¿Por qué cantan el ‘Cara al sol’?
Hay una pulsión reaccionaria de ir contra lo establecido, por eso arrasa Vox en las encuestas de intención de voto entre los chicos que tienen entre 18 y 25 años
Estaba en el despacho donde teletrabaja y su hijo de 14 años, tranquilo en su habitación sin saber qué hacer, empezó a silbar. Al padre, que es amigo y tan peligroso catalanohablante como yo, le sonó aquella melodía viril que no ha entonado en su vida. Es la misma que cantan entre risas el grupo de gamberretes del curso de mi chaval que estudia en un lugar tan castizo como el Eixample de Barcelona. Cuando me lo contó y flipé, recordé este tuit del socialista aragonés Ignacio Urquizu de noviembre del año pasado. “Ayer oía como en un colegio bajaban los niños al recreo cantando el Cara al sol. Es un colegio concertado de provincias, nada de élite. Y en la conversación, nadie se escandalizó”. Buscó en el buscador. En mayo del 23 un artículo de Isaac Rosa sobre el mismo asunto o jóvenes en reuniones de católicos que también la corean o excursiones en autobús al Valle de los Caídos donde la clase canta feliz el himno de Falange...
¿Por qué cantan Cara al sol? ¿Por qué la transgresión, que incomoda a sus mayores, hoy es lo reaccionario? La amenaza democrática que apuntaba el barómetro del Instituto 40dB., publicado esta semana, no es algo puntual. Votar a Vox actúa y actuará como una marca jovial, generacional y de género que singulariza con respecto a los mayores. En las encuestas de intención de voto, entre los chicos que tienen de 18 a 25 años, Vox arrasa.
La ruptura entre dos mundos ―la frontera se sitúa alrededor de los 40 años― no es solo una batalla cultural ni solo un chute de nacionalismo. Sobre todo es una encolerizada respuesta material a un diferencial que ensancha una fractura corrosiva que atraviesa nuestra sociedad. “Entre 2001 y 2021, la renta mediana de los hogares con cabeza de familia menor de 35 años bajó un 19,8% y la de los mayores de 74 años aumentó un 40,5%, y entre 2002 y 2022 la riqueza total neta de los hogares menores de 35 años bajó un 72,7% y la de los mayores de 74 años aumentó un 98,7%”. Este es el titular que el equipo de CaixaBank Research escogió para sintetizar su análisis de la Encuesta Financiera de las Familias que el Banco de España publicó la pasada primavera. Son datos suficientemente contundentes como para querer descolgarse de un sistema que revaloriza las pensiones y prioriza su subida, bien, pero a la vez demuestra no tener incentivos electorales para revertir el empobrecimiento objetivo de las nuevas generaciones. Y pasa lo que pasa, que el alma pide marcha.
Este viernes el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat dio a conocer su Encuesta de valoración del Gobierno y las políticas públicas. Los titulares se los llevaron las respuestas sobre la valoración de la acción de Gobierno de Salvador Illa. Pero esa no era la información más reveladora. Una de las lecturas de la encuesta, señala Juan Rodríguez Teruel ―director del CEO―, tiene que ver otra vez con una actitud política de los jóvenes. No es cuestión de partidos. Afecta a cuál es su concepción del Estado democrático y social. Entre los menores de 35 años se constata una tendencia consolidada que pide una rebaja de los impuestos. No parece importarles que a menos impuestos, haya peores servicios públicos. Al contrario. Lo que puede evidenciarse es esa pulsión reaccionaria de ir a la contra de lo establecido. A partir de los 40 suceda exactamente lo opuesto: sí hay una disposición a pagar más para mejorar el Estado social. Pero el rechazo entre los menores de 25 se ha disparado. Si sabes que el sistema dificultará tu proyecto vital, ¿no es mejor subvertirlo que mantenerlo?
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