“Lo que el arte y la literatura provocan es que la gente se ponga a pensar y se cuestione algunas cosas”
Zukiswa Wanner, la conocida escritora zambiana, ha impulsado AfroLit Sans Frontières durante la pandemia, un encuentro virtual que acerca autores y lectores y refuerza la comunidad de creadores africanos
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Ante la adversidad de 2020, Zukiswa Wanner, una escritora nacida en Zambia, crecida entre Zimbabue y Sudáfrica y afincada en Kenia, se ha empeñado en hacer de la necesidad virtud y ha provocado e impulsado el AfroLit Sans Frontières, un festival novedoso que ha celebrado seis ediciones durante la época de confinamiento. El evento ha acercado a los lectores a decenas de escritoras y escritores africanos a través de las redes sociales y ha reforzado los vínculos entre los creadores. Además, Wanner ha sido considerada la personalidad literaria del año por la revista especializada en literaturas africanas Brittle Paper y ha recibido la medalla del Goethe Institut.
Pregunta. Cuando Brittle Paper reconoció su papel la consideró una “escritora de escritores”. ¿Qué le empuja a desempeñar ese rol en el universo de las literaturas, además de crear historias?
Respuesta. En realidad, soy escritora porque me gustan las historias y disfruto al compartirlas, no porque se considere que el arte es genial. Así que, cuando encuentro una historia de otros que me gusta, es natural que quiera darla a conocer. Pero además, la escritura no es solo un arte para mí, sino que también es una profesión, por eso es importante que comparta con otros colegas lo que he aprendido de ella y que escuche lo que ellos tienen que enseñarme. Necesitamos ser eficaces en la otra parte de la actividad literaria: los contratos, los agentes... para podernos concentrar en lo que todos amamos, que es poder escribir más. Creo que se referían a eso cuando me calificaron de “escritora de escritores”. Aunque a mí me parece que es lo más normal, lo que todos deberíamos hacer. Si no actuamos así será muy difícil hacer crecer la industria y profesionalizarla.
P. Está claro que dedica muchos esfuerzos a fortalecer la comunidad de autores en África.
R. Sí, a eso me refería. Es lo que tenemos que hacer para poder crecer y profesionalizarnos. Tal y como yo lo veo esa actividad es importante para ayudarnos mutuamente y construir una red local de escritura, de edición, de corrección de pruebas... En definitiva, de todos los pasos que implica la producción literaria, toda la cadena alimentaria de la publicación.
P. ¿Cree que la literatura puede ser una herramienta para que los y las africanas se conozcan más entre sí y puedan construir iniciativas juntos?
R. Por supuesto. Hace unos años, esta fue una discusión de Writivism (un festival literario panafricano que se celebra en Uganda) y propiciaron una unión de escritores francófonos y anglófonos. También es algo que he intentado hacer con #AfroYoungAdult [una iniciativa impulsada por el Goethe Institut y comisariada por Wanner que pretendía visibilizar nuevos autores africanos de literatura juvenil] y con el AfroLit Sans Frontières durante el año pasado [los encuentros virtuales que han buscado un nuevo formato de festival literario en tiempos de pandemia y limitación de la movilidad].
P. Otra de sus preocupaciones ha sido promover la lectura. ¿Qué papel atribuye a la literatura y la cultura en el desarrollo de África y en la construcción del futuro?
R. Lo que el arte, en general, y la literatura, en particular, provocan es que la gente se ponga a pensar y que se cuestione algunas cosas. Y cuando cuestionamos, queremos que las cosas sean mejores. Una razón importante, creo, por la que algunos políticos de este continente abogan por la eliminación de las Humanidades en las escuelas es porque, con una población cada vez más joven, los jóvenes les harán preguntas difíciles y eso no les interesa. La lectura y el arte son, por lo tanto, imperativos para abrir las mentes de la gente. A través de la literatura, viajamos a lugares en los que nunca hemos estado y, a veces, nos damos cuenta de que somos más parecidos que diferentes. Ninguna persona que haya leído Changes: A Love Story, de Ama Ata Aidoo, o The Secret Lives of Baba Segi’s Wives, de Lọlá Shónẹ́yìn, puede dejar de cuestionarse las relaciones polígamas. Os transparentes, de Ondjaki, se hace eco de muchas de las preguntas que todos tenemos sobre nuestras naciones africanas “poscoloniales”. The ones with purpose, de Nozizwe Jele, cuestiona la carga que se impone a los niños, en particular a las hijas, cuando uno de los padres es disfuncional. Season of Crimson Blossoms, de Abubakar Adam Ibrahim, humaniza a las mujeres musulmanas del norte de Nigeria en toda su complejidad, de una manera en la que la imagen de las televisiones occidentales nunca se ha molestado en hacer, más allá de la islamofobia que a veces parecen transmitir...
