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Tribuna
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La carrera de Periodismo: más allá de la praxis

En tiempos de polarización y desconfianza en los medios, la formación universitaria de los profesionales es más relevante que nunca

Exterior de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.
Exterior de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.Samuel Sánchez

En el artículo El carnet de periodista, publicado en este diario por Idafe Martín Pérez, se cuestiona la relevancia de las titulaciones universitarias en Periodismo, argumentando que esta profesión se aprende ejerciéndola y que muchos grandes periodistas no tienen un título universitario en la materia. Si bien es cierto que la experiencia en el campo es invaluable y que el periodismo se perfecciona a través de la práctica diaria, subestimar la formación académica es un error que desvaloriza los fundamentos esenciales del periodismo. La práctica proporciona habilidades y conocimientos técnicos, pero la educación universitaria ofrece un enfoque estructurado y profundo, que abarca tanto la teoría como la ética de la profesión.

Las universidades son espacios donde se fomenta el pensamiento crítico, se enseña a analizar contextos históricos y sociales y se promueve el aprendizaje de metodologías de investigación rigurosas. Ignorar estos aspectos es pasar por alto la complejidad del Periodismo como disciplina y su papel crucial en una sociedad democrática. La formación académica también garantiza que los futuros periodistas comprendan la enorme responsabilidad social que conlleva su trabajo, algo que solo se puede adquirir a través de un aprendizaje formal y continuo. Así lo entendía Joseph Pulitzer, conocido como el padre del periodismo moderno, cuando afirmaba: “Mi idea es reconocer que el periodismo es o debe ser una gran profesión intelectual para ser elevada y enseñada en la práctica y así forjar mejores profesionales, en la misma forma como se hace en el Derecho o la Medicina”.

Pulitzer creía firmemente en la necesidad de una formación rigurosa y académica para los periodistas, lo que le llevó a la fundación de la primera Escuela de Periodismo en la Universidad de Missouri (1908) y, por legado tras su muerte, de la Graduate School of Journalism en la Universidad de Columbia (1912). Esta última institución no solo estableció un precedente en la educación periodística, sino que también subrayó la importancia de la ética, la responsabilidad social y la excelencia profesional, elementos que siguen siendo pilares de la formación en Periodismo hoy en día.

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En la década de los setenta, los estudios de Periodismo en Estados Unidos experimentaron una relevancia particular debido a varios factores históricos y sociales. Esta época estuvo marcada por eventos significativos como el escándalo de Watergate, que puso de manifiesto el poder del periodismo de investigación y la necesidad de una formación sólida y ética en la profesión. Las universidades jugaron un papel crucial en formar periodistas que no solo informaran sobre los hechos, sino que también los analizaran y contextualizaran, contribuyendo de manera decisiva a la función de los medios como garantes de la democracia. La década de los setenta también experimentó un notable auge en la diversidad de programas y enfoques dentro de los estudios de Periodismo, adaptándose a las nuevas tecnologías y plataformas emergentes y preparando a los estudiantes para un panorama mediático en constante evolución.

Por aquel entonces, en España la formación en periodismo era objeto de numerosos interrogantes en el ámbito académico y profesional. Desde la profesión se dudaba sobre la necesidad real de dichos estudios y sobre si tendrían el nivel académico requerido. Para contrarrestar cualquier crítica, primero se colocó la palabra “Ciencias” junto a “Información”; después se elaboró un currículo notable en asignaturas clásicas como Literatura, Historia o Lingüística; pero la carga de la prueba iba a recaer sobre los hombros de un profesorado captado en otras facultades y escuelas que debía dar la talla ante un alumnado que quería ejercer una profesión y, a la vez, ante unos colegas universitarios que iban a mirarlos con lupa. Desde entonces y hasta ahora, miles de profesionales de primer nivel periodístico han pasado por las aulas universitarias de las facultades del ámbito de la Comunicación, incluyendo a la propia directora del diario que publica esta tribuna.

A lo largo de más de medio siglo de existencia, las carreras universitarias de Periodismo en nuestro país han proporcionado una formación integral que abarca aspectos teóricos y prácticos fundamentales para el ejercicio profesional: desde la Ética periodística hasta la Investigación y la Redacción, los programas universitarios preparan a los estudiantes para enfrentar los desafíos contemporáneos de la profesión. La formación académica en Periodismo no solo enseña a escribir noticias, sino que también proporciona herramientas para analizar críticamente la información, entender contextos históricos y sociales y manejar tecnologías emergentes en medios de comunicación. Asimismo, la ética periodística es un componente central del currículo, que hace comprender a los futuros periodistas la importancia de la veracidad, la imparcialidad y la responsabilidad social al mismo tiempo que afecta a otras cuestiones como la regulación de la privacidad, la minimización de daños, la transparencia en las fuentes y la rendición de cuentas.

