástico para la construcción, que midió 14 metros de diámetro. Y se invirtieron algo más de 12 horas para montar la instalación. Entre los restos elegidos, por ejemplo, muchas chanclas, zapatillas de hotel y vasos de plástico de un solo uso, que como son muy livianos, no resultan interesantes para los que recuperan basura con el fin de venderla para el reciclaje.
El proyecto ha sido galardonado con el Ocean Plastic Innovation Challenge, un premio otorgado por Nacional Geographic junto con Sky Ocean Ventures. Y fue seleccionado entre 300 candidatos y 24 finalistas.
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