Carta a los compañeros del PSOE

El caso Salazar —asesor en Presidencia del Gobierno denunciado por algunas de sus colaboradoras por un presunto comportamiento machista y vejatorio con ellas— ha suscitado una ola de reproches hacia la dirección del PSOE por su negligencia a la hora de tramitar la denuncia que fue presentada hace meses.

Ni las denunciantes ni el propio Francisco Salazar han obtenido, cinco meses después, ninguna respuesta de los órganos competentes que sí existen en el PSOE.

Hasta el momento, se han levantado muchas voces, todas de mujeres. Sabemos que muchos compañeros se sintieron muy disgustados desde las primeras informaciones y están preocupados por cómo se han desarrollado los hechos. Pero hace falta más.

La derecha, que jamás ha movido un dedo en favor de las mujeres, tratará de presentar nuestra defensa de las denunciantes como un conflicto interno, pero no es así. Es justo al contrario. Esta causa no es motivo para dividirnos, sino una razón principal para unirnos y hacernos mejores.

En estos días recordamos a Pablo Iglesias, que murió hace 100 años; a todos los militantes socialistas nos une un legado que hemos transmitido de generación en generación. Nos une un liderazgo histórico e indiscutible en la defensa de la igualdad. Nos une el sentido de la urgencia frente al claro ascenso del machismo. Y nos une la necesidad de romper un silencio política y moralmente inaceptable. Desde la unión, ha llegado la hora de hablar y de actuar, ya no caben ni excusas ni dilaciones.

El Partido Socialista tiene un inmejorable currículum en materia de igualdad entre mujeres y hombres; todos los avances que se han producido a favor de los derechos de las mujeres en España (y no solo), llevan la firma del PSOE.

Sin embargo, la historia continúa. Y tan importante como la historia son las biografías. Son las vidas de muchas mujeres que diariamente viven situaciones de acoso en sus entornos laborales. Ellas nos están mirando y sufrirán si no reaccionamos honesta y adecuadamente. Por lo tanto, también por ellas, estamos llamados a actuar desde la transparencia y con urgencia hacia la completa ejemplaridad.

Las mujeres y los hombres socialistas debemos sentirnos igualmente obligados a proteger a las víctimas de todos los abusos de poder. Es nuestra razón de ser, es nuestra responsabilidad. Y la responsabilidad comienza, sobra decirlo, por demostrarlo en nuestra propia organización.

Solo estaremos en condiciones de liderar la causa de la igualdad si estamos a la altura del problema que afrontamos, si demostramos una rápida y contundente voluntad de redoblar nuestro liderazgo contra la violencia de género en todas sus vertientes.

Esta tarea no nos compete solo a nosotras. Como ha ocurrido antes, las mujeres del PSOE requerimos el compromiso y la voz de los hombres socialistas. Compañeros, os pedimos que no nos dejéis solas, os necesitamos.

Necesitamos que vuestro silencio no pueda emplearse para ocultar un problema que afecta e incumbe a todo el partido.

Necesitamos que vuestra palabra se una a la nuestra en demanda de una inequívoca protección integral a las víctimas.

Necesitamos que vuestra voz nos acompañe por el bien de ellas, por el bien del PSOE y por el bien de toda nuestra sociedad.