12 fotosLa pandemia coge desprevenidos a los sudafricanosLos casos de covid-19 aumentan imparables y el Gobierno ha ordenado el retroceso al nivel 3 de medidas de contenciónAlfredo CálizSudáfrica - 15 ene 2021 - 10:19CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceCon casi 6.000 nuevas infecciones en 24 horas, Sudáfrica entró oficialmente en la segunda ola de covid-19 el pasado 9 de diciembre. Desde el verano el país había relajado mucho sus medidas de contención, reabriendo fronteras, permitiendo las reuniones sociales... El país vivía una nueva normalidad muy parecida a la vida anterior a la pandemia.Alfredo CálizSudáfrica hoy acumula casi 1.250.000 casos de covid-19 y 34.000 muertos. La cifra récord de contagios diarios se alcanzó el 8 de enero, cuando se registraron 21.980 nuevos enfermos, una cantidad propiciada por otros dos problemas: una nueva cepa del virus que está resultando más contagiosa que la anterior y la falta de una vacuna que no acaba de aterrizar. En la imagen, unos obreros hacen una pausa en su jornada laboral en una Ciudad del Cabo desierta, a mediados de diciembre de 2020.Alfredo CálizCuando comenzó la segunda ola, el presidente del Gobierno, Cyril Ramaphosa, anunció nuevas restricciones bastante laxas: usar la mascarilla, no reunirse en grupos de más de 50 personas... En la calle, la realidad era otra: Las reuniones han sido todo lo numerosas que se ha querido, máxime en esta época, equivalente a las vacaciones de verano de Europa. En la imagen, unos chicos juegan un partido de baloncesto en Ciudad del Cabo a mediados de diciembre de 2020.Alfredo CálizUnas estudiantes caminan por una calle de Eshowe, en Sudáfrica, a mediados de diciembre de 2020. Un tema nuevo y más preocupante ha sido el gran número de fiestas en las que se beben alcohol sin respetar las medidas de seguridad, advertía el ministro de Sanidad, Zweli Mkhize. La más sonada, un macro evento de graduación que reunió a más de 1.000 jóvenes de entre 17 y 18 años en la ciudad costera de Ballito, en la provincia de Gauteng. Más de dos tercios se infectaron.Alfredo CálizEn el interior de los espacios públicos tampoco se respetan las normas siempre. Se ve, por ejemplo, en un taller de empoderamiento femenino que organiza una ONG local en Pretoria a mediados de diciembre. Más de 70 mujeres toman asiento en una pequeña sala sin ventanas y sin ventilación. Muy juntas, algunas sosteniendo niños en brazos, y la mayoría con la mascarilla colocada en el cuello o directamente en el bolsillo, permanecen más de una hora allí dentro.Alfredo Cáliz“Yo siempre respeto las medidas y mis clientes también. Si no te pones la mascarilla, no entras en mi coche”, sentencia Martin, taxista en Ciudad del Cabo. “Por las noches es más duro, están bebidos y les pido que se pongan la mascarilla y no quieren, pero no puedes pelearte con un borracho así que me callo y los llevo a casa”, reconoce este padre de familia con tres hijas adolescentes a las que apenas deja salir de su casa, dice, por la inseguridad de su barrio, uno de los más pobres de la ciudad. “Y desde que empezó el 'corona' es peor porque hay más necesidad y, por tanto, más delincuencia”, afirma. “De casa al colegio y del colegio a casa”.Alfredo CálizEl 28 de diciembre Ramaphosa anunció que el país retrocedía al nivel 3 de cuarentena en una escala que va de uno a cinco. Esto ha significado la imposición de un toque de queda de nueve de la noche a cinco de la mañana, la prohibición de reunirse (salvo para celebrar funerales, trabajar y poco más), el cierre de algunas fronteras terrestres, el veto a la venta de alcohol y la clausura de numerosos servicios no esenciales y establecimientos, entre otras medidas. Ahora, incluso han cerrado los servicios de expedición de pasaportes o certificados de matrimonio. Estas mujeres, en Khayelitsa, Ciudad del Cabo, vuelven a casa después de hacer la compra.Alfredo CálizEn Sudáfrica se espera la primera remesa de vacunas para finales de enero: 1,5 millones de dosis de Astra Zeneca. La segunda, sin embargo, no llegará previsiblemente hasta abril, según el Gobierno. Lo hará a través del mecanismo COVAX, una iniciativa global diseñada para hacer estas también lleguen a los países más pobres. El Ejecutivo ha asegurado 20 millones de ellas a lo largo de 2021. En la imagen, tres personas en un asentamiento informal de Khayelitsa.Alfredo CálizUna mujer con mascarilla habla por teléfono con el carro de la compra a su lado en el aparcamiento de un supermercado de Eshowe, en Sudáfrica. Sudáfrica vivió un largo confinamiento domiciliario que, como en tantos otros lugares, afectó de lleno a su economía, la cual ya arrastraba problemas desde antes, pues se halla en recesión desde 2017. Es el más industrializado de África, pero también es un país donde 30,8% de la población está en paro (y es la cifra más alta desde 2008), y donde al menos 2,5 millones de personas, según el Departamento de Estadística del Gobierno, sobrevive gracias a la informalidad, es decir: si no trabajan un día, no ganan dinero y no comen al siguiente. Hasta ahora, el impacto de las medidas ha supuesto una pérdida de más de 600.000 puestos de trabajo en el sector formal y según las Naciones Unidas, el PIB puede desplomarse hasta un 8% por el impacto de la pandemia.Alfredo CálizAnte la frágil situación económica, el Gobierno desplegó ayudas económicas de 350 rand (unos 18 euros) durante de marzo a octubre. Pero no han sido suficientes ni han llegado a todos. "No he tenido ningún tipo de ayuda del Gobierno ni subsidio. No las hay para nosotros", dice Natalie, bailarina de danza contemporánea de Ciudad del Cabo. “He sobrevivido porque el año pasado por suerte gané bastante dinero y pude tirar de ahí, pero ya se me ha acabado”, lamenta.Alfredo CálizLas ayudas sociales se siguen buscando, de hecho, en los días posteriores al anuncio de la segunda ola, y las colas en las oficinas de la administración pública donde se ha de realizar la solicitud son tan largas que dan la vuelta a la manzana desde primera hora de la mañana. Y da lo mismo dónde: desde Ciudad del Cabo y su paupérrimo Khayelitsa, el mayor barrio de chabolas de África, hasta la oficina del elegante barrio de Rosebank en Johannesburgo, cientos de sudafricanos aguardan horas hasta ser atendidos. En la imagen, dos personas sin hogar caminan por una calle de Ciudad del Cabo.Alfredo CálizComerciantes en la calle principal de Eshowe. En medio de los interrogantes sobre cuánto va a afectar esta segunda ola, ha llegado otra complicación: en Sudáfrica también se está propagando una nueva cepa del coronavirus que es más contagiosa que la primera. Se llama 501.V2 y es distinta a la hallada en Reino Unido. La primera noticia llegó el 18 de diciembre, cuando las autoridades nacionales informaron de la detección de esta nueva variante, que ha reemplazado en gran medida al otro virus del SARS-CoV-2 en las provincias de Eastern Cape, Western Cape y KwaZulu-Natal.Alfredo Cáliz