Hagan juego
Ahora Sánchez ha planteado las próximas elecciones generales como un todo o nada, propio de una partida caliente de naipes en la cantina. Tiene el caballo en la puerta
Fernando Fernán Gómez solía decir de José María Aznar: “Si se pone serio, parece que esté cabreado; si se ríe resulta cómico. Yo no lo pondría de galán en una película”. Por otra parte, Mariano Rajoy da la sensación de que en cualquier excursión siempre llevaría la sandía. En cambio, Pedro Sánchez, allí adónde va, parece que acaba de bajarse del caballo, dispuesto a llevarse a la chica, como se hacía en las películas del Oeste. La primera vez fue cuando, arrojado por la ventana de Ferraz a las tinieblas exteriores, buscó su apoyo en la base del partido y volvió a la sede caracoleando sobre una jaca torda para tomar el mando. Desde entonces algunos socialistas de la vieja guardia le muestran una inquina abierta. No le importa. La segunda vez fue cuando le arrebató el Gobierno a la derecha con una moción de censura parecida a una jugada de póquer en la que retó a Mariano Rajoy adornándose con un envite de jugador profesional: “Y si dimite, retiro lo dicho”. Toda la derecha en bloque le odia, cosa lógica, pero ha logrado sacar la carreta en medio de una pandemia, de un volcán, de una guerra en el corazón de Europa, coaligado con una izquierda radical que ha tratado de segarle la hierba bajo los pies, apoyado por unos partidos independentistas sacamantecas. Siempre se ha comportado sabiendo por instinto que en política lo primero es tener la suerte de cara, como sucede en la vida. Su irrupción en la política ha tenido un aire cinematográfico, en ella Sánchez ha reclamado todo el papel, potenciado por su físico que muchos no le perdonan. Si eres al que de lejos más ven, eso llevas ganado. Ahora ha planteado las próximas elecciones generales como un todo o nada, propio de una partida caliente de naipes en la cantina. Tiene el caballo en la puerta. Queda por ver si se llevará en la grupa por tercera vez a la hija rubia del granjero. Hagan juego.
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