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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cameron, segunda oportunidad

Sunak pone al ex primer ministro al frente de la cartera de Exteriores para dar una imagen de moderación frente a su propia deriva ultra

El nuevo titular de Exteriores del Reino Unido, David Cameron, (en el centro) participa en la reunión del Gabinete, este martes en el 10 Downing Street en Londres.
El nuevo titular de Exteriores del Reino Unido, David Cameron, (en el centro) participa en la reunión del Gabinete, este martes en el 10 Downing Street en Londres.POOL (via REUTERS)
El País

El hombre que introdujo al Reino Unido en el marasmo del Brexit, David Cameron, ha regresado a la primera línea de la política. La decisión de Rishi Sunak de rescatar al ex primer ministro y ponerle al frente de la cartera de Exteriores ha pillado fuera de juego a analistas y rivales, pero el efecto sorpresa ha durado poco.

La interpretación amable de una decisión tan extemporánea sugiere que Downing Street recupera así la senda de la moderación y el centrismo. Con una remodelación del Gobierno a su medida, Sunak ata en corto a la derecha extrema del Partido Conservador y lanza un guiño a los votantes tentados de cambiar su voto para apoyar a los liberales demócratas en unas elecciones generales que deben celebrarse, a más tardar, dentro de un año.

La realidad, sin embargo, desmiente ese voluntarismo. Gran parte de las medidas más aplaudidas por el ala dura de los tories han sido alentadas y respaldadas por el propio Sunak. Es el caso de la mano de hierro con la inmigración irregular o contra la delincuencia. La ya exministra del Interior, Suella Braverman, destituida en esta última crisis de Gobierno, ha sido víctima de sus propios excesos reaccionarios, pero también el chivo expiatorio de un primer ministro que intenta desesperadamente reinventar su imagen ante un panorama electoral en el que las encuestas vaticinan una victoria casi segura de la oposición laborista.

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Sunak quiere presentar ahora una imagen templada y amable que desarme la amenaza de su rival, Keir Starmer, y recupere a los electores desencantados con 13 años de gobiernos conservadores. No parece que Cameron sea la respuesta. Para la nueva base electoral de la derecha británica, y para los nuevos políticos que surgieron durante los años turbulentos del Brexit, el ex primer ministro representa una élite liberal que impulsó una austeridad cruel en los años posteriores a la crisis financiera de 2008 y que, para colmo, siempre se sintió más cómoda en Bruselas que en cualquiera de las ciudades del centro de Inglaterra que votaron por el divorcio con la UE.

Para los votantes conservadores más tradicionalistas del sur de Inglaterra, o de Escocia y Gales, Cameron arrastra el pecado original de un referéndum mal concebido y peor planeado, el del Brexit de 2016, que sumió al Reino Unido en una crisis económica y social de la que no termina de salir. La imagen del ex primer ministro anunciando su dimisión a las puertas de Downing Street nada más perder esa consulta, trasladando el problema a sus sucesores y dando media vuelta con displicencia mientras se alejaba silbando ha quedado grabada en la memoria de muchos británicos. Tanto que Cameron ha sido durante estos últimos años uno de los políticos británicos más detestados. Al intentar darse a sí mismo una nueva oportunidad, Sunak ha acabado dándosela al que menos la merece en la historia reciente del Reino Unido.


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