El 2020 de África y sus libros
La covid-19 no ha podido detener el avance imparable de las literaturas africanas, que en este año que se va han ofrecido un variado y apasionante panorama. Algunas claves
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En el 54 del bulevar Pasteur tangerino se abre desde 1949 La Librairie des Colonnes. Por aquel pequeño local pasaron, por citar a algunos, nada menos que Beckett, Goytisolo, los Bowles, Chukri o Capote. Durante casi tres décadas, Rachel Muyal la tuvo a su cargo. Como si hubiera sido un mal augurio, aquella mujer librera moría al comienzo de un año, este que ahora concluye, en el que las librerías han sido uno de los lugares que más hemos echado de menos y a los que más hemos querido apoyar para que sigan en pie. No en vano son la guarida de aquello que ha conseguido que este arduo año se haya hecho más llevadero: los libros.
A pesar de las dificultades, durante este largo e inusitado año 2020, los libros han seguido su andadura. Y, a través de ellos, las literaturas africanas han mostrado su fortaleza, su ingenio, su imaginación y su creatividad, llegando luminosas e invencibles hasta nosotros por todas las vías y caminos.
Un año diferente conlleva un balance diferente. No vamos a destacar 10 libros como viene siendo habitual desde 2016. Volviendo la vista atrás, os queremos invitar a dar un paseo literario, extraño y deconstruido, con retazos de recuerdos y momentos que cada uno de vosotros podréis completar.
Novedades africanas para llenar nuestras bibliotecas
Este ha sido un año con una variada oferta, mezcla de distintos géneros y múltiples temáticas.
La novela ha sido, otra vez, el género más abundante. También los blancos saben bailar del angoleño Kalaf Epalanga que se publicaba justo días antes de iniciarse el confinamiento y que nos introduce en los orígenes del kuduro. La salud del muerto de Luis Fernando, que narra la vida excesiva de un aventurero mago africano. Nuez de coco, de Kopano Matlwa, sobre sentirse negro por fuera y blanco por dentro en la Sudáfrica post-apartheid. Trópico de la violencia de Nathacha Appanah, que pone en el centro de la trama a los menores inmigrantes ilegales que viven solos en la isla de Mayotte. Red Burdel, del guineoecuatoriano Juan Tomás Ávila Laurel. El bebé es mío, otro texto de la exitosa escritora nigeriana Oyinkan Braithwaite
Pero también ha habido hueco para el teatro, en la obra Samo del marfileño Koffi Kwahulé, que indaga en la vida del pintor Basquiat. Y la poesía del egipcio Imad Abu Saleh en Elogio del error. Completaba memorias con el tercer volumen, Ngugi Wa Thiong´o, Nace un tejedor de sueños, y con el segundo lo hacía Maryse Conde, en el que narra su periplo africano, bajo el título La vida sin maquillaje.
El norte africano mantenía su presencia con las voces de Yasmina Khadra (La deshonra de Sarah Ikkher), Mohamed Mrabet (El gran espejo), Abdalá Taia (La vida lenta) o Barbara Adair (En Tánger matamos al loro azul). Marruecos, y la experiencia de vivir allí, es el eje de la obra de nuestra compañera Analía Iglesias Machi Mushkil. Un ensayo de Mohamed Chukri, La seducción del mirlo blanco y una obra coral Saharauidades aumentaban las novedades norteñas.
El pensamiento y el análisis siempre presente
En abril, 50 personas firmaron un llamamiento a la movilización de la inteligencia, los recursos y la creatividad de los africanos para derrotar la pandemia por covid-19. Junto a ellos, trasmitieron sus pensamientos a través de diferentes medios, autores de la talla de Felwine Sarr, Achille Mbembe, Armand Gauz o Aminatta Traoré esta última bajo el sugestivo título de Urgencia para desconfinar las mentes.
En forma de libro, un trabajo colectivo, Guerra y paz en África, coordinado por Dagauh G.G. Koneman, ofrece la visión de diversos autores africanos para intentar mostrar una visión más realista y crítica en relación con los diversos conflictos que siguen vigentes en el continente. Y la nieta de Desmond Tutu, Mungi Ngomane nos regalaba, en plena desescalada, Ubuntu. Lecciones de sabiduría africana para vivir mejor, que contiene 14 ejercicios y lecciones para, según el Nobel de la Paz, “abrir los ojos, la mente y el corazón a una forma de ser y de estar en el mundo que hará de este un lugar mejor y más amable”.
La manera en la que vemos el mundo se desenfocaba tras la lectura de El otro lado de la montaña de Minna Salami, un ensayo que se subtitula Así verías el mundo si no te lo contara siempre un hombre blanco europeo. Mientras, se celebraba la aparición de todo un clásico, una obra mezcla de autobiografía, pensamiento, análisis sociológico, ficción…de W.E.B Dubois: Las almas del pueblo negro.