La lectura y el arte son, por lo tanto, imperativos para abrir las mentes de la gente. A través de la literatura, viajamos a lugares en los que nunca hemos estado y, a veces, nos damos cuenta de que somos más parecidos que diferentes
P. Tanto en las actividades que ha promovido como en sus relatos hay un interés por la construcción de la imagen de la mujer a través de los cuentos y por la defensa de las lenguas nacionales. ¿Es necesario provocar un cambio en estos temas?
R. En lo que respecta a las imágenes de las mujeres, no estoy segura de que cambiaría mucho. Actualmente hay muchas escritoras en este continente y se han esforzado por construir mujeres en todas sus complejidades. En cuanto a los idiomas nacionales, sigo creyendo que un escritor debe narrar en cualquier idioma que considere adecuado. Después de todo, no le decimos a un pintor qué colores usar o a un músico qué notas tocar. Sin embargo, me gustaría mucho que hubiera más traducciones tanto en las lenguas tradicionalmente coloniales como en las africanas. Es parte de la razón por la que, con la antología infantil Story Story, Story Come que publiqué, trabajé para conseguir más traducciones en lenguas africanas.
P. El año 2020 queda marcado por la pandemia y este contexto usted ha mostrado una reacción inmediata. El festival AfroLit Sans Frontières ha demostrado ser un gran éxito. ¿Cómo valora la experiencia?
R. La respuesta tanto de los escritores como del público a AfroLit fue fenomenal. El espacio era necesario, aunque solo fuera por nuestra cordura colectiva. Entre las voces críticas, alguien comentó que el tono de Afrolit no era serio. Mi respuesta fue que el año ha sido lo suficientemente serio como para que todos nosotros también lo seamos.
P. ¿Por qué cree que se necesitaba un espacio así: virtual, panafricano, que acerque a lectores y autores?
R. Quería que AfroLit fuera un espacio al que la gente viniera y se relajara pero, lo que es más importante, en el que pudieran conocer a escritores imprescindibles que no habían tenido oportunidad de conocer. Solo así se darían cuenta de que, aunque muchos de nosotros somos serios en nuestro trabajo, no somos aburridos. Pienso que en la situación que estábamos atravesando la risa era necesaria y creo que, a menudo, el festival ha conseguido provocarla, incluso cuando también nos hizo reflexionar seriamente sobre ciertos temas.
P. ¿Qué cree que necesitan las literaturas africanas para seguir construyendo su camino en los próximos años?
R. Sobre todo conseguir más traducciones. Y también conseguir superar las fronteras lingüísticas y extenderse más allá de esos límites.
P. Desde el punto de vista creativo, ¿Podría decirnos algo sobre la próxima publicación de Zukiswa Wanner?
R. He participado en una serie de libros para adolescentes en los que se revisan algunas figuras históricas. Mi narración se centra en los tiempos en los que Nelson Mandela se convirtió en la Pimpinela Negra. Me divertí mucho con esta historia y, por supuesto, me honró que Pushkin Press me pidiera que lo hiciera, sobre todo compartiendo colección con todos estos escritores realmente increíbles hacia los que tengo mucho respeto.
Está previsto que en mayo de 2021 Pushkin Children’s, dentro la de la colección True Adventures, publique The Black Pimpernel, la novela en la que Zukiswa Wanner se zambulle en el año y medio que Mandela pasó en la clandestinidad después de marzo de 1961.
Wiriko es una asociación cultural que tiene como objetivo la difusión de las manifestaciones artísticas y las culturales africanas contemporáneas. Desarrolla actividades de divulgación a través de un magacín on line y de formación mediante un Aula Virtual.
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