Ucrania: Europa vive su “momento Demóstenes”
Investigadores expertos en temas de seguridad lanzan un llamamiento a los ciudadanos de la Unión y a sus dirigentes para mantener el respaldo político, económico y militar a Kiev
Las señales negativas se acumulan. Mientras las fuerzas ucranias afrontan problemas en el frente, mal equipadas para una larga guerra de desgaste, Rusia aumenta considerablemente su producción de armas, Europa se retrasa en las entregas de municiones prometidas y Estados Unidos, con las elecciones de noviembre a la vista, amenaza con poner fin a su ayuda militar.
En este contexto, algunos piensan que la opción más razonable es presionar a Ucrania para que haga concesiones y ponga fin a la guerra.
Hoy, nosotros, investigadores de think tanks que llevamos muchos años trabajando en la seguridad europea, lanzamos un solemne llamamiento a los ciudadanos de Europa y a sus dirigentes.
Abandonar Ucrania dejaría a Europa tremendamente vulnerable. No volveríamos a la Europa de 2021. Caeríamos en un estado de inseguridad permanente. Europa quedaría profundamente debilitada por la pérdida del baluarte ucranio y por la pérdida de confianza mutua entre los Estados europeos. Y nos enfrentaríamos a un imperio envalentonado por la demostración de que puede fortalecerse mediante la agresión. Sería una vuelta a la Europa de los años treinta.
El abandono no es inevitable. Europa dispone de recursos económicos para hacer frente a Rusia. La medida más urgente consistiría en coordinar una vasta movilización industrial para suministrar más armas y municiones a Ucrania y, en última instancia, producir más que Rusia.
La Unión Europea, en particular, demostró que podía ser eficaz cuando puso en común sus recursos para comprar vacunas contra la covid-19. Para 2021, había firmado contratos por valor de 71.000 millones de euros por 4.600 millones de dosis. Hoy tenemos que seguir este ejemplo. De este modo, Rusia y sus partidarios comprenderán que la Unión también tiene capacidad de resistencia.
Si no hacemos estos esfuerzos de armamento hoy, tendremos que hacerlos mañana y, si Rusia logra sus objetivos en Ucrania, en condiciones mucho más difíciles y amenazadoras.
Y habremos perdido un tiempo precioso.
Si nos comprometemos plenamente a garantizar a los ucranios un futuro europeo, Rusia no podrá con nosotros. La fuerza de Rusia reside en gran medida en nuestra indecisión.
En sus discursos, conocidos como Filípicas, el orador de la Antigüedad, Demóstenes, pedía a los atenienses que no permanecieran pasivos ante el expansionismo del rey Filipo II de Macedonia. Les instaba a apoyar a los atacados por los macedonios y a organizar su resistencia, fabricando armas y movilizando a toda Grecia.
Para Demóstenes, lo que estaba en juego era la supervivencia de la Grecia de las ciudades libres y democráticas. Para nosotros, lo que está en juego es igual de existencial. La supervivencia de una Europa libre y democrática depende de una victoria ucrania.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.