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Columna
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La incapacidad del ‘Camaleón’ Argüeso

Aunque en la mañana del martes se disponía de buena información para intervenir desde la administración ante la emergencia, no consta que su secretaría adoptase medida alguna hasta el mensaje que se lanzó a las ocho de la tarde

Emilio Argüeso, en 2019.
Emilio Argüeso, en 2019.C. C.
Jordi Amat

Cuando este verano Vox dio por rotos los acuerdos con el Partido Popular, el president de la Generalitat valenciana cesó a los políticos del partido de extrema derecha antes de que abandonasen su Gobierno. Para ocupar el vacío, tiró de un hombre de su confianza. Emilio Argüeso, que llevaba un año en el Ejecutivo como secretario del sistema sociosanitario, pasó a ser secretario de seguridad y emergencias de la Conselleria de Justícia. El pasado lunes 21 de octubre lo entrevistaron en el programa Les notícies del matí de la cadena pública À Punt. En esa conversación destacó la valía técnica de los responsables políticos que integran la dirección de la Consejería a la que ahora pertenece. En su caso, en lo relativo a la seguridad y las emergencias, porque su profesión es la de comisario de policía. Pero esa experiencia no le ha servido de nada cuando le ha tocado gestionar una situación crítica que era de su competencia.

Lo que sabemos de su actividad durante el desbordamiento y la inundación es que el martes 29, según la agenda abierta, mantuvo una única reunión con un subordinado, el jefe del Servicio de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Festejos Taurinos. Aunque esa mañana se disponía de buena información para intervenir desde la administración ante la emergencia, no consta que su secretaría adoptase medida alguna hasta el mensaje que se lanzó a las ocho de la tarde. Lo que sí ha transmitido él mismo con posterioridad, a través de las redes sociales, es que el miércoles día 30, cuando la tragedia ya se había producido, estaba trabajando a las once de la mañana. La acción judicial que ha decidido impulsar un sector de la sociedad civil valenciana tiene, entre otros propósitos, obtener la documentación que estaba a la disposición de las administraciones durante esas horas y determinar qué se hizo. Ese material permitirá reforzar la posición de las víctimas ante las compañías aseguradoras.

No sorprende que el apodo de Argüeso fuese Camaleón, como contó Sergio Sampedro en La Vanguardia. Aunque tuvo una breve militancia en las juventudes socialistas y después fue secretario general de Nuevas Generaciones del PP en Elche, el grueso de su actividad política la desarrolló en Ciudadanos. Fue secretario de organización de ese partido en la Comunidad Valenciana, premiando más la lealtad que el mérito a la hora de construir la estructura regional. En 2015, ya diputado, era secretario primero de la Mesa en Les Corts. Luego senador por designación autonómica hasta que pasó al grupo mixto cuando la formación naranja colapsó. En marzo de 2021, tras el gatillazo de la moción de censura en Murcia, la dirección de su partido le acusó de ofrecer “prebendas a cargos y afiliados del partido con tal de que abandonaran la formación y pasaran a ser tránsfugas”. Fue expulsado. Pero no dejó el acta de la Cámara Alta y, al cabo de dos años, ya estaba en la órbita del PP, próximo a Carlos Mazón, asistiendo a comidas del partido o a sus mítines en Alicante o maniobrando para evitar que los diputados no adscritos en Les Corts (los suyos, los ex de Ciudadanos) se sumasen a la iniciativa gubernamental que pretendía rebajar el listón electoral del 5% al 3% en la Comunitat Valenciana (lo contó Rosana Crespo en Valencia Plaza).

Parece indiscutible que Argüeso tiene experiencia en la dinámica interna de los partidos. Pero a pesar de sus titulaciones académicas ―licenciado en Criminología, Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas y máster Universitario en Ciencias Forenses por la Universidad de Murcia―, nada le avalaba para ejercer cargos de alta responsabilidad en la administración autonómica. Los partidos tienen sus intereses, claro, pero sin técnicos capacitados en lugares claves, los partidos deslegitiman al Estado.

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Sobre la firma

Jordi Amat
Filólogo y escritor. Ha estudiado la reconstrucción de la cultura democrática catalana y española. Sus últimos libros son la novela 'El hijo del chófer' y la biografía 'Vencer el miedo. Vida de Gabriel Ferrater' (Tusquets). Escribe en la sección de 'Opinión' y coordina 'Babelia', el suplemento cultural de EL PAÍS.
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