Un universo virtual literario en expansión
Las pantallas de nuestros ordenadores, móviles y tabletas han echado chispas con una innumerable oferta, repleta de festivales, jornadas, charlas, encuentros… de las que dimos oportuna cuenta en la serie Africanizando el confinamiento en la que lo literario ha tenido un papel protagonista.
Usando todas las herramientas y redes al alcance (Instagram, Youtube, Facebook …) nuestras confinadas vidas se ha llenado de encuentros virtuales entre escritores, lecturas de libros, cuentacuentos, cursos, seminarios, clubes de lectura … Que han llegado para quedarse, como ejemplo varias perlas: el Festival Afrolit Sans Frontières, el primero virtual en África y todo un referente estos meses, el AKE Festival que dirige Lola Shoneyin desde Lagos (Nigeria), que de igual manera decidió pasarse a dicho formato, el Bakwa desde Camerún o, más cerca, la VII edición del Festival Tibleus, dedicado a la narración oral africana.
Además, la fuerza de Internet se mostraba en la aparición de la primera revista literaria online de Namibia, una apuesta muy atractiva bajo el nombre Doek!. Sus impulsores quieren emular diversas publicaciones literarias africanas de contenido similar al suyo citando expresamente a AFREADA, Bakwa Magazine, Brittle Paper, Chimurenga, Jalada, The Johannesburg Review of Books, Kalahari Review, y Lolwe.
Y en cuanto a formatos, el e-book ha sido uno de los descubiertos o elegidos durante estos meses para leer. La editorial 2709 Books, especializada en libros de lectura digital, nos sorprendía con el inicio de una serie de cómics, la colección Mujeres en la historia de África (Wangari Maatha y Funmilayo Ransome-Kuti son sus primeros títulos) para los lectores más jóvenes.
Los premios nominan con fuerza a las literaturas africanas
Tres nombres de mujeres han relucido este año de manera especial al ser nominadas para el Booker y el Gouncourt. En cuanto al primero, figuraban en la lista de candidatas Tsitsi Dangarembga (This Mournable Body) y Maaza Mengiste (The Shadow King) sin que ninguna de las dos se alzara con el galardón.
La que sí lo consiguió fue la camerunesa Djaili Amadou Amal, en un principio nominada para el Gouncourt, quien lograba finalmente el galardón en la categoría de los estudiantes con Les Impatientes, una obra muy elogiada y leída en su país.
Recordamos que el año pasado el Booker se lo llevó Bernardine Evaristo y la suerte es que este 2020 hemos podido leer una magnífica traducción al castellano de la obra ganadora bajo el título Niña, mujer, otras, que ha conquistado más de un corazón lector.
Sin embargo, se han concedido otros premios literarios que no han tenido tanta resonancia, pero que merecen al menos unas líneas en este repaso anual como el Prix Les Afriques para Ayobami Adebayo, por Quédate conmigo, o el Caine Prize para Irenosen Okojie.
La creatividad y la innovación han llegado para quedarse
Cada vez con más frecuencia los formatos y medios que se utilizan nos sorprenden con nuevas y atractivas propuestas. Son fórmulas diferentes que acercan y hacen disfrutar de las literaturas africanas. Este 2020 destacamos cuatro de ellas en España.
El proyecto de la Universidad de Oviedo Leo lenguas, una herramienta multimedia online para aprender inglés, francés o español a través de textos literarios africanos.
El monográfico Cartografías de la revista Altaïr (en formato digital y papel) dentro del cual hay cabida para un mapa literario africano bajo el rótulo Trazando las nuevas literaturas africanas que invita a recorrer el continente de punta a punta.
El Teléfono de emergencia literaria que daba a elegir entre cinco escritoras guineoecuatorianas (Trifonia Melibea, Ángela Nzambi, Remei Sipi, Isabel Mikue o Julia Mbengono) para escuchar audios de fragmentos leídos por ellas mismas de sus obras a través de WhatsApp.
Y, finalmente, la apuesta por llevar las literaturas africanas a primer plano que hizo el consorcio navarro África Imprescindible. Por un lado, con el diálogo Mujeres africanas: identidades múltiples en Occidente sobre identidad, migración y literatura con tres escritoras africanas que escriben en castellano: Agnés Agbotón, Ángela Nzambi y Lucía Mbomío. Y, por otro, con la música y la literatura en el centro de La banda sonora de las literaturas africanas, en un evento presencial y multimedia que conjugó libros, música, vídeos e imágenes.
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