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Columna
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Terrorismo machista y turra politiquera

Los asesinatos de mujeres ya forman parte del paisaje, la herencia macabra de un país que mira para otro lado

Velas en Las Pedroñeras, Cuenca
Velas colocadas durante el minuto de silencio que el Ayuntamiento de Las Pedroñeras convocó el 5 de julio en repulsa al asesinato machista de una vecina del municipio y sus dos hijos, presuntamente por su expareja y padre de los niños.Álvaro del Olmo (EFE)

Me gustaría hablarles de dos tuits. Uno lo escribió el lunes por la mañana Marivi Garrido, quien según explica en su perfil de la red social X es inspectora médica de la Seguridad Social. Dice así: “Una imagen vale más que mil palabras. Ahí tenéis las mujeres asesinadas en 2024 a manos del machismo. Cada cruz, una mujer. Una cada tres días. Porque el machismo mata”. El tuit incluye la imagen de un calendario, un simple calendario de esos que colocamos en la puerta del frigorífico, en el que las fechas en las que se ha cometido un asesinato han sido tachadas con una cruz de color rojo, algunos días con dos, incluso con tres. El resultado es sobrecogedor. Si no quieren asomarse al antiguo Twitter les invito a que lo hagan ustedes mismos, o a que lo hagamos juntos. Busquen uno de esos calendarios (para el caso, da igual que sea de un año anterior) y vayan tachando con un rotulador rojo los días en que un hombre cogió un cuchillo, una pistola o una escopeta y asesinó a su pareja, a veces delante de sus hijos pequeños, y en otras ocasiones incluso se los llevó por delante también a ellos. Les voy dictando:

—Lunes ocho de enero, tres cruces rojas; viernes 12 de enero, una cruz; jueves, 18, otras dos; sábado 27, una cruz… Sigamos con febrero. El viernes día 2, otras dos cruces…

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Si tienen la paciencia y la fortaleza de ánimo suficientes para llegar hasta este último fin de semana —en el que tendremos que colocar cinco cruces rojas más— se darán cuenta de que ya a estas alturas el calendario se ha convertido en un cementerio. ¿Qué pasaría si en todas las neveras del país apareciera una mañana, y otra, y otra más, un calendario así? Si los pequeños de la casa preguntaran: ¿qué significan esas cruces? Cuando obtuvieran la respuesta, querrían saber si solo ocurrió este año, y entonces habría que decirles que no, que eso ocurre todos los años, que ya es una macabra tradición. El pasado 7 de enero, un reportaje de Antonio Jiménez Barca reconstruía las vidas y las últimas horas de las cuatro mujeres asesinadas por sus parejas justo un año antes, el 8 de enero de 2023. El relato era escalofriante, y eso que solo aparecían las historias de cuatro de las 55 mujeres que fueron asesinadas el pasado año. Un día después de la publicación del reportaje, el terrorismo machista se cobró otras tres víctimas. Ya vamos por 21, y eso que solo estamos a finales de julio, que es el mes en que más hombres cometen asesinatos machistas, como explica una información de las periodistas Isabel Valdés, Ana Torres y Sara Castro. ¿Qué hacemos entonces para que la sociedad y la política —toda la política — reaccione de una vez a la altura de tanto horror? ¿Servirían de algo los calendarios ensangrentados en el frigorífico? ¿Resultara útil el ejemplo de la Plataforma contra la Violencia Machista de León, que desde 2005 se concentra todos los lunes si en los siete días anteriores se ha cometido algún asesinato, y ya lo han hecho 609 veces? Seguramente no, pero entonces, ¿qué salida hay? Basta mirar los telediarios, incluso los periódicos más comprometidos, para llegar a la triste conclusión de que nos hemos ido acostumbrando. Que, salvo en los casos en que la salvajada del día sea horrenda —por el número o los detalles —, los feminicidios ya forman parte del paisaje, una columna sin foto en la página par de un periódico, el minuto 40 en el Telediario del pasado lunes, tan cargado de fútbol y de Trump.

Decía al principio que les quería hablar del segundo tuit del día. Me alegro de que ya no quede espacio, porque en realidad se comenta solo. Es de Borja Sémper, el portavoz nacional del PP. Dice así: “La España feliz está volviendo, la que simplemente quiere vivir sin que le den la turra politiquera a todas horas”. Pues eso, diputado, hablemos de Mbappé. O. mejor, sigamos el consejo del viejo dictador: “Haz como yo y no te metas en política”.

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