En tiempos de polarización y desconfianza en los medios, esta formación universitaria es más relevante que nunca, ya que no solo aborda los dilemas morales que los periodistas enfrentan a diario, sino que también proporciona un marco para la toma de decisiones en situaciones complejas. Los periodistas formados en un entorno académico son más propensos a cuestionar sus propias suposiciones, a verificar múltiples fuentes y a resistir las presiones externas de intereses políticos y económicos. Precisamente por ello, este compromiso con la ética es esencial para mantener la credibilidad y la confianza del público en los medios de comunicación.

Asimismo, los programas universitarios de Periodismo proporcionan una comprensión profunda de los contextos históricos y sociales en los que operan los medios de comunicación, incluyendo desde la Historia del Periodismo, el Análisis de los Sistemas Políticos y Económicos y el conocimiento de las Dinámicas Sociales que influyen en la producción y el consumo de noticias. Este conocimiento contextual es vital para que los periodistas puedan informar con precisión y profundidad sobre los eventos actuales.

Por otra parte, uno de los argumentos citados en aquel artículo es que muchos buenos periodistas no tienen un título en Periodismo. Es cierto que figuras como Gabriel García Márquez y Bob Woodward son ejemplos de éxito sin una formación específica en la profesión periodística. Han demostrado que la habilidad, la intuición y la dedicación pueden llevar a una carrera muy destacada en el campo. Sin embargo, la excepción no debe convertirse en la norma. La formación universitaria en Periodismo proporciona una base sólida que va más allá del talento individual: fomenta un entorno de aprendizaje colaborativo y crítico, donde los futuros periodistas pueden debatir y reflexionar sobre los desafíos éticos que enfrentarán en su carrera. Este tipo de educación estructurada y reflexiva es difícil de replicar fuera del ámbito académico. Además, es en las universidades donde los estudiantes tienen acceso a profesionales experimentados y a recursos que les permiten desarrollar una comprensión profunda de la responsabilidad que conlleva informar al público.

Precisamente, el artículo menciona la proliferación de canales de agitación política que no respetan las reglas del periodismo y la desconfianza de la población en los medios. La formación universitaria en Periodismo es una respuesta efectiva a este problema. Los periodistas formados académicamente están mejor preparados para verificar hechos, contrastar fuentes y evitar la difusión de noticias falsas. La educación superior en Periodismo inculca un compromiso con la verdad y la precisión que es vital en la lucha contra la desinformación.

En ese sentido, las Facultades de Ciencias de la Información y de Comunicación no solo enseñan las técnicas tradicionales, sino que también preparan a los estudiantes para adaptarse a nuevas plataformas y formatos de comunicación. La innovación en Periodismo digital, el uso de redes sociales como herramientas de reportaje y la comprensión de algoritmos y análisis de datos son competencias que se están desarrollando en el ámbito académico no sólo en España sino también en el contexto del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), donde la formación universitaria en Periodismo ha adquirido una relevancia aún mayor, si cabe.

La armonización de los sistemas educativos en Europa ha permitido una mayor movilidad de estudiantes y profesionales, facilitando el intercambio de conocimientos y prácticas periodísticas entre distintos países. Los estudios de Periodismo en el EEES se benefician de un enfoque interdisciplinario y multicultural, preparando a los futuros periodistas para operar en un entorno globalizado. Además, la inclusión de competencias digitales y la adaptación a las nuevas tecnologías de la información son componentes esenciales de los programas educativos, asegurando que los graduados estén bien equipados para enfrentar los desafíos de la era digital. La formación en Periodismo dentro del EEES no solo refuerza los principios de veracidad y responsabilidad social, sino que también promueve una prensa libre y plural, fundamental para la democracia europea.

Finalmente, es importante destacar que la profesionalización del Periodismo a través de la educación universitaria contribuye a la valoración social de la profesión. En una sociedad donde la confianza en los medios está en declive, contar con periodistas formados académicamente refuerza la credibilidad y el prestigio de la profesión. La colegiación y la regulación, aunque polémicas, pueden encontrar un punto de apoyo en la formación académica, garantizando que quienes ejercen la profesión periodística tengan una base sólida y compartan un código ético y deontológico común.

La educación universitaria en Periodismo no es una mera formalidad, sino un pilar fundamental para la calidad, la ética y la innovación en el ejercicio del Periodismo. En tiempos de desinformación y de pérdida de confianza en los medios, es más necesario que nunca valorar y fortalecer la formación académica en esta disciplina: apostar por ella es hacerlo por un ejercicio profesional –que no oficio– responsable, riguroso y comprometido con la verdad. La profesionalización del Periodismo a través de la educación universitaria contribuye a la valoración social de la profesión periodística y a la construcción de una prensa libre, ética y al servicio de la sociedad y de la democracia.


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