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elecciones primaria venezuela
Tribuna
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¿Qué más trae para Venezuela el arrollador triunfo de María Corina Machado?

El acto de primarias de la oposición fue un ejercicio de resistencia civil, de desobediencia al autoritarismo y un claro mensaje de que el voto puede ser ese gran instrumento de cambio

María Corina Machado celebra junto a aliados los resultados de las elecciones primarias, en Caracas.
María Corina Machado celebra junto a aliados los resultados de las elecciones primarias, en Caracas.MIGUEL GUTIÉRREZ (EFE)

Maria Corina Machado arrasó en las primarias de la oposición venezolana de este 22 de octubre, con más de 90% de los votos, según un boletín preliminar. Esta es una victoria sin precedentes que excede hasta los pronósticos más optimistas. El triunfo, previsto, por una parte, pero a la vez extraordinario, abre un nuevo capítulo lleno de interrogantes en la búsqueda de una ruta electoral viable en Venezuela. Los testimonios de los votantes mostraron un sólido desafío al sistema autoritario que impera en el país sudamericano. Sin embargo, Machado aún debe luchar para que le levanten la inhabilitación que pesa sobre ella.

La Comisión Nacional de Primaria llegó al día D en medio de dudas, campañas de hostigamiento, censura oficial en medios radioeléctricos y amenazas. Fue un proceso con muchas vulnerabilidades que logró celebrarse no solo como un beneficio colateral de los acuerdos de Barbados, suscritos el 17 de octubre por la opositora Plataforma Unitaria y el Gobierno de Nicolás Maduro; sino también como un trabajo de las organizaciones que se articularon para defender el derecho a elegir de los ciudadanos, quienes respondieron con creces a la convocatoria.

La victoria de Machado es una evidencia de que en este país están cambiando muchas cosas, entre ellas, el mismo enfoque de la hoy triunfadora. Ella, que avaló posiciones extremas, entró por el carril electoral, que parece ser el único camino razonable que la ciudadanía está dispuesto a recorrer. La ventaja abrumadora, no obstante, encierra nuevos retos. Las encuestas habían mostrado que los electores estaban dispuestos a votar por candidatos inhabilitados, sin embargo, esta aclamación abre una gran interrogante: qué ocurrirá, si tal como se ha dejado correr, el Gobierno de Maduro no le permite registrarse en la elección presidencial.

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El resultado, que se dio a conocer en la madrugada del 23 de octubre, luego de que la Comisión de Primaria tuviera que lidiar con un ataque a sus servidores de totalización, parece evidenciar que en Venezuela ha ocurrido un quiebre, por una parte, y por la otra que Machado se ha convertido en un fenómeno político que no puede ser despachado tan fácilmente. De acuerdo con Jesús Seguía, de la firma Datincorp, ella logró capitalizar el descontento nacional y desarrollar una conexión mágica con los electores. “Se convirtió en una candidata que es de cuidado para el Gobierno. Es la única líder política del país que ha logrado agarrar la calle y emocionar a la gente y eso, que es su mayor fortaleza, es también su principal obstáculo porque si la habilitan no queda duda de que arrasaría en una elección presidencial y el Gobierno de Maduro no está preparado para entregar el poder y menos a ella”.

Para Carolina Jiménez, directora de la Oficina de Latinoamérica en Washington, lo que se pone en el tapete en Venezuela es que un proceso electoral presidencial implica respeto de varios derechos fundamentales, como el que tiene toda persona de aspirar a ser elegido para ejercer una función pública, así como el derecho de los ciudadanos a votar por la candidatura de su preferencia. “Una elección libre y justa pasa porque haya esas libertades”, explica.

En los acuerdos de Barbados, el Gobierno de Maduro se comprometió a promover garantías electorales, entre ellas la autorización a todos los candidatos presidenciales y partidos políticos, aunque en el texto del pacto usan coletillas como “siempre que cumplan con los requisitos establecidos para participar en la elección presidencial…”

Machado en su discurso de victoria alejó por los momentos temores sobre la posibilidad de llamar a la abstención o usar otras vías que no sea la electoral para desalojar a Maduro. Eso es un gran logro. Sin embargo, falta que el chavismo gobernante empiece a pensar cómo respetar un proceso electoral en el que su estadía en el poder se vea amenazada. Una vez más, las claves las tienen los ciudadanos. El acto de primarias de la oposición fue un ejercicio de resistencia civil, de desobediencia al autoritarismo y un claro mensaje de que el voto puede ser ese gran instrumento de cambio. El 22 de octubre de 2023 marca otro tiempo en Venezuela. Si todos los actores con poder decisión entienden el mensaje enviado por los electores, el camino puede ser menos traumático

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