Ascenso ultra en Alemania
Las elecciones regionales debilitan el cordón sanitario contra la ultraderecha y la memoria del nazismo
El Gobierno de coalición alemán del canciller Olaf Scholz, integrado por los socialdemócratas, los liberales y los verdes, acaba de recibir un duro revés en las elecciones regionales celebradas este fin de semana en dos länder como Hesse y Baviera, destacados tanto por su peso demográfico —un cuarto del censo— como por ciudades de proyección internacional como Fráncfort y Múnich. Los tres partidos del Ejecutivo han cosechado malos resultados en ambos, especialmente los liberales, que no han obtenido ningún escaño, pero también el SPD, el partido del canciller, y la fuerza de la coalición cuya desautorización por los electores es más relevante. Este solo ha obtenido algo más del 15% y se sitúa como tercera fuerza en Hesse y quinta, con poco más del 8%, en Baviera, superada además en todos los casos por Alternativa por Alemania (AfD), el partido de extrema derecha que ha cimentado su ascenso en el rechazo a la inmigración.
Coincidiendo con la mitad del mandato del Gobierno de Scholz, las elecciones han situado a la derecha, vencedora en ambos länder, en buena posición para recuperar el Ejecutivo de Berlín en las elecciones de 2025. Pero la noticia destacada de la jornada la proporciona la fuerte progresión del voto a la AfD, que acerca al partido del radicalismo xenófobo a los porcentajes obtenidos en el territorio de la desaparecida República Democrática de Alemania donde surgió y creció. Tanto en Hesse como en Baviera AfD se ha situado como segunda fuerza en sufragios, detrás de la CSU y la CDU, los partidos conservadores asociados que ya venían gobernando en ambos Estados federados. Este progreso electoral no se traducirá de momento en la entrada de los ultras en ninguno de los dos gobiernos, pero significa una distribución territorial cada vez más homogénea de un voto de extrema derecha que puede terminar quebrando los cordones sanitarios que le han impedido hasta ahora ocupar el poder regional.
El tono de la campaña electoral de Baviera y los derechizados resultados —que permitirán la repetición de la coalición entre la CDU y el partido regional de los populistas de derechas Freie Wähler (FW) o Votantes Libres— prefiguran la temida eventualidad de una progresiva entrada de los extremistas de derecha en administraciones regionales y el envite finalmente de un gobierno nacional de coalición de derechas con su participación. El líder de FW, Hubert Aiwanger, tuvo que pedir disculpas por la posesión de un panfleto abiertamente antisemita, probablemente escrito de su mano en su adolescencia, un incidente que en nada perturbó las buenas expectativas de la formación a pesar de que levanta los peores fantasmas de la historia de Alemania.
Sumando los votos de FW con los de AfD, el voto populista de derechas se incrementa en Baviera más de ocho puntos y supera el 30%. Dada su proximidad a AfD y su experiencia de gobierno regional, Freie Wähler es la formación que puede convertirse en el rompehielos capaz de quebrar el bloque de contención de la extrema derecha. Con un estímulo añadido: el salto al Bundestag que le plantean los buenos resultados regionales. Los sondeos otorgan actualmente a la AfD una expectativa de voto del 20% en las generales, un porcentaje que duplica el obtenido en las elecciones de 2021. Si algo han demostrado la campaña electoral y los resultados de Baviera es que la sensibilidad frente a la ideología nazi es cada vez más débil para una parte del electorado, una circunstancia de por sí preocupante en el contexto de la disputa por el voto xenófobo entre la derecha moderada y la extrema derecha.
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