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Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los abusos sexuales en las familias

Los lectores escriben sobre las consecuencias psicológicas del incesto, la asunción de responsabilidades, la lenta asignación de las plazas de profesores y la jubilación

Insomnia Sleep Quality
Una mujer permanece despierta y sentada en su cama mientras otra persona duerme.Claudio Álvarez

El impacto de años de incesto, los abusos sexuales intrafamiliares —pese a que son los más dados, siguen siendo un tabú—, es devastador. Estos abusos me dejaron cicatrices psicológicas profundas. Como superviviente, tengo trastorno de estrés postraumático, manifestado en pesadillas, miedo a recrear escenas y flashbacks. Además, he desarrollado un trastorno bipolar, con cambios extremos del ánimo, y trastorno límite de la personalidad, que afecta a mis relaciones sociales, para conmigo misma y de identidad. El proceso de recuperación es arduo y requiere apoyo profesional continuado, no cada tres o seis meses. Creo esencial crear conciencia sobre la prevención del abuso infantil intrafamiliar y brindar recursos para sanar a quienes han sobrevivido estos episodios reconociendo la necesidad de que haya más profesionales, educación sexual desde pequeños y que niños y niñas sepamos cuándo decir no.

Andrea Valín Buján. Madrid

¿Todo permitido?

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Asistimos hoy a un erial de responsabilidades, a un público que se desentiende de las consecuencias de sus actos. La noción de que somos responsables de todo lo que hacemos o decimos es incómoda, pero es cierta e incluso necesaria para aquellos momentos en que no comprendemos nuestro mundo: nos ancla a la tierra, nos une a los otros, permite intercambios honestos, articular trascendencias. Desconozco cuál era el espíritu hace 30 años, pero me cuesta imaginar un tiempo donde el todo está permitido de los Karamázov resonara más fuerte. ¿Cuándo comenzó el engaño de que existimos para nuestra propia felicidad?

Inés Oliveira Amat. Madrid

10 minutos

A las ocho de la mañana entro en clase. Por algún motivo, hoy tengo la esperanza de que esta vez mis alumnos sí estarán sentados y en silencio. No es así. En parte porque aún no estoy trabajando. La Consejería de Educación de Canarias sigue sin realizar todos los nombramientos que debería. Las clases comenzaron hace unas semanas. Hace dos días, una compañera de profesión fue nombrada a curso completo para cubrir una plaza vacía. Espero que el ritmo de nombramientos se acelere. Por suerte, soy profesor y los alumnos suelen tardar 10 minutos en callarse, son adolescentes. Peor suerte tiene Francina Armengol. 10 minutos no son suficientes para que los diputados sepan que sentarse y estar callado mientras alguien está en el uso de la palabra no son suficientes.

Armando Javier Álamo. Las Palmas de Gran Canaria

Jubilación

Me he jubilado tras 42 años de trabajo y soy feliz. Es una felicidad distinta de la que manifiestan los instagramers e influencers de las redes sociales. Es la felicidad de levantarse y ver el amanecer con la compañía de un perro joven e inquieto que manifiesta en sus ojos y gestos una entrega total a su amigo: no hay mejor despertar ni amanecer. En mis horas bajas, sus carreras por los prados, su curiosidad por todo y las carantoñas que me realiza me hacen olvidar los pequeños problemas. Ha anochecido y está dormido sobre mis zapatillas. Pues eso, que soy feliz.

José Ramón Iribar Argote. San Sebastián